martes 09
Septiembre 2014
Beato Pedro Bonhomme
Beato Pedro Bonhomme, presbítero y fundador
En Gramat, en la región de Cahors, en Francia, beato Pedro Bonhomme, presbítero, que se
distinguió por las misiones populares y la evangelización de los campesinos, y
fundó la Congregación de Hijas de Nuestra Señora de Monte Calvario, para cuidar
a jóvenes, enfermos y necesitados.
En 1803, nace Pedro Bonhomme en Gramat, en el hogar de un
artesano, armero. El Causse del Quercy todavía está marcado por
la devastación del período revolucionario: lo que queda del clero ha
envejecido, el Seminario Mayor aún no ha abierto sus puertas y las necesidades
apostólicas son inmensas en este departamento que cuenta entonces con unos
250.000 habitantes. Muy pronto, el joven Pedro Bonhomme, apasionado por Jesucristo
y motivado por la inmensa misión a realizar para «salvar almas», toma la
decisión: será sacerdote. Entra al Seminario Mayor con el diploma de Bachiller
que obtuvo en el Colegio Real de Cahors,
para ser ordenado sacerdote en 1827. A partir de ese momento, dio pruebas de un
dinamismo extraordinario:
En Gramat abre un Colegio para
varones y al año siguiente otro en Prayssac. Presta una ayuda eficaz a los sacerdotes ancianos de dos
parroquias de Gramat y crea el grupo de las
«Hijas de María», movimiento de espiritualidad para las jóvenes. Está tan
persuadido de la necesidad de la instrucción y de la formación humana y
espiritual para las jóvenes, cuando nada hay en esos lugares.
-Pronto es nombrado Párroco de Gramat, descubre la miseria de los pobres, ancianos y enfermos y la precariedad de los medios para ayudarlos. Invita a las jóvenes a ponerse a su servicio para las visitas, los cuidados, los socorros materiales y espirituales..., y muy pronto, de acuerdo con la Sociedad de Beneficencia del pueblo, decide construir un Hogar. De este proyecto nace la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora del Calvario. En esta época, es habitual que se pida una comunidad religiosa para poner en funcionamiento un Hogar. El Padre Bonhomme no la encuentra, y viendo el fervor y la entrega de las jóvenes del grupo de las Hijas de María, las invita y las forma para que sean estas religiosas. Con esta propuesta, sale al encuentro de su deseo de consagrarse a Dios. Cuatro gramatenses: Hortensia y Adela Pradel, Cora y Matilde Rousset son el primer eslabón de una cadena no interrumpida hasta hoy.
En Rocamadour, destacado lugar de
peregrinación mariana en el Quercy,
ellas hacen un retiro de discernimiento de ocho días, que concluye con su
primer compromiso. Después de algunos meses de estadía en Cahors, para su formación, en
diversas congregaciones, regresan a Gramat
para vivir en comunidad y ponerse al servicio de los pobres y los niños. En
1833 pronuncian sus primeros votos y 30 años más tarde, a la muerte del Padre
Fundador, son más de doscientas y las comunidades se han multiplicado en el Lot
y más allá.
Durante este tiempo, el
Padre Bonhomme, por su parte, despliega
una actividad desbordante al servicio de las parroquias. Predica numerosas
misiones en el Lot y en el Tarn y Garonne:
unas sesenta en diez años. Estas misiones duran de una a tres semanas y tienen
un éxito notable si se juzga por la frecuentación de los fieles, el número de
confesiones y de conversiones. Allí comienza la fama de gran orador popular
que, a partir de un contenido muy clásico: las grandes verdades (muerte,
juicio, pecado, infierno, cielo y también los diez mandamientos) sabe conmover,
hacer llorar pero sobre todo convertir y conducir al compromiso cristiano a
numerosos paisanos de buena voluntad y jóvenes para su Congregación. Misionero
del Quercy, es a los pies de Nuestra
Señor de Rocamadour donde busca fuerzas e
inspiración. Por su intercesión obtiene su curación cuando quedó completamente
afónico durante un retiro que predica, en la Parroquia de Gramat.
