miércoles
01 Octubre 2014
Santa
Teresa del Niño Jesús
SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS
1873-1897
La santa más popular de los tiempos modernos y también la menos vistosa; arropada incluso por una piedad llena de bonísimas intenciones, la fuerza interior de esta alma ha impresionado a los contemporáneos.
Sólo la fuerza interior, porque de puertas para afuera, una más en el Carmelo normando de Lisieux: callada, obediente, gris, débil de cuerpo, , que ni siquiera gozaba de buena reputación entre sus compañeras y sus superiores.
Nunca hizo nada extraordinario, nunca se movió de su sitio, un convento cualquiera en un rincón de provincias; las estadísticas se estrellan en su figura, aquí no hay nada que contar, nada periodístico, llamativo, brillante.
Se limitó a seguir lo que ella llamaba el caminito, «la petite voie».
Adorar, rezar, sufrir, trabajar, obedecer, encomendar. Su reino pertenece a lo invisible, a lo sobrenatural, y murió ignorada de todos.
La gran santa de los últimos siglos vivió de espaldas al relumbrón de la modernidad, conjurando con su entrega silenciosa el estruendo diabólico que nos rodea.
Sólo después de su muerte su libro, Historia de un alma, y sus milagros la hicieron famosa, y la Iglesia la ha hecho patrona de las misiones.
Asombroso patronazgo suyo, al menos a primera vista; la pobre monjita de Lisieux patrona de la actividad misionera, motor de la evangelización, ella, de horizontes humanos tan cortos, sin medios, sin dinero, sin salud. Sólo poniéndose en manos de Dios para todo y no conformándose con menos.
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SANTA TERESA DE JESUS JONET, Virgen Fundadora del Instituto de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados.
Santa Teresa nació el 9 de enero de 1843, en Lérida, Cataluña. Deseaba ingresar en la vida religiosa y solicitó su admisión con las clarisas de Briviesca, cerca de Burgos, pero no pudo profesar a causa de la legislación en vigor. Se dedicó entonces a la enseñanza y se hizo terciaria carmelita.
En 1872, fundó la primera casa en Barbastro, destinada a recoger ancianos sin familia y sin medios de subsistencia. El 27 de enero de 1873, tomó el hábito y fue nombrada superiora.
Para poder recibir a más ancianos, compró el antiguo convento de los agustinos. Esta casa se convirtió más tarde, en la casa madre de la congregación de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados. Fue aprobada por la Santa Sede en 1887, y hasta ese año contaba ya con 58 filiales.
Santa Teresa aprendió con las terciarias carmelitas la devoción a la Santísima Virgen y con las clarisas el amor a los pobres; en los ejercicios de San Ignacio, el ardiente deseo de identificar constantemente sus sentimientos a la voluntad divina.
La santa solía decir: "No hay nada pequeño cuando se trata de la gloria de Dios".
Murió el 26 de agosto de 1897. Pío XII la beatificó el 27 de abril de 1958.
La santa más popular de los tiempos modernos y también la menos vistosa; arropada incluso por una piedad llena de bonísimas intenciones, la fuerza interior de esta alma ha impresionado a los contemporáneos.
Sólo la fuerza interior, porque de puertas para afuera, una más en el Carmelo normando de Lisieux: callada, obediente, gris, débil de cuerpo, , que ni siquiera gozaba de buena reputación entre sus compañeras y sus superiores.
Nunca hizo nada extraordinario, nunca se movió de su sitio, un convento cualquiera en un rincón de provincias; las estadísticas se estrellan en su figura, aquí no hay nada que contar, nada periodístico, llamativo, brillante.
Se limitó a seguir lo que ella llamaba el caminito, «la petite voie».
Adorar, rezar, sufrir, trabajar, obedecer, encomendar. Su reino pertenece a lo invisible, a lo sobrenatural, y murió ignorada de todos.
La gran santa de los últimos siglos vivió de espaldas al relumbrón de la modernidad, conjurando con su entrega silenciosa el estruendo diabólico que nos rodea.
Sólo después de su muerte su libro, Historia de un alma, y sus milagros la hicieron famosa, y la Iglesia la ha hecho patrona de las misiones.
Asombroso patronazgo suyo, al menos a primera vista; la pobre monjita de Lisieux patrona de la actividad misionera, motor de la evangelización, ella, de horizontes humanos tan cortos, sin medios, sin dinero, sin salud. Sólo poniéndose en manos de Dios para todo y no conformándose con menos.
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SANTA TERESA DE JESUS JONET, Virgen Fundadora del Instituto de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados.
Santa Teresa nació el 9 de enero de 1843, en Lérida, Cataluña. Deseaba ingresar en la vida religiosa y solicitó su admisión con las clarisas de Briviesca, cerca de Burgos, pero no pudo profesar a causa de la legislación en vigor. Se dedicó entonces a la enseñanza y se hizo terciaria carmelita.
