Viernes 09
Noviembre 2012
Basílica de
Letrán
__DIA 314 __ SEMANA 45 __