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BIEN
AVENTURANZAS…
Cada una de
las ocho bienaventuranzas son cualidades que cada discípulo de Cristo debe
vivir.
1. Bienaventurados
los Pobres en Espíritu
Mt.5:3.
Jesús
no se refiere a pobres en su condición material o económica,
Jesús se refiere a
aquellos que espiritualmente se sienten y saben que son pobres,
que están
necesitados de Dios.
Que reconocen que necesitan el perdón de Dios, la paz de
Dios y el amor de Dios. Y que movidos por su necesidad buscan a Dios, claman a
Dios.
¿Y por qué son bienaventurados?
Porque a ellos Dios les da el Reino de
los Cielos.
La manifestación de la presencia del Espíritu viene a ellos,
la
santificación,
las promesas de Dios para su vida.
¿Crees que
necesitas de Dios?
¿Necesitas de
su Palabra, necesitas de la comunión con Él?
¿Necesitas consultar a Dios para
tomar tus decisiones?
¿Lo estás haciendo?
2.
Bienaventurados los que Lloran
Mt.5:4.
Los
que lloran son los afligidos, los dolidos, los entristecidos por diferentes
razones.
Para ellos hay consuelo si reconocen su necesidad y buscan a Dios,
porque en la presencia de Dios siempre hay consuelo (Ap. 7:17).
Hay dos tipos
de llantos:
__A. El primer
llanto es por nuestros propios pecados. Las lágrimas que son el resultado de saber que
provocamos dolor en el corazón de Dios.
B. El segundo
llanto es por los pecados de los demás.
Sentir dolor por la caída del otro.
Llorar por él en
lugar de señalarlo y juzgarlo. Llorar por él en lugar de despreciarlo.
¿Cuándo fue
la última vez que lloraste por tus propios pecados?
¿Alguna vez
lloraste por los pecados de tus hermanos o interiormente te comparaste y te
sentiste mejor creyente?
3. Bienaventurados
los Mansos
Mt.5:5.
Manso
significa literalmente “humilde, suave, considerado,
cortés”.
No es un
afeminado, no es el que permite que le hagan cualquier cosa, no es el que
adopta una postura de víctima frente a todos.
El manso es la persona que tiene
bien en claro quién es en Cristo y qué recibió de Cristo y por lo tanto tiene
dominio propio.
Los problemas, las circunstancias, los comentarios que hacen de
él hagan no lo descontrolan, no lo “sacan”, no lo vuelven loco.
¿Qué dicen de
tu carácter las personas con las que convivís diariamente?
¿Cómo estás
reaccionando frente a los problemas?
¿Qué
actitudes estás teniendo con las personas que te rodean?
4.
Bienaventurados los que Tienen Hambre y Sed
Mt.5:6.
El que tiene hambre y sed
espiritual es aquel que quiere más de Dios en su vida.
Tiene hambre de Dios,
quiere más del Espíritu,
más unción, más gracia,
más presencia de Dios en su
vida,
más revelación,
más conocimiento, más
6.
Bienaventurados los de Limpio Corazón
Mt.5:8.
Sal.24:3-4.
¿Quién estará en la presencia de Dios?
¿Quién disfrutará su
presencia?
En el corazón
decidimos lo que queremos hacer y deseamos.
Con las manos lo ejecutamos, lo
hacemos.
El corazón expresa nuestras intenciones, las manos expresan nuestras
conductas (Sal.51:10).
¿Quiénes son
los de limpio corazón?
Son aquellas personas que se han sacado la careta de la
hipocresía y la falsedad,
son aquellos que no tienen dobles intenciones
ni en sus miradas,
ni en sus palabras,
ni en sus pensamientos,
ni en sus
intenciones.
Son transparentes delante de Dios
y de los hombres.
No tienen “dos
caras”: la cara “espiritual” de la reunión y la “otra cara”.
¿Por qué son
bienaventurados?
Porque ellos verán a Dios.
Si delante de
todos quedaran al descubierto tu corazón y tus pensamientos,
¿te avergonzarías,
te sentirías incómodo, se caería tu careta espiritual?
¿Cuándo fue
la última vez que con arrepentimiento genuino limpiaste tu corazón y
pensamientos en la presencia de Dios?
7.
Bienaventurados los Pacificadores
Mt.5:9.
Un pacificador es una persona
que busca la paz, hace la paz y promueve la paz.
Provoca paz, genera paz.
Romanos
12:18.
¿Por qué “si
es posible”?
Porque a veces no es posible.
Hay personas que no quieren estar en
paz con nosotros. Hay personas que por naturaleza son violentos, son iracundos,
son mal llevados.
