martes, 14 de octubre de 2014

San Calixto I___ Y OTROS....14_martes

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martes 14 Octubre 2014
San Calixto I



San Calixto I, papa mártir
San Calixto I, papa y mártir, que siendo diácono, después de un destierro en la isla de Cerdeña, tuvo a su cuidado el cementerio de la vía Apia que lleva su nombre, donde dejó para la posteridad las memorias de mártires. Elegido luego papa, promovió la recta doctrina y reconcilió benignamente a los apóstatas, para terminar su intenso pontificado con la gloria del martirio. En este día se conmemora su sepultura en el cementerio de Calepodio, en la vía Aurelia, en Roma.
Es lastima que casi todas las noticias que poseemos sobre San Calixto I procedan de un autor hostil. Según la narración de san Hipólito, Calixto era un esclavo. Su amo, un cristiano llamado Carpóforo, le confió la administración de un banco, y el joven perdió el dinero que habían depositado en él los cristianos. Seguramente la pérdida no se debió a un robo, pues Hipólito no hubiera dejado de decírnoslo. Como quiera que fuese, Calixto huyó de Roma; pero se le capturó en Porto, donde se arrojó al mar para escapar de sus perseguidores. Los jueces le condenaron a sufrir la pena del molino, que era una de las más crueles torturas que se imponían a los esclavos; sin embargo, sus acreedores lograron alcanzarle la libertad, con la esperanza de recuperar así una parte de su dinero. Poco después, Calixto fue arrestado nuevamente por causar desórdenes en una sinagoga; la verdad era que Calixto había ido a la sinagoga a importunar a los judíos para que le pagasen el dinero que le debían. Los jueces le sentenciaron en esta ocasión a trabajos forzados en las minas de Cerdeña. Más tarde, todos los cristianos que trabajaban en las minas fueron puestos en libertad gracias a la intercesión de Marcia, una de las amantes del emperador Cómodo. Sin duda que esta narración no carece de fundamento histórico, pero hay que reconocer que Hipólito presenta los hechos en la peor forma posible, ya que, por ejemplo, afirma que cuando Calixto se arrojó al mar en Porto, tenía intenciones de suicidarse.

Cuando san Ceferino ascendió al pontificado, hacia el año 199, nombró a Calixto superintendente del cementerio cristiano de la Vía Apia, que se llama actualmente cementerio de San Calixto. En una cripta especial de dicho cementerio, conocida con el nombre de cripta papal, fueron sepultados todos los papas, desde Ceferino hasta Eutiquiano, excepto Cornelio y Calixto I. Se dice que san Calixto ensanchó el cementerio y suprimió los terrenos privados; probablemente fue esa la primera propiedad que poseyó la Iglesia. La certidumbre de la resurrección de la carne movió a los santos de todas las épocas a tratar con respeto los cadáveres. En este aspecto, los primeros cristianos eran extraordinariamente cuidadosos. Juliano el Apóstata, en su carta a un sacerdote pagano, afirmaba que, a su parecer, los cristianos habían ganado terreno por tres motivos: «Su bondad y caridad con los extraños, la diligencia que ponen en dar sepultura a los muertos y la dignidad de sus pompas fúnebres». Pero debe hacerse notar que los ritos fúnebres de los cristianos no eran ni de lejos tan pomposos como los de los paganos; en lo que los aventajaban claramente era en la gravedad y en el respeto religioso, y ello procedía de la fe profunda en la resurrección de los muertos.

San Calixto fue ordenado diácono por san Ceferino y llegó a ser su íntimo amigo y consejero, y a la muerte de éste, san Calixto fue elegido por la mayoría del pueblo y el clero de Roma para sucederle. San Hipólito, que era el candidato de un partido, atacó violentamente al nuevo Pontífice por motivos doctrinales y disciplinarios, en particular porque Calixto I, basándose expresamente en el poder pontificio de atar y desatar, admitió a la comunión a los asesinos, adúlteros y fornicadores que habían hecho penitencia pública. Los rigoristas, encabezados por san Hipólito, se quejaban de que san Calixto hubiese determinado que el hecho de cometer un pecado mortal no era razón suficiente para deponer a un obispo; que hubiese admitido a las órdenes a quienes se habían casado dos o tres veces y que hubiese reconocido la legitimidad de los matrimonios entre las mujeres libres y los esclavos, lo cual estaba prohibido por la ley civil. Hipólito llama hereje a san Calixto por haber procedido así en esos puntos de disciplina, pero no ataca la integridad personal del Pontífice. Así lo acusa san Hipólito en su Philosophoúmena: «El impostor Calixto ... lo primero que inventó fue autorizar a los seres humanos a entregarse a los placeres sensuales. Les dijo, en efecto, que todos recibirían de él el perdón de sus pecados. Si algún cristiano se ha dejado seducir por otro, si lleva el título de cristiano y cometiera cualquier transgresión, dicen que el pecado no se le imputa con tal que se apresure a adherirse a la escuela de Calixto. Y muchas son las personas que se han beneficiado de esta disposición, sintiéndose agobiadas bajo el peso de su conciencia y habiendo sido rechazadas por muchas sectas...» Como se ve, no faltaba munición gruesa.

De hecho, Calixto tuvo el «privilegio» de ser el primer Papa al que se le opuso un antipapa, precisamente este Hipólito, que se coronó papa, y siguió persistiendo en su cisma durante dos pontificados más, aunque finalmente se reconcilió luego con la Iglesia y murió mártir. En realidad, san Calixto condenó al heresiarca Sabelio, siendo así que san Hipólito le acusaba de practicar una forma velada de sabelianismo. San Calixto fue un gran defensor de la sana doctrina y de la disciplina. Chapman llega incluso a decir que, si tuviésemos más datos sobre san Calixto I, le consideraríamos tal vez como uno de los más grandes Pontífices de la historia.