En 1872, fundó la primera casa en Barbastro, destinada a recoger ancianos sin familia y sin medios de subsistencia. El 27 de enero de 1873, tomó el hábito y fue nombrada superiora.
Para poder recibir a más ancianos, compró el antiguo convento de los agustinos. Esta casa se convirtió más tarde, en la casa madre de la congregación de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados. Fue aprobada por la Santa Sede en 1887, y hasta ese año contaba ya con 58 filiales.
Santa Teresa aprendió con las terciarias carmelitas la devoción a la Santísima Virgen y con las clarisas el amor a los pobres; en los ejercicios de San Ignacio, el ardiente deseo de identificar constantemente sus sentimientos a la voluntad divina.
La santa solía decir: "No hay nada pequeño cuando se trata de la gloria de Dios".
Murió el 26 de agosto de 1897. Pío XII la beatificó el 27 de abril de 1958.
Himno
Nos apremia el amor, vírgenes santas,
Vosotras, que seguisteis su camino,
Guiadnos por las sendas de las almas
Que hicieron de su amor amar divino.
Esperasteis en vela a vuestro Esposo
En la noche fugaz de vuestra vida,
Cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
Fue contemplar su gloria sin medida.
Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente
Que mantuvo la llama en la tardanza,
Vuestra antorcha encendida ansiosamente
Ha colmado de luz vuestra esperanza.
Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
Con la Iglesia de Dios ha celebrado,
No dejéis que se apague nuestro fuego
En la pereza y el sueño del pecado.
Demos gracias a Dios y, humildemente,
Pidamos al Señor que su llamada
Nos encuentre en vigilia permanente,
Despiertos en la fe y en veste blanca.
Amén
Dios y Padre Nuestro, que abres las puertas de tu reino a los pequeños y humildes, haz que sigamos confiadamente el camino de sencillez que siguió Santa Teresa del Niño Jesús, para que, por su intercesión, también nosotros lleguemos a descubrir aquella gloria que permanece escondida a los sabios y prudentes según el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Oración a Santa Teresa de Jesús Jonet
Escucha, Señor, nuestras plegarias y concede a los que celebramos la virtud de Santa Teresa de Jesús Jonet, virgen, crecer siempre en tu amor y perseverar en él hasta el fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
, ¡oh Verbo eterno!
Ni una piedra tuviste ni un abrigo,
ni tan siquiera el nido que los pájaros tienen...
Ven, ¡oh Jesús!, a mí, reclina tu cabeza,
ven..., para recibirte tengo dispuesta el alma.
Sobre mi corazón
descansa, Amado mío,
¡mi corazón es tuyo!
oooooooooooooo
miércoles
01 Octubre 2014
San Luis Versiglia
Este mártir salesiano
nació en Oliva Gessi (Pavía, Italia) el 5 de
junio de 1873. Cuando a sus 12 años llegó al Oratorio de Valdocco, en Turín, regido por Don
Bosco, para estudiar allí y cumplir su sueño de convertirse en veterinario, era
un muchacho educado, sociable, ingenioso y muy sensible. En los dos años y
medio que pasó al lado del fundador de los salesianos, que fue su director
espiritual, cambió de parecer. Simplemente con ver su forma de vida, se
trocaron sus previsiones de futuro que no estaban encaminadas a la vida
religiosa. Además, le cupo el honor de pronunciar el discurso de felicitación
el día de su onomástica, la última que Don Bosco celebró en la tierra. Éste
murió el 31 de enero de 1888. Un año antes, se dirigió a Luis con estas
palabras: «Ven a verme, tengo algo que decirte». Pero ya no hubo
ocasión de llevar a cabo este encuentro. El 11 de marzo de ese mismo año Luis
sintió latir en su corazón el ardor misionero cuando vio cómo se imponía el
crucifijo a siete salesianos en la Basílica de María Auxiliadora que se disponían
a partir a sus destinos. Y siguió los pasos de su fundador. Definitivamente
abandonaba la idea de ser veterinario. Hizo el noviciado en Foglizzo, y profesó a los 16 años.
Luego, estudió con ahínco en la universidad Gregoriana de Roma y no dejó de dar
testimonio de su fe a los jóvenes que hallaba al paso en el Oratorio del
Sagrado Corazón; tenía como modelo a Don Bosco. En 1893 obtuvo brillantemente
el grado de doctor en filosofía en una edad espléndida, apenas rebasando la
veintena. Mientras impartía clases a los novicios en Foglizzo Canavese (Turín) se empleaba a
conciencia en el estudio de las disciplinas que le encaminarían al sacerdocio,
sacramento que recibió en 1895.
