Miércoles 09 Abril 2014
San Lorenzo de Irlanda
San Lorenzo, arzobispo, nació en Irlanda hacia el año 1128, de
la familia O’Toole que era dueña de uno de los más importantes castillos de esa
época. Cuando el niño nació, su padre dispuso pedirle a un conde enemigo que
quisiera ser padrino del recién nacido. El otro aceptó y desde entonces estos
dos condes, se hicieron amigos y no luchó más el uno contra el otro. Cuando el niño tenía diez años, al jovencito
le agradó inmensamente la vida del monasterio y le pidió a su padre que lo
dejara quedarse a vivir allí, porque en vez de la vida de guerras y batallas, a
él le agradaba la vida de lectura, oración y meditación.
Lorenzo llegó a ser un excelente monje en ese monasterio. Su
comportamiento en la vida religiosa fue verdaderamente ejemplar. Dedicadísimo a
los trabajos del campo y brillante en los estudios. Fervoroso en la oración y
exacto en la obediencia. Fue ordenado sacerdote y al morir el superior del
monasterio los monjes eligieron por unanimidad a Lorenzo como nuevo superior. Por aquellos tiempos hubo una tremenda
escasez de alimentos en Irlanda por causa de las malas cosechas y las gentes
hambrientas recorrían pueblos y veredas robando y saqueando cuanto encontraban.
El abad Lorenzo salió al encuentro de los revoltosos, con una
cruz en alto y pidiendo que en vez de dedicarse a robar se dedicaran a pedir a
Dios que les ayudara. Las gentes le
hicieron caso y se calmaron y él, sacando todas las provisiones de su inmenso
monasterio las repartió entre el pueblo hambriento. La caridad del santo hizo prodigios
en aquella situación tan angustiada. En el año 1161 falleció el arzobispo de
Dublín (capital de Irlanda) y clero y pueblo estuvieron de acuerdo en que el
más digno para ese cargo era el abad Lorenzo.
Tuvo que aceptar. Lo primero que hizo fue tratar de que los templos
fueran lo más bellos y bien presentados posibles.
Luego se esforzó porque cada sacerdote se esmerara en cumplir
lo mejor que le fuera posible sus deberes sacerdotales. Y enseguida se dedicó a
repartir limosnas con gran generosidad. En el año 1170 los ejércitos de Inglaterra
invadieron a Irlanda llenando el país de muertes, de crueldad y de desolación.
Los invasores saquearon los templos católicos, los conventos y llenaron de
horrores todo el país. El arzobispo Lorenzo hizo todo lo que pudo para tratar
de detener tanta maldad y salvar la vida y los bienes de los perseguidos. Se presentó al propio jefe de los
invasores a pedirle que devolviera los bienes a la Iglesia y que detuviera el
pillaje y el saqueo.
El otro por única respuesta le dio una carcajada de desprecio.
Pero pocos días después murió repentinamente. El sucesor tuvo temor y les hizo
mucho más caso a las palabras y recomendaciones del santo. Estando en Londres de rodillas rezando en
la tumba de Santo Tomás Becket (un obispo inglés que murió por defender la
religión) un fanático le asestó terribilísima pedrada en la cabeza. Gravemente
herido mandó traer un poco de agua. La bendijo e hizo que se la echaran en la
herida de la cabeza, y apenas el agua llegó a la herida, cesó la hemorragia y
obtuvo la curación.
El Papa Alejandro III nombró a Lorenzo como su delegado
especial para toda Irlanda, y él, deseoso de conseguir la paz para su país se
fue otra vez en busca del rey de Inglaterra a suplicarle que no tratara mal a
sus paisanos. El rey no lo quiso atender y se fue para Normandía. Y hasta allá
lo siguió el santo, para tratar de convencerlo, pero a causa del terribilísimo
frío y del agotamiento producido por tantos trabajos, murió allí en Normandía
en 1180 al llegar a un convento.
Oremos
Señor, tú que colocaste a San Lorenzo de Irlanda en el número
de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de
aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión,
perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así
participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
OOOOOOOOOOOOOO
No hay comentarios:
Publicar un comentario