Lunes 12
Noviembre 2012
San Josafat
__ DÍA 317 __
SEMANA 46 __
Nace en
Vladimir de Volhinia por el año 1580 de padres ortodoxos; se convirtió a la fe
católica e ingresó en la Orden de san Basilio.
Ordenado
sacerdote en el rito bizantino en 1609. Ordenado obispo de Vitebsk 1617, meses
mas tarde, Arzobispo de Polotzk, Lituania.
Trabajó
infatigablemente por la unidad de la Iglesia. Perseguido a muerte por sus
enemigos, sufrió el martirio el año 1623.
Protomártir
de la re-unificación de la cristiandad. Canonizado en 1867.
San
Josafat
Basilica de S. Josafat, Milwauke
En Octubre
de 1595, el metropolitano de los ortodoxos disidentes de Kiev y otros cinco
obispos, que representaban a millones de rutenos (hoy llamados ucranios),
hallándose reunidos en Brest-Litovsk, ciudad de Lituania, decidieron someterse
al Papa y estar en comunión con la Iglesia católica. Se trata de la histórica
Unión de Brest. Esta unificación dio lugar a grandes controversias llegándose
hasta la violencia. San Josafat por aquel tiempo era muy jovencito, pero
aquellos eventos tendrían un profundo impacto en su vida ya que el mismo daría
su vida por la unidad de la Iglesia.
Su nombre de
bautismo era Juan Kunsevich. Su padre, que era un católico de buena familia,
puso a su hijo en la escuela de su pueblo natal. Después Juan entró a trabajar
como aprendiz en una tienda de Vilna, pero en vista de que el comercio no
estaba en su corazón, empleaba sus tiempos libres aprendiendo el eslavo
eclesiástico para comprender mejor los divinos oficios y poder recitar
diariamente el oficio bizantino. Juan conoció por entones a Pedro Arcudius,
rector del colegio oriental de Vilna, así como a los jesuitas Valentín Fabricio
y Gregorio Gruzevsky, quienes se interesaron por él y le alentaron a seguir
adelante. Al principio, el amo de Juan no veía con muy buenos ojos sus
inquietudes religiosas, pero el joven supo cumplir tan bien con sus
obligaciones, que el comerciante acabó por ofrecerle que se asociase con él y
tomase por esposa a una de sus hijas. Juan rehusó ambas proposiciones, pues
estaba decidido a hacerse monje.
En 1601
ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad de Vilna. El santo indujo
también a seguir su ejemplo a José Benjamín Rutsky, un hombre muy culto,
convertido del calvinismo. Los dos jóvenes monjes empezaron juntos a trazar
planes para promover la unión y reformar la observancia en los monasterios
rutenos. Desde entonces se llamó Josafat, recibió el diaconado, después el
sacerdocio y pronto adquirió fama por sus sermones sobre la unión con Roma.
Su vida
personal era muy austera, ya que añadía a las penitencias acostumbradas en las
reglas monásticas del oriente, otras mortificaciones tan severas, que en más de
una ocasión le criticaron los mismos monjes. En el proceso de beatificación el
burgomaestre de Vilna declaró que "no había en el pueblo ningún religioso
más bueno que el P. Josafat."
Josafat, al
notar que su superior, Samuel, el abad del monasterio de la Santísima Trinidad,
manifestaba tendencia a separarse de
Roma, se lo advirtió a sus superiores. El arzobispo de Kiev sustituyó a Samuel
por Josafat. Bajo su gobierno, el
monasterio se repobló. Ello movió a sus superiores a retirarle del estudio de
los Padres orientales para que fundase otros monasterios en Polonia.
En 1614,
Rutsky fue elegido metropolitano de Kiev y Josafat Ie sucedió en el cargo de
abad de Vilna. Cuando el nuevo metropolitano fue a tomar posesión de su
catedral, Juan le acompañó en el viaje y aprovechó la ocasión para visitar el
famoso monasterio de las Cuevas de Kiev. Pero la comunidad de dicho monasterio,
que se componía de más de 200 monjes, estaba relajada y el reformador católico
estuvo a punto de ser arrojado al río Dnieper. Aunque sus esfuerzos por hacer
volver a la unidad a la comunidad fracasaron, su ejemplo y sus exhortaciones
consiguieron hacer cambiar un tanto la actitud de los monjes.
