Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
semana santa, Jesús, Dios, Lucas, biblia
SÉPTIMA PALABRA
“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23, 46)
En los otros tres evangelios, Jesús muere inclinando la cabeza
o dando un fuerte grito. San Lucas pone esta frase del salmo 31 en labios de
Jesús moribundo. No sólo es una oración o una recitación de las Escrituras. Es
la entrega de la vida a las manos de Dios. En realidad, el hombre nunca está
solo, pues las manos de Dios están siempre atentas para recogernos aun cuando
ya nadie nos quiera: si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá,
dice otro salmo. San Pablo nos dirá después que siempre somos de Dios, que en
la vida y en la muerte somos del Señor. Muchas veces hay que pasarlo mal y
sufrir, padecer el rechazo de los otros y los efectos de la soledad, de la
enfermedad... pero Dios está siempre ahí para llevarnos con sus manos. Felices
son los que ya en esta vida, como Jesús, como Carlos de Foucauld, saben
abandonarse en las manos de Dios y le dicen: “Padre, me pongo en tus manos”.
Posted: 11 Apr 2014 11:50 AM PDT
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