Allí también, el Padre Caillau, Sacerdote de las Misiones
de Francia y restaurador de las peregrinaciones, le pide que inaugure, en 1835,
las Semanas Mariales de Septiembre. Antes de emprender este trabajo misionero,
el Padre Bonhomme toma el tiempo necesario
para la reflexión. Con grandes deseos de ser fiel al Señor, hace en 1836, un
retiro en la Trapa de Mortagne. El mismo se siente
atraído por la vida religiosa y más particularmente por la Orden de los
Carmelitas. Quería llevar con él dos compañeros para hacer el noviciado, con la
posibilidad de regresar a Gramat
con una Comunidad Carmelita... Pero, el Obispo de Cahors, Monseñor d'Haupoul se opone a este proyecto.
Después de diez años
consagrados a la renovación y evangelización de las campañas, en 1848, durante
la Misión de Puy le Eveque, un pueblo del Lot, pierde
definitivamente la voz y debe renunciar a la predicación. El misionero
diocesano no está más pero queda el Fundador y durante los últimos años de su
vida, continuará trabajando por su Congregación y por ella contribuirá aún a extender
Reino de Dios pues, atento a los signos del Espíritu, tiene un sentido agudo de
los llamados y de las necesidades de su tiempo. La Congregación cuenta entonces
con 61 religiosas en distintas comunidades implantadas en las parroquias
rurales para la educación de los niños y el cuidado de los enfermos.
Por su enfermedad de
laringe, privado de voz, el Padre Bonhomme experimenta todos los días las dificultades de comunicación
con su entorno. Durante las misiones descubre en los pueblos del campo
inválidos, sordo-mudos, privados de comunicación, de educación y con frecuencia
excluidos. Su enfermedad lo hace más sensible al discapacitado. Desea hacer
alguna cosa por ellos quiere ante todo, hacerles oír, para que sean accesibles
a la Palabra, para hacerles conocer el amor de Dios. En octubre de 1854 abre la
primera escuela para sordos en Marynhac-Lentour (Lot) y en 1856 envía Hermanas a París, calle de Postes,
para fundar un asilo para sordomudos, a pedido del Padre Lambert, Capellán del Instituto
Imperial de Sordos.
Durante este último período
de su vida, el Padre Bonhomme trabaja en la redacción de
la Regla del Instituto que ha puesto bajo la protección de Nuestra Señora del
Calvario, dándole a Maria al pie de la Cruz por
Madre y Modelo. Hace preceder el texto de las Constituciones por un comentario
de las Bienaventuranzas. El mismo ha fundado su vida sobre el Evangelio y
escribe: «Mi modelo será Jesucristo y uno se complace en parecerse a quien ama».
Este apasionado por Jesucristo sufre la prueba de la persecución en su ciudad
natal, donde no le evitan ni críticas, ni calumnias, ni burlas durante los
primeros años de su ministerio. Este sufrimiento lo marca profundamente. Está
en comunión con la Pasión de Cristo que celebra con el Vía Crucis. En el curso
de sus misiones, lo hizo erigir por decenas en las Iglesias parroquiales. La
tarde del 9 de Setiembre de 1861, es para él la hora del encuentro con Aquél a
quien dio toda su vida. fue beatificado por SS. Juan Pablo II el 27 de abril de
2003.
fuente: Vaticano
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martes 09
Septiembre 2014
San
Pedro Claver
San Pedro Claver, religioso presbítero
San Pedro Claver, presbítero de la Orden de
la Compañía de Jesús, que en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más
de cuarenta años consumió su vida con admirable abnegación y eximia caridad
para con los esclavos negros, y bautizó con su propia mano a casi trescientos
mil de ellos.
Nació en Verdú, España, el 26 de Junio de
1580. Murió en Cartagena, Colombia, el 8 de Septiembre de
1654. Pedro Claver y Juana Corberó, campesinos catalanes,
tuvieron seis hijos, pero solo sobrevivieron Juan, el mayor, y los dos mas
pequeños, Pedro e Isabel. El padre apenas podía firmar su nombre, pero era un
hombre trabajador y buen cristiano. La infancia de Pedro quedó oculta para la
historia como la de tantos santos, incluso la de Nuestro Señor.