Aunque Calixto I no vivió en una época de persecución, no faltan razones para creer que fue martirizado durante un levantamiento popular; sus «actas» afirman que fue precipitado en un pozo, pero dicho documento no merece crédito alguno. San Calixto fue sepultado en la Vía Aurelia. Probablemente, la actual capilla de San Calixto in Trastevere se yergue sobre las ruinas de otra, construida por nuestro santo en un terreno que Alejandro Severo adjudicó a los cristianos al fallarse un pleito legal contra unos taberneros; el emperador declaró que los ritos de cualquier religión eran preferibles a los escándalos de una taberna.

El Liber Pontificalis y las actas, que no merecen crédito alguno (Acta Sanctorum, oct., vol. VI), nos ofrecen muy pocos datos fidedignos sobre este Pontífice. Sin embargo, hay una literatura muy considerable sobre las actas del pontificado de San Calixto I. Entre las obras más importantes citaremos las de Duchesne, History of the Early Church, vol. I; A. d'Alés, L'édit de Calliste (1913); y J. Galtier, en Revue d'histoire ecclésiastique, vol. XXIII (1927) , pp. 465-488. Se encontrará una amplia bibliografía en la obra de J. P. Kirsch, Kirchengeschichte, vol. I (1930), pp. 797-799. Acerca de la sepultura y la catacumba de San Calixto, cf. Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, pp. 555-556; y Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie,, vol. II, cc. 1657-1754. Artículo proveniente en su mayor parte de Butler, con agregados de Quasten, Patrología, vol I.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



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martes 14 Octubre 2014
San Gaudencio de Rimini





San Gaudencio de Riminiobispo
En Rimini, en la Emilia, san Gaudencio, obispo, que es venerado como primer pastor durante el tiempo de persecución.
La leyenda riminense en torno a san Gaudencio dice que nació en Éfeso, en Asia Menor, a fines del siglo III. Al llegar a Roma fue bautizado, después fue ordenado sacerdote y consagrado obispo. Enviado a Rimini como pastor, combatió vigorosamente los residuos de paganismo y la herejía. En el año 359 asistió al Concilio de Rímini, en poder del emperador Constancio II, arriano; cuando ya las posiciones arrianas se alzaban con la victoria, Gaudencio, junto con otros diecisiete obispos, abandonó el Concilio y se retiró a un pequeña aldea cercana, que después de este hecho fue llamada La Católica.

De vuelta en Rimini, atacó abiertamente las posiciones arrianas. Fue detenido por orden del emperador Constancio, pero fue arrebatado de las manos de los jueces y linchado por los seguidores de Arrio, el 14 de octubre del 360. Durante su episcopado fue ordenado diácono Marino, el santo fundador de la vecina República de San Marino. San Gaudencio -cuyo culto es muy antiguo- es el patrono de Rímini.

Debe notarse que, aunque no hay razón para dudar de los rasgos esenciales de la historia, no es posible afirmar con certeza que haya sido mártir, y de hecho el Martirologio actual no lo inscribe como tal.

Basado en un artículo de Carlos Ennio Morri en Santi e beati.



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martes 14 Octubre 2014

San Donaciano de Reims



San Donaciano de Reims, obispo
En la ciudad de Brujas, en la Galia Bélgica, san Donaciano, obispo de Reims, cuyas reliquias se conservan en esa población.
San Donaciano de Reims es posiblemente más conocido por las obras de arte donde se lo retrata, que por su vida, de la que sólo sabemos que fue el séptimo obispo de Reims, una ciudad de la Francia septentrional que vio unas pocas décadas después el bautismo del rey Clodoveo y el inicio de la conversión al cristianismo de los francos. Donaciano vivió y fue obispo en el siglo IV, y su episcopado debió haber sido memorable, porque siempre es retratado con vestidura solemne, mitra, y báculo pastoral; murió en el 389.

Curiosamente, más que de su vida, se sabe algo de sus reliquias, que en el siglo IX fueron entregadas a san Anscario de Corbie, llevadas luego a Thouront, y en el 863 trasladadas a Brujas, en ese momento capital del Condado de Flandes (actual Bélgica). En esa ciudad floreció un culto generalizado del santo obispo de la Galia, hasta el punto de que incluso hoy la catedral y la diócesis de Brujas, están puestas bajo el nombre de san Donaciano.

La iconoclastia de la Revolución Francesa llegó también aquí, y en el 1799 fue destruida la catedral. En 1806 las reliquias fueron colocadas en un nuevo relicario. El culto del santo es particularmente sentido en Flandes, especialmente en Brujas, por lo que naturalmente la iconografía se ha producido sobre todo en esta ciudad, donde se desarrolló la «Escuela de Brujas», que dio comienzo al gran arte flamenco del siglo XV.

San Donaciano, junto con la Virgen entronizada con el Niño y San Jorge que presenta ante la Virgen al canónigo Van der Pael, son representados en la gran obra maestra del pintor flamenco Jan van Eyck, pintura que se conserva en el Museo Municipal de Bellas Artes de Brujas. En ésta, como en otras del santo obispo, además de los atributos propios de su dignidad episcopal, lleva en su mano una rueda con cinco velas encendidas en memoria de un prodigio que ocurrió con su cuerpo en el río. San Donaciano es especialmente invocado contra las inundaciones y los desastres causados por el agua.


fuente: Santi e Beati


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