Te quieren pelear, su palabra es ley, son provocadores de
problemas y conflictos.
Pero en lo que dependa de nosotros mantengamos la paz,
no generemos nosotros los problemas.
1º Corintios
7:15. Si el
incrédulo se quiere ir ¡que se vaya!
¿Por qué? Porque el hijo de Dios no es un
esclavo de nadie, sino alguien que debe vivir en paz.
Establecer límites no
significa ser violento ni desamorado.
Decir “hasta acá llegaste” no significa
ser duro e insensible.
No se puede tolerar un caos ni permitir un infierno (1º
Pedro 3:11).
¿Por qué el
pacificador es llamado “hijo de Dios”?
Porque el
hijo repite el modelo del Padre Celestial (Colosenses 1:20). Así como Dios
buscó hacer la paz y estar en paz con nosotros por medio de Jesús, así debemos
mantener la paz con todos mientras dependa de nosotros.
¿Buscas la
paz o generas los conflictos?
¿Eres de los
que calman las cosas o de los que echan más leña al fuego?
¿Eres capaz
de dejar pasar por alto las pavadas o transformas cada tontería en un motivo de
discusión y pelea?
¿Eres
pacificador o violento?
8.
Bienaventurados Cuando los Persigan
¿Te
persiguen?
Eres bienaventurado.
¿Pero qué
tipo de persecuciones soportamos hoy como cristianos en un país donde hay
libertad religiosa?
- La persecución de las burlas.
- Porque vamos a una iglesia,
- porque creemos en la fidelidad,
- porque defendemos el noviazgo sin sexo, porque estamos en contra del aborto
- y no aceptamos el
matrimonio homosexual.
- La persecución de los desprecios.
- La persecución de las murmuraciones.
- La persecución de la desvalorización.
- La persecución de aquellos que hablan
para denigrar y humillar.
Mt.5:11. “Y digan toda clase de mal
contra ustedes mintiendo”.
Lo que las
personas hablan de nosotros, ¿es verdad o es mentira? Si hablan contra nosotros
mintiendo ¡vivamos en paz! No les demos bolilla, ignorémoslos. Siéntete
bienaventurado.
Pero si lo
que hablan de nosotros es verdad, porque nosotros mismos lo provocamos y
nosotros mismos hicimos y obramos mal, entonces no sólo no somos
bienaventurados sino que además somos los únicos responsables de lo que ellos
hablan.
Si sembramos
bien cosechamos bien, pero si sembramos mal cosechamos mal. Si lo provoqué y
otros hablan me la tengo que aguantar porque soy responsable.
¿Por qué me
puedo alegrar y gozar cuando hablan falsedades y mentiras, cuando las personas
se burlan de mi cristianismo, cuando desprecian y desvalorizan mi fe en Jesús?
¿Por qué me
puedo alegrar y gozar cuando ellos se ríen del evangelio y de mi vida
espiritual y cuando atacan mis valores y principios cristianos?
Hay tres
razones para alegrarnos y gozarnos:
A. Mt.5:12. “Porque nuestro galardón es
grande en los cielos”.
Que hablen lo
que quieran,
que mientan,
que falsifiquen la verdad,
no importa.
Nuestra
recompensa la recibimos de nuestro Padre Celestial.
Hay galardón para nosotros,
hay galardón para nuestra fe,
para nuestro compromiso
y santidad.
B. Mt.5:12. “Así persiguieron a los
profetas…”.
¿A quiénes
persiguieron?
¿A los chantas?
¿A los corruptos?
¡No! Persiguieron a los
profetas.
A aquellos que tenían el mensaje de Dios,
a quienes llevaban la
Palabra,
a quienes tenían la unción.
Cuando nos persiguen mintiendo,
cuando nos
dejan a un lado por defender nuestra fe cristiana,
nos estamos identificando
con aquellos hombres
y mujeres de Dios,
se autentica nuestra identidad
cristiana.
C. Mt.5:11. “Cuando por mí causa…”.
Cuando nos
paramos en la verdad de Dios entramos en conflicto con el mundo porque
decidimos ser leales a Jesucristo.
Somos bienaventurados por ser fieles y
leales a la revelación espiritual,
a la visión de Dios.
Y pararnos del lado de
Jesús nos enfrenta, sí o sí, a aquellos que están parados del otro lado.
¿De qué lado
estás?
¿Te persiguen
por tu fe cristiana?
¿Se ríen, se te burlan, te desvalorizan?
¿Cómo reaccionas?
¿Te deprimís,
te amargas,
piensas que eres alguien raro,
o reaccionas con gozo valorando más
lo que crees
y
tienes en Cristo?
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