Trabajaba en el campo con
su familia. Pedro se graduó de la Universidad de Barcelona. A los
19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras estudiaba filosofía
en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso Rodriguez, portero del colegio. Fue
providencial. San Alonso recibió por inspiración de Dios conocimiento de la
futura misión del joven Pedro y desde entonces no paró de animarlo a ir a
evangelizar lo territorios españoles en América.
Pedro creyó en esta
inspiración y con gran fe y el beneplácito de sus superiores se embarcó hacia
la Nueva Granada en 1610. Debía estudiar su teología en Santa Fe de Bogotá.
Allí estuvo dos años, uno en Tunja y luego es enviado a Cartagena, en lo que
hoy es la costa de Colombia. En Cartagena es ordenado sacerdote el 20 de Marzo
de 1616. Al llegar a América, Pedro encontró la terrible injusticia
de la esclavitud institucionalizada que había comenzado ya desde el segundo
viaje de Colón el 12 de Enero de 1510, cuando el rey mandó a emplear negros
como esclavos.
Se trata de una tragedia
que envolvió a unos 14 millones de infelices seres humanos. Un millón de ellos
pasaron por Cartagena. Los esclavos venían en su mayoría de Guinea, del Congo y
de Angola. Los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían a sus súbditos y
sus prisioneros. En América los usaban en todo tipo de trabajo forzado:
agricultura, minas, construcción. Cartagena por ser lugar
estratégico en la ruta de las flotas españolas se convirtió en el principal
centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban
cada mes. Aunque se murieran la mitad en la trayectoria marítima, el negocio
dejaba grandes ganancias.
Por eso, las repetidas
censuras del papa no lograron parar este vergonzoso mercado humano.
Pedro no podía cambiar el sistema. Pero si había mucho que se podía hacer con
la gracia de Dios. Pero hacía falta tener mucha fe y mucho amor. Pedro supo dar
la talla. En la escuela del gran misionero, el padre Alfonso Sandoval, Pedro
escribió: "Ego Petrus Claver,
etiopum semper servus" (yo Pedro Claver, de los negros esclavo
para siempre". Así fue.
San Pedro no se limitó a
quejarse de las injusticias o a lamentarse de los tiempos en que vivía. Supo
ser santo en aquella situación y dejarse usar por Jesucristo plenamente para su
obra de misericordia. En Cartagena durante cuarenta años de intensa labor
misionera se convirtió en apóstol de los esclavos negros. Entre tantos
cristianos acomodados a los tiempos, el supo ser luz y sal, supo hacer constar
para la historia lo que es posible para Dios en un alma que tiene fe.
A pesar de su timidez la
cual tubo que vencer, se convirtió en un organizador ingenioso y valiente. Cada
mes cuando se anunciaba la llegada del barco esclavista, el padre Claver salía a visitarlos
llevándoles comida. Los negros se encontraban abarrotados en la parte inferior
del barco en condiciones inhumanas. Llegaban en muy malas condiciones, víctimas
de la brutalidad del trato, la mala alimentación, del sufrimiento y del miedo. Claver atendía a cada uno y los
cuidaba con exquisita amabilidad. Así les hacia ver que el era su defensor y
padre.
Los esclavos hablaban
diferentes dialectos y era difícil comunicarse con ellos. Para hacer frente a
esta dificultad, el padre Claver
organizó un grupo de intérpretes de varias nacionalidades, los instruyó
haciéndolos catequistas. Mientras los esclavos estaban retenidos en
Cartagena en espera de ser comprados y llevados a diversos lugares, el padre Claver los instruía y los
bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus necesidades y los defendía de sus
opresores. Esta labor de amor le causó grandes pruebas.