Su anhelo era partir a
misiones. Y, desde luego, iría, como él deseaba, pero no en esos momentos. El
P. Miguel Rúa, sucesor de Don Bosco, había visto sus cualidades, y ya tenía
para él otra responsabilidad. Pasó por alto su juventud, y lo nombró director y
maestro de novicios en Genzano, un centro que él acababa
de crear. Acertó de pleno, porque realmente Luís era un gran formador, como
demostró en los nueve años que estuvo al frente de la casa. Como su afán
misionero se mantuvo intacto, aprovechó ese tiempo para aprender idiomas, herramienta
conveniente para quien se muestra dispuesto a viajar a tierras lejanas para
evangelizar, que era su caso. El momento añorado llegó en enero de 1906. Su
nuevo destino: China. Tenía entonces la mítica edad de 33 años, y su corazón
rebosaba de júbilo. Iba al frente de esa primera expedición de salesianos que
salía rumbo a este país asiático.
Al llegar a Macao pronto se
convirtió en el «padre de los huérfanos», aquellos 55 niños del orfanato que el
obispo puso en manos de estos misioneros, centro dirigido espiritualmente por
Luis y en el que dejó su impronta apostólica. Las tensiones político-sociales
se desencadenaron cuatro años más tarde, y con ellas el anticlericalismo de
origen portugués que tocaba de lleno a los territorios que dependían del Estado
luso. Eso conllevó la expulsión de los salesianos que tuvieron que partir a
Hong Kong. Allí, y a instancias del prelado, se hicieron cargo de otro orfanato
en medio de la desbordante alegría de los ciudadanos de Heung Chow. Lamentablemente, un
monzón arrasó su casa y desplazó a los religiosos a Shek Ki. Desde 1912 a 1920 Luis
dirigió sabiamente la misión. Se abrieron nuevas residencias y pudieron atender
las fundaciones de Macao y de Río de Perlas. Creativo y lleno de proyectos para
mejorar la vida de la gente, creó una escuela de comercio y diversos talleres,
que revertieron en una mayor expansión.
En 1920 fue designado
obispo de Schiu Chow. El instante no podía ser
más comprometedor ya que, lejos de disiparse los atentados contra la fe
católica, arreciaban. Nada de ello detuvo al santo. Siguió impulsando escuelas,
seminarios, casas de formación, orfanatos, residencias de ancianos, catequizando
a tiempo y a destiempo. Cercano, fraterno, con un marcado espíritu paternal
tutelaba la vida de sus hermanos y no demandaba de ellos esfuerzos que él no
hubiera realizado antes. La mortificación entraba dentro de un itinerario
espiritual bendecido con numerosos frutos apostólicos. María Auxiliadora
alumbraba su quehacer. «Sin Ella, había dicho, los salesianos no somos nada». En los diez años
siguientes que mediaron hasta su martirio, se habían producido gravísimos
altercados contra los misioneros. Manifiestos, amenazas, insultos…, hasta
llegar a arrasar Iglesias y misiones. El 24 de febrero de 1930 Luis partía
hacia Linchow con otro salesiano, el P.
Calixto Caravario, y tres alumnas
salesianas. Fueron apresados y atados, conduciéndoles a un bosque de bambú
mientras les hacían objeto de linchamiento físico y verbal. Querían destruir la
Iglesia y forzar a las jóvenes. Los dos sacerdotes, decididos a dar su vida,
intentaron proteger a las jóvenes. Pero los violentos terminaron con ellos,
fusilándolos allí mismo. Previamente pudieron orar hincados de rodillas y
confesarse entre sí. Y antes con su valentía habían dejado estupefactos a los
captores. Acostumbrados a ver retratado el terror a la muerte en las pupilas de
los condenados, detectaron en los misioneros el gozo de la ofrenda suprema a
Dios: la de su propia vida. En 1976, Pablo VI declaró mártires de la Iglesia a
estos misioneros. Fueron beatificados por Juan Pablo II el 15 de mayo de 1983.
Él mismo los canonizó el 1 de octubre de 2000.
oooooooooooooooooooooooooooooo
miércoles
01 Octubre 2014
San Versiglia Caravario
Nacido en Oliva Gessi (Pavía), el 5 de junio de 1873 murió en Linchow, China, el 25 de febrero de 1930), fue un prelado salesiano italiano, martirizado en China.
Marcha de su pueblo, Oliva Gessi el 16 de septiembre de 1885 a Turín para estudiar con los salesianos de Don Bosco con la intención de ingresar en la universidad en un futuro para ser veterinario. Permanece junto a Don Bosco por dos años y medio, se confiesa con él y tiene el honor de leerle un discurso de su felicitación el día de su útima onomástica.
