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martes 29
Abril 2014
En
Europa: S. CATALINA DE SIENA, virgen y doctora, patrona de Europa, Fiesta
Lecturas
Lectura
de la primera carta del apóstol san Juan1, 5--2, 2
Queridos
hermanos:
La
noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es
luz, y en él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con él y
caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero
si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos
con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonarnos y purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo
hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos
míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos
un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima propiciatoria
por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del
mundo entero.
Salmo102,
1-2. 3-4. 8-9. 13-14. 17-18a
Bendice
al Señor, alma mía,
que todo
mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice
al Señor, alma mía,
y nunca
olvides sus beneficios.
El
perdona todas tus culpas
y cura
todas tus dolencias;
rescata
tu vida del sepulcro,
te corona
de amor y de ternura.
El Señor
es bondadoso y compasivo,
lento
para enojarse y de gran misericordia;
no acusa
de manera inapelable
ni guarda
rencor eternamente.
Como un
padre cariñoso con sus hijos,
así es
cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce
de qué estamos hechos,
sabe muy
bien que no somos más que polvo.
Pero el
amor del Señor permanece para siempre,
y su
justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los
que lo temen y observan su alianza.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-30
Jesús
dijo:
«Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a
los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así lo has querido.
Todo me
ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a
mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre
ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y
así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.»
Leer el
comentario del Evangelio por
Beato
Juan Pablo II (1920-2005), papa
Carta
apostólica para el VI centenario de la muerte de santa Catalina de Siena
Santa
Catalina de Siena: una vida mística y una vida de acción
Cuando Catalina nació, en 1347, tanto
Italia como Europa vivían una situación muy difícil. Había empezado ya la peste
negra que sembró la devastación; la sociedad estaba afectada por la Guerra de
los Cien Años y las invasiones de mercenarios; los papas habían abandonado Roma
y se habían establecido en Aviñón; el cisma de Occidente se prolongaría hasta
1417. Catalina, hija de un tintorero, pronto se hace cargo de las necesidades
del mundo que la rodea. Sintiéndose atraída por la forma de vida apostólica de
las dominicas, pide formar parte de la tercera orden (a las que llamaban las
«Manteladas»). Éstas no eran religiosas propiamente dichas y no hacían vida
comunitaria, sino que vestían una túnica blanca y el manto negro propio de los
hermanos predicadores...
Catalina estaba rodeada de una abigarrada
multitud de discípulos, procedentes diversos orígenes y de todas las clases
sociales. Lo que les atraía de Catalina era la pureza de su fe y la libertad en
su aceptación de la palabra de Dios, sin rebajas ni compromisos... sino que
tendía a la cumbre de su progreso interior a través de las nupcias
espirituales...; se hubiera podido
pensar de ella que su vida se
desarrollaría en la soledad y la contemplación. Pero Dios, por el contrario,
quiso unirla a Él para agregarla a la obra de su Reino... El designio de Cristo
era unirla estrechamente a Él por «el amor al prójimo», es decir, tanto por la
dulzura de los lazos del alma como por los trabajos exteriores; eso fue lo que
provocó se la llame «la mística social»...
Después de haberse dedicado a la
conversión individual de personas pecadoras, se dedicó a la reconciliación de
personas o familias opuestas por malditas reyertas, después se dedicó a la
pacificación de ciudades o de Estados... El impulso interior del Maestro divino
le abrió, por así decir, una humanidad suplementaria. Es así que esta humilde
hija de un artesano, iletrada, prácticamente sin estudios y sin cultura, supo
captar las necesidades de su tiempo hasta el punto de sobrepasar los límites de
su ciudad y, por su acción, alcanzar una dimensión mundial.
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