Los esclavistas no eran sus
únicos enemigos. El santo fue acusado de ser indiscreto por su celo por los
esclavos y de haber profanado los Sacramentos al dárselos a criaturas que a
penas tienen alma. Las mujeres de sociedad de Cartagena rehusaban entrar en las
iglesias donde el padre Claver reunía a sus
negros. Sus superiores con frecuencia se dejaron llevar por las
presiones que exigían se corrigiesen los excesos del padre Claver. Este sin embargo pudo
continuar su obra entre muchas humillaciones y obstáculos.
Hacia además penitencias
rigurosas. Carecía de la comprensión y el apoyo de los hombres pero tenia una
fuerza dada por Dios. Muchos, aun entre los que se sentían molestos
con la caridad del padre Claver, sabían que hacia la obra
de Dios siendo un gran profeta del amor evangélico que no tiene fronteras ni
color. Era conocido en toda Nueva Granada por sus milagros.
Llegó a catequizar y
bautizar a mas de 300,000 negros. En la mañana del 9 de Septiembre
de 1654, después de haber contemplado a Jesús y a la Santísima Virgen, con gran
paz se fue al cielo. Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX.
Canonizado el 15 de Enero
de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodriguez. El 7 de Julio de 1896 fue proclamado patrón especial de
todas las misiones católicas entre los negros. El papa Juan Pablo II rezó ante
los restos mortales de San Pedro Claver
en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de Julio de 1986
Oremos
Oh Dios, que, con el fin de llevar el Evangelio a los esclavos negros, has dotado a San Pedro Claver de admirable amor y paciencia, concédenos, por su intercesión y ejemplo, que, superadas todas las discriminaciones raciales, amemos a todos los hombres con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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martes 09
Septiembre 2014
Santa María de la Cabeza
Santa María de la Cabeza, laica
En Castilla la Nueva,
región de España, santa María de la Cabeza, esposa de san Isidro labrador, con
quien llevó vida humilde y hacendosa.
Esta santa mujer fue esposa
de san Isidro Labrador. María Toribia,
llamada de la Cabeza, llevó una vida humilde y laboriosa. Los nombres de Caraquiz, cerca de Uceda, en la diócesis de Toledo,
y el de Torrelaguna, aparecen en su leyenda.
Le gustaba ir a la ermita de Santa María para hacer el aseo y orar. La
calumniaron ante su marido, quien la vio cruzar sobre su capa el Jarama
(crecido afluente del Tajo), lo que se consideró un juicio de Dios que probaba
su inocencia. Sobrevivió a san Isidro y fue enterrada en la ermita que con
tanto amor visitaba. Esta ermita fue atendida por los templarios hasta 1311;
después, se hicieron cargo de ella los menores enclaustrados hasta 1511. Fue
probablemente en tiempo de los menores enclaustrados (después los sucedieron
los menores observantes), cuando la cabeza de María fue colocada sobre el altar
mayor del oratorio. Esta reliquia se tiene por eficaz contra los dolores de
cabeza. En 1511, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros renovó el relicario
que guardaba la cabeza. Procesiones y cofradías atestiguaron la veneración
pública hacia la santa. Inocencio XII aprobó su culto en 1697. Se trasladaron
sus reliquias a Madrid para unirlas a las de su esposo.
Benedicto XIV (P. Lambertini), De servorum Dei beatificatione, vol. II, 1767, p. 117;
vol. v, p. 186. Acta Sanctorum, 15 de mayo, vol. III, pp. 550-557.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston,
SI
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martes 09
Septiembre 2014
San Ciarano de Clonmacnoise
San Ciarano, abad
En el monasterio de Clonmacnoise, a orillas del río
Shannon, en Hibernia, san Ciarano, presbítero y abad,
fundador de dicho cenobio
Kiriano de Clonmacnois, llamado también «el
Joven» para distinguirlo de san Kiriano
de Saighir, nació en la localidad de
Roscommon o Westmeath. Su padre, Beoit,
era carretero, aunque también se dice que era carpintero, como san José.
