•sábado 18 Octubre 2014
•San
Pedro de Alcántara
Vio la luz hacia 1499 en Alcántara, Cáceres, noble tierra extremeña, cuna de conquistadores. Y habría de emularlos siguiendo los pasos de su santo fundador, Francisco de Asís, arrebatando con sus extraordinarias mortificaciones y disciplinas incontables conversiones. Estaba dotado de una memoria prodigiosa, excepcional inteligencia, y una voluntad invencible, todo lo cual puesto a los pies de Cristo, como hizo él, no podía por menos que revertir en una cascada de bendiciones. Fue un hombre de gran finura de trato, con una potencia taumatúrgica excepcional. El magnetismo de su virtud se desbordaba a su paso inundando los corazones de quienes le escuchaban.
•Su
padre, gobernador de Alcántara, se ocupó de que recibiese esmerada educación en
Salamanca. Allí estudió filosofía y derecho. Rozaba el umbral de la juventud y
ya cursaba leyes. De hecho al cumplir los 16 años, había aprobado el primer
curso. Espiritualmente sabía lo que quería. Pero el seguimiento tiene siempre
un coste: el completo abandono en las manos de Dios. Y cuando se posa en el
alma la invitación del Altísimo, ésta puede debatirse entre el temblor de un
amor incomparable que le desborda, y la luz aparentemente inextinguible de un
mundo que no termina de desvanecerse pugnando por cegarla. En ese estío Pedro
se debatía entre dos clásicos caminos, incompatibles entre sí: el mundo y Dios,
y tuvo que hacer frente a un abanico de tentaciones que iban y venían sin darle
respiro. En esas se encontraba, sosteniendo con firmeza las bridas de la fe,
cuando fue en pos de unos religiosos franciscanos descalzos que pasaban por su
localidad natal y a los que vio transitar delante de su propia casa. No tuvo
que salir a buscarlos siquiera; los tuvo a la mano. Tampoco consultó a sus
progenitores; al verlos los siguió, escapándose con ellos.
•Profesó
en 1515 en el convento de Majarretes, colindante a la localidad de Valencia de Alcántara, cercana
a Portugal. La infancia del santo se había caracterizado por su piedad y
caridad encarnadas en una oración continua. El convento era un paraíso para
alguien como él que iba a penetrar en los anales de la ascética por su celo en
conquistar la santidad sin ahorrar sacrificios. Allí pudo dar rienda suelta a
su ardiente amor por la Santísima Trinidad y su tierna devoción por María.
Sintiéndose arrebatado, y ya signado por favores sobrenaturales, vivía
exclusivamente para Dios, ajeno, podría decirse, a toda necesidad y
particularidades de este mundo. Todo ello aderezado por sus mortificaciones y
durísimas penitencias, que a muchos podrían parecerles inauditas. En su
inmolación amorosa llegó un momento en que perdió el sentido del gusto, la
tierra era su lecho, un clavo en la pared su almohada, las noches una vigilia
de oración, etc. Fue portero, barrendero, cocinero y hortelano. La cocina le
dio algunos sinsabores porque se distraía y le reconvenían por ello. Nombrado
superior de varios conventos desempeñó esta misión ejemplarmente.
•Como
predicador no tenía precio. Quienes le oían (buscaba que el auditorio fuese de
gente pobre) se convertían, sintiendo que sus palabras procedían directamente
del cielo. Era aclamado por obispos, reyes y plebeyos. Buscando la soledad de
la oración, fue a Lapa donde escribió un texto sobre la misma. En 1556 en El
Pedroso reformó la Orden de «estricta observancia» que fue aprobada por el
papa. En 1560 conoció a Teresa de Jesús y la ayudó espiritualmente con su
claridad y experiencia para que pudiese dilucidar el trasfondo de las visiones
que tenía, poniéndola en contacto, además, con expertos y virtuosos confesores.
Su apoyo fue decisivo para que ella pudiera llevar a cabo la reforma
carmelitana.
•Teresa
hizo este impactante retrato de él, que tanto conmueve, máxime cuando procede
de la autoridad de una santa como ella: «Me dijo que en los
últimos años no había dormido sino unas poquísimas horas cada noche. Que al
principio su mayor mortificación consistía en vencer el sueño, por lo cual
tenía que pasar la noche de rodillas o de pie. Que en estos 40 años jamás se
cubrió la cabeza en los viajes aunque el sol o la lluvia fueran muy fuertes.
Siempre iba descalzo y su único vestido era un túnica de tela muy ordinaria. Me
dijo que cuando el frío era muy intenso, entonces se quitaba el manto y abría
la puerta y la ventana de su habitación, para que luego al cerrarlas y ponerse
otra vez el manto lograra sentir un poquito más de calor. Estaba acostumbrado a
comer solo cada tres días y se extrañó de que yo me maravillase por eso, pues
decía, que eso era cuestión de acostumbrarse uno a no comer. Un compañero suyo
me contó que a veces pasaba una semana sin comer, y esto sucedía cuando le
llegaban los éxtasis y los días de oración más profunda pues entonces sus
sentidos no se daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Cuando yo lo
conocí ya era muy viejo y su cuerpo estaba tan flaco que parecía más bien hecho
de raíces y de cortezas de árbol, que de carne. Era un hombre muy amable, pero
solo hablaba cuando le preguntaban algo. Respondía con pocas palabras, pero
valía la pena oírlo, porque lo que decía hacía mucho bien…».
•Murió
el 18 de octubre de 1562 en Arenas de San Pedro, Ávila. Hizo muchos milagros.
Se apareció varias veces a Teresa que reconoció haber obtenido por medio de él,
cuando se hallaba en la gloria, «enormes favores de Dios». En una de esa
ocasiones le confió: «Felices sufrimientos y penitencias en la
tierra, que me consiguieron tan grandes premios en el cielo». Gregorio XV lo
beatificó el 18 de abril de 1622. Clemente IX lo canonizó el 28 de abril de
1669.
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•sábado 18 Octubre 2014
•San
Carlos Garnier
(París, 25 de mayo de 1606 - Misión de Sta. María, 7 de diciembre de 1649) Santo y mártir jesuita.
•Su
padre fue secretario del rey de Francia Enrique III. Su familia fue muy católica,su hermano Enrique fue carmelita;José, capuchino; y Antonio,
diocesano. Estudió en el Colegio de Clermont, principal colegio jesuita
de Francia, en el cual perteneció a la Congregación Mariana de alumnos
mayores. Ingresó a la Compañía de Jesús a los 18 años en 1624.
Estudió en el Colegio de Clermont filosofía y teología. Hizo sus votos en 1626.
Fue destacado en 1629 al Colegio de Eu en laNormandía donde conoció a Juan de Brébeuf, fundador de la Misión de
los hurones. En 1636 parte hacia el Canadá.
•Cuando
llega donde los hurones se produce una lluvia muy fuerte por lo que fue llamado
por ellos "Uracha" que significa
"creador de lluvias". En 1639 va a la misión de los petuns. Establece la Misión de
Santa María entre los hurones y trabaja entre los petuns con Isaac Jogues. En 1642 se establece en
la Misión de San José, en la aldea hurona de Teahaustayé. El 30 de agosto de 1645
hace la profesión del cuarto voto en la capilla de la Misión de Santa María de
manos del padre superior Jerónimo Lalement. En 1646 va donde los sachents. Es victimado por los iroqueses en la Misión de santa María
de los hurones.
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