Pocos días después de la muerte de Juan Bosco, el 11 de marzo de 1888, Luis asiste en la Basílica de María Auxiliadora la imposición del crucifijo a los siete misioneros que partían a las misiones. Es aquí cuando decide renunciar a su carrera de veterinario y convertirse en salesiano para ser misionero en un futuro. Entra en el noviciado de Foglizzo ese mismo año, es enviado poco después a la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma a estudiar filosofía, también realiza una intensa actividad pastoral en el oratorio del Sagrado Corazón. Se licencia en 1893 y regresa a Foglizzo como asistente y profesor de novicios. El 21 de diciembre de 1895 recibe la ordenación sacerdotal.
Miguel Rua, primer sucesor de Don Bosco, decide abrir un noviciado en Genzano, cerca de Roma y decide que Luis Versiglia sea el director y maestro del nuevo noviciado. A pesar de no estar muy conforme con su nuevo cargo, Luis aceptó y permaneció nueve años en Genzano.
En 1905, Luis estudia idiomas para poder ir de misionero. El 19 de enero de 1906, sale de Italia la primera expedición de misioneros salesianos a China capitaneada por él. El obispo de Macao los acoge calurosamente y los pone al frente de un orfanato que albergará un máximo de 55 muchachos. En 1910, cuando el obispo los traslada a una residencia mayot como agradecimiento a su trabajo, estalla una revolución que provoca la imposición de una dictadura anticlerical en Portugal y sus territorios de ultramar. Las autoridades de Macao no comprenden, porque deben expulsar a los salesiano, pero el 29 de noviembre llega la orden de expulsión y los salesianos se trasladan a Hong Kong.
La diócesis de Macao, no solo comprendía la colonia portuguesa sino también una extensa región del interior de China. El obispo de Macao confía de nuevo a los salesianos un orfanato den el distrito de Heung Shan. Los salesianos llegana a la capital, Heung Chow el 8 de mayo de 1911 donde son recibidos por una gran muchedumbre y con fiestas. El 10 de octubre, el monzón destruye la residencia de Heung Chow y los salesianos de Luis Versiglia se dirigen esta vez a Shek Ki.
En 1912, de Europa llegan nuevos refuerzos y Luis Versiglia decide distribuir a sus hombres en cuatro residencias misioneras. Luis divide su tiempo ente Macao y la misión del Rio de Perlas. En 1915, Luis construye en Macao una obra de mayor dimensión, talleres modernos y una escuela de comercio. En 1918 los salesianos empiezan a trabajar en los ditritos más septentrionales de Kwan Tung, por lo que el padre Luis ve triplicado su trabajo.
En 1920 el territorio misionero salesiano es elevado a Vicariato Apostólico, del que Luis Versigglia es elevado a primer obispo el 9 de enero de 1921. En 1922, monseñor Versiglia hace una visita a Italia, donde Calixto Caravario se le ofrece para ayudarle en su labor misionera en China.
En el verano 1926, empiezan quejas en contra del cristianismo y los extranjeros en Shiw Chow. Al año sigueinte cuelgan en la escuela Don Bosco dos manifiestos en tela en los que se invita a los alumnos a dejar la escuela cristiana y con insultos hacia los extranjeros. El 13 de diciembre de 1927, las protestas se radicalizan con el incendio de todas las iglesias y misiones de Shiw Chow. En los años siguientes el ambiente es cada vez más hóstil y complicado.
El 24 de febrero de 1930 parte con el padre Calixto Caravario y tres alumnas de las salesianas, a Linchow, para hacer obras misioneras en la misión salesiana de dicho pueblo. Al día siguiente durante el viaje son apresados por unos piratas que exigen el pago de un peaje. El padre Caravario y monseñor Versiglia intentan proteger a las jóvenes que viajan con ellos para que los piratas no se aprovechen de ellas. Los piratas fusilan a los dos salesianos y capturan a las chicas.
Los restos mortales de monseñor Versiglia de igual forma que los del Padre Caravario, fueron repatriados a Italia.
En 1976, el papa Pablo VI decreta a Luis Versiglia y a Calixto Caravario mártires de la Iglesia. Fueron beatificados el 15 de mayo de 1983 por el Papa Juan Pablo II y canonizados el 1 de octubre de 2000.
Oremos
Porque has guardado la palabra de mi constancia, yo también te guardaré en la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero, para probar a los habitantes de la tierra. Llegaré pronto: sostén lo que tengas, para que nadie te quite tu corona. Al que venza lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya nunca saldrá fuera, y sobre él esciribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, que baja del cielo desde mi DIos, y mi nombre nuevo. Ap. 3, 10-12
Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al Mártir San Luis Versiglia para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día de su victoria, con tu protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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