Asimismo, se afirma que murió a los treinta y tres años (aunque probablemente
era mayor) y se le tratan de encontrar otras semejanzas en sus múltiples
leyendas, con la existencia terrenal de Cristo, invenciones instintivas o
inconscientes de las gentes sencillas cuya sensibilidad se impresionó con la
santidad de Kiriano. Su madre llevaba el
nombre de Darerca, pertenecía a la tribu de
los Glasraige y era nieta de un bardo
llamado Glas. Es muy posible que las dos familias hayan pertenecido a las razas
que poblaban el norte de Europa antes de los celtas. Debido a la tiranía de un
caudillo o reyezuelo, Beoit huyó de Antrim, se refugió
en Connacht y ahí nacieron sus siete
hijos, entre los cuales figuraba Kiriano.
Se cuentan diversos
incidentes fabulosos ocuridos durante su niñez, como la
resurrección de un caballo muerto, la transformación del agua en miel y una
jugarreta para hacerle una broma pesada a su madre: ésta se hallaba ocupada en
la tarea de teñir telas y lo echó fuera de casa, «puesto que no era conveniente
que los varones estuviesen en la casa cuando se teñían las telas» (posiblemente
sólo era un pretexto para que los niños se alejaran y no entorpecieran el
delicado trabajo). Kiriano se disgustó y, al salir,
masculló entre dientes: «¡Que les quede una raya desteñida!» De acuerdo con los
deseos del niño, las ropas salieron del baño de tinta azul con una ancha raya
desteñida. Se preparó un segundo baño y, aquella vez, las telas salieron casi
blancas. Pero, cuando la buena Darerca
preparó un tercer baño, a Kiriano
se le había pasado el enojo y la tinta fue de un azul tan intenso, que no sólo
las telas sino también los perros, gatos y ramas de los árboles que tocaron el
tinte, quedaron pintados de azul. Kiriano
recibió las primeras enseñanzas del diácono Uis,
en la iglesia de Fuerty y, al llegar a los quince
años, más o menos, pidió a sus padres que le dieran una vaca para su sustento y
le dejasen ir a la escuela de san Finiano, en Clonard. Su madre se rehusó, pero
su padre accedió y el muchacho echó la bendición a una vaca que, desde
entonces, le siguió durante el resto de su vida, la «Vaca de Kiriano» (cuya leche alcanzaba paraa proveer a todo el
monasterio y los huéspedes). Desde un principio fue, en Clonard, uno de los doce elegidos
que, más tarde, se conocerían como los Doce Apóstoles de Irlanda, y por aquel
entonces debe haber sido el más grande entre todos porque, mientras los otros
tenían que desgranar sus espigas y limpiar su grano diariamente, los ángeles
bajaban para desgranar y limpiar en vez de Kiriano.
San Finiano lo estimaba más que a
cualquiera, de manera que todos, a excepción de san Columkill, estaban celosos de él.
Cuando la hija del rey de Cuala fue enviada a la escuela
para que aprendiese a leer, se confió su instrucción a san Kiriano. El joven mostraba tan
extraordinaria indiferencia por su alumna, que nunca le miró más que los pies.
Cuando llegó el momento en que san Kiriano
debió abandonar Clonard, partió hacia las Arans, donde todavía gobernaba
san Enda a todo Inishmore. Allí vivió durante siete
años y llegó a ser muy hábil en trillar y aventar. Kiriano partió de Arans y llegó a la isla de Scatterry. Después prosiguió su
camino hacia la parte central de Irlanda y llegó a un lugar llamado Isel, donde se quedó algún
tiempo en un monasterio, del que tuvo que partir porque los monjes se quejaron
de que su excesiva generosidad los dejaba desprovistos. Durante su jornada,
siguió a un siervo que le condujo a la localidad de Lough Ree, cerca de Athlone, por donde atravesó a la
isla de Inis Aingin (Isla de Hare) y ahí vivió
en el monasterio. Emprendió de nuevo la marcha, acompañado esta vez por ocho
discípulos. Se sintió impulsado a establecerse en un hermoso paraje llamado Ard Manntain, pero más tarde se dominó
y dijo a sus amigos: «Si vivimos aquí tendremos muchas de las riquezas de este
mundo y, de entre nuestras almas, pocas se irán al cielo». Prosiguieron la
marcha y, al llegar al prado cubierto de césped de Ard Tiprat sobre la ribera del
Shannon, en la región de Offaly, Kiriano
exclamó: «Aquí nos quedaremos, porque desde este lugar muchas almas irán al
cielo y Dios y el hombre se verán para siempre».