Obispo
ejemplar
En 1617, el
P. Josafat fue consagrado obispo de Vitebsk con derecho de sucesión a la sede
de Polotsk. Pocos meses después murió el anciano arzobispo de esa sede y
Josafat se halló al frente de una eparquía
extensa pero poco fervorosa. Muchos se inclinaban al cisma porque temían
que Roma interfiriese en sus ritos y costumbres. Las iglesias estaban en ruinas
y se hallaban manos de los laicos. Muchos miembros del clero secular habían
contraído matrimonio, algunos varias veces. La vida monástica estaba en
decadencia. Josafat pidió ayuda a algunos de sus hermanos de Vilna y emprendió
la tarea: reunió sínodos en las ciudades principales, publicó e impuso un texto
de catecismo, redactó una serie de ordenaciones sobre la conducta del clero y
combatió la interferencia de los "señores" en los asuntos de las
iglesias locales. A todo ello añadió el ejemplo de su vida, su celo en la
instrucción, la predicación, la administración de sacramentos y la visita a los
pobres, a los enfermos, a los prisioneros y a las aldeas más remotas.
Hacia 1620,
prácticamente toda la eparquía era ya sólidamente católica, el orden estaba
restaurado y el ejemplo de aquel puñado de hombres buenos había producido un
renacimiento de la vida cristiana. Pero en ese mismo año, disidentes en la
región que se había unido a Roma, establecieron obispos paralelos, contrarios a
Roma. Así, un tal Melecio Smotritsky fue nombrado arzobispo de Polotsk, sede de
San Josafat, y se dedicó enérgicamente a destruir la obra del arzobispo
católico, diciendo que Josafat se había "convertido al latinismo", que
iba a obligar a sus fieles a seguir su ejemplo y que el catolicismo no era la
forma tradicional del cristianismo ruteno. La nobleza y la mayoría del pueblo
estaban por la unión, pero habían zonas disidentes. Un monje llamado Silvestre
Smotritsky recorrió las poblaciones de Vitebsk, Mogilev y Orcha sublevando a la
gente contra el catolicismo. Cuando el rey de Polonia proclamó un decreto
afirmando que Josafat era el único arzobispo legítimo de Polotsk, se produjeron
desórdenes no sólo en Vitebsk, sino en la misma Vilna. El decreto fue leído
públicamente en presencia del santo y éste estuvo a punto de perder la vida.
El canciller
de Lituania, León Sapieha, que era católico, temeroso de los resultados
políticos de la inquietud general, prestó oídos a los rumores esparcidos por
los disidentes que, fuera de Polonia, acusaban a San Josafat de haber sido el
causante de los desórdenes con su política. Así pues, en 1622, Sapieha escribió
al santo acusándole de emplear la violencia para mantener la unión, de exponer
el reino al peligro de una invasión de los cosacos, de sembrar la discordia
entre el pueblo, de haber clausurado por la fuerza ciertas iglesias no
católicas y de otras cosas por el estilo. Tan solo era cierto que Josafat había
pedido el auxilio del gobierno para recobrar la iglesia de Mogilev, de la que
se habían apoderado los disidentes. El arzobispo tuvo que hacer frente también
a la oposición, las críticas y la falta de comprensión de algunos católicos.
Una de las razones por la que que una parte del pueblo fácilmente se dejó
llevar por las falsas acusaciones era para evitar la disciplina y las
exigencias morales del renacimiento católico.
