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MARTES 25
DICIEMBRE 2012
__ DÍA 360
__SEMANA 52 __
Natividad de Nuestro Señor
Un hijo nos ha sido dado (Is. 9,5)
Estamos convocados a celebrar en Navidad el misterio
incomprehensible de un Dios que decide hacerse hombre, para salvar a los
hombres que se han alejado de Él. Sin embargo, Isaías, el profeta que nos ha
enseñado que el nombre de Dios es Emanuel, el Señor con nosotros, nos confía un
secreto que es al mismo tiempo, una prueba de amor y un desafío: Jesús, el hijo
de la Virgen inmaculada, es "un hijo que nos es dado". El Hijo del
Padre eterno, el Verbo encarnado, el hijo de María, nos es dado como hijo.
Somos llamados a quererlo, cuidarlo, escucharlo, llevarlo, de
igual manera que queremos, cuidamos, escuchamos y llevamos a un hijo.
Navidad es el tiempo para conmemorar este misterio. Misterio
que la liturgia nos propone contemplar, meditar, durante las tres semanas en
las que las fiestas se suceden para que podamos gustarlas: la natividad, la
celebración de la Sagrada Familia, la maternidad divina, la manifestación a los
paganos, la presentación al pueblo elegido en el borde del Jordán.
La alegría de los pastores de Belén, la veneración de los
magos y la presteza de los primeros discípulos, revelan las distintas actitudes
que Navidad puede hacer crecer en nosotros. En todo caso, en primer lugar, hay
que recibir al Hijo del Padre eterno como a un hijo...
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