El resto de los registros
sobre la historia de Kiriano son anécdotas en relación
con sus virtudes y relatos de sus milagros. Se mantiene en vigor una «ley» o
regla monástica atribuída a san Kiriano el Joven, que consiste en
una serie de preceptos morales y ascéticos, bastante severos por cierto; es
probable que no haya sido el autor de esa regla, pero ésta representa bien el
espíritu de austeridád que imperaba en los
monasterios irlandeses de aquel entonces y que, hasta nuestros días,
caracterizan a la religión gaélica. De acuerdo con sus biógrafos, san Kiriano sólo vivió lo bastante
para gobernar su monasterio durante siete meses. Al aproximarse la hora de su
muerte, pidió que le llevaran al lugar llamado Little Hill. Desde ahí, levantó
la vista a los cielos y dijo: «¡Terrible es el camino de ascenso!» «No puede
ser terrible para ti», replicaron sus monjes. «En verdad, repuso Kiriano, que yo sepa no he
transgredido ninguno de los mandamientos de Dios y, sin embargo, aun David, el
hijo de Jessé, y Pablo, el Apóstol, le
temían a ese camino». Hizo el intento de acostarse y los monjes se apresuraron
a quitarle las piedras para que estuviese cómodo, pero él los detuvo. «Dejad
las piedras donde están y poned otras bajo mis espaldas. Aquel que persevera
hasta el fin, se salvará ...» «Entonces -dice su historia- el espacio
comprendido entre la tierra y el cielo, se llenó de ángeles que acudieron a
recibir su alma».
Se conservan cuatro breves
biografías de san Kiriano: tres en latín y una en
irlandés. La primera de las escritas en latín fue editada con comentarios
críticos por C. Plummer, en Vitae Sanctorum Hiberniae, con algunos datos
ilustrativos tomados de las otras. Whitley
Stokes nos hace accesible la biografía escrita en irlandés en su Lives of Saints from the Book of Lismore. Las traducciones de todas
éstas y abundante material adicional se encuentran en un libro de R. A. S. Macalister, The Latin and irish lives of Ciaran (1921).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston,
SI
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martes 09
Septiembre 2014
Beato
Jorge Douglas
En York, en Inglaterra, beato Jorge Douglas, presbítero y mártir, el cual, oriundo de Escocia, maestro de escuela y ordenado sacerdote en París, bajo el reinado de Isabel I sufrió el patíbulo por persuadir a otros a abrazar la fe católica, y emigró, así, vencedor al cielo.
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Santo(s) del día
San
Pedro Claver
Santa María de la Cabeza
San Rufiniano de Grecia
San Omer de Therauanne
San Querian de Escocia
San Gorgonio de Roma
San Jacinto de Sabina
San Ciarano de Clonmacnoise
Beato Jorge Douglas
Beato Pedro Bonhomme
Beato Jacobo Desiderio Laval
Beato Francisco Gárate Aranguren
Beata María Eutimia Üffing
San Doroteo Nicomedia
San Alejandro Italia
San Severiano Sebaste
Santa María de la Cabeza
San Rufiniano de Grecia
San Omer de Therauanne
San Querian de Escocia
San Gorgonio de Roma
San Jacinto de Sabina
San Ciarano de Clonmacnoise
Beato Jorge Douglas
Beato Pedro Bonhomme
Beato Jacobo Desiderio Laval
Beato Francisco Gárate Aranguren
Beata María Eutimia Üffing
San Doroteo Nicomedia
San Alejandro Italia
San Severiano Sebaste
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