En octubre
de 1623, sabedor de que Vitebsk era todavía el centro de la oposición, decidió
ir allá personalmente. Sus amigos no lograron disuadirle ni convencerle de que
llevase una escolta militar. "Si Dios me juzga digno de merecer el
martirio, no temo morir'", respondió San Josafat. Así pues, durante dos
semanas predicó en las iglesias de Vitebsk y visitó a los fieles sin distinción
alguna. Sus enemigos le amenazaban continuamente y provocaban a sus
acompañantes para poder asesinarle aprovechando el desorden. El día de la
fiesta de San Demetrio, una turba enfurecida rodeó al mártir, el cual les dijo:
"Sé que
queréis matarme y que me acecháis en todas partes: en las calles, en los
puentes, en los caminos, en la plaza central. Pero yo estoy entre vosotros como
vuestro pastor y quiero que sepáis que me consideraría muy feliz de dar la vida
por vosotros. Estoy pronto a morir por la sagrada unión, por la
supremacía
de San Pedro y del Romano Pontífice."
Martirio
Smotritsky,
fomentador de la agitación, probablemente solo pretendía obligar al santo a
salir de la ciudad. Pero sus partidarios empezaron a tramar una conspiración
para asesinar a Josafat el 12 de noviembre, a no ser que se excusase ante ellos
por haber empleado la violencia. Un sacerdote llamado Elías fue el encargado de
penetrar en el patio de la casa del arzobispo e insultar a sus criados por su
religión y al amo
a quien servían.
Como la escena se repitiese varias veces, San Josafat dio permiso a sus criados
de arrestar al sacerdote, si volvía a presentarse. En la mañana del 12 de
noviembre, cuando el arzobispo se dirigía a la iglesia para el rezo del oficio
de la aurora, Elías le salió al encuentro y comenzó a insultarle. El santo dio
entonces permiso a su diácono para que mandase encerrar al agresor en un
aposento de la casa. Eso era precisamente lo que deseaban sus enemigos que
buscaban pretexto para atacarle. Al punto, echaron a vuelo las campanas, y la
multitud empezó a clamar que se pusiese en libertad a Elías y se castigase al
arzobispo. Después del oficio, San Josafat volvió a su casa y devolvió la
libertad a Elías, no sin antes haberle amonestado. A pesar de ello, el pueblo
penetró en la casa, exigiendo la muerte de Josafat y golpeando a sus criados.
El santo salió al encuentro de la turba y preguntó: "¿Por qué golpeáis a
mis criados, hijos míos? Si tenéis algo
contra mí, aquí estoy; dejadlos a ellos en paz." (Palabras muy parecidas a
las de Santo Tomás Becket en ocasión semejante). La turba comenzó entonces a
gritar: "¡Muera el Papista!", y San Josafat cayó atravesado por una
alabarda y herido por una bala. Su cuerpo fue arrastrado por las calles y arrojado
al río Divna.
El martirio
del santo produjo como resultado inmediato un movimiento en favor de la unidad
católica. Desgraciadamente, la controversia se prolongó con violencia y los
disidentes tuvieron también un mártir, el abad Anastasio de Brest, quien fue
ejecutado en 1648. Por otra parte, el arzobispo Melecio Smotritsky se
reconcilió más tarde con la Santa Sede.
La gran
reunión rutena existió, con altos y bajos, hasta que, después de la repartición
de Polonia, los soberanos rusos obligaron por la fuerza a los rutenos católicos
a unirse con la Iglesia Ortodoxa de Rusia. El
comunismo favoreció la opresión de la fe católica. Hoy como ayer es
necesaria la intercesión y el ejemplo de San Josafat a favor de la unión en la
verdad y el amor.
San Josafat
Kunsevich fue canonizado en 1867 por el Papa Pío IX. Fue el primer santo de la
Iglesia de oriente canonizado con proceso formal de la Sagrada Congregación de
Ritos. Quince años más tarde, León XIII fijó el 14 de noviembre como fecha de
la celebración de su fiesta en toda la Iglesia de occidente. La reforma
litúrgica movió la fiesta al 12 de noviembre.
El Papa Pío
XI declaró a San Josafat Patrón de la Reunión entre Ortodoxos y Católicos el 12
de noviembre de 1923, III centenario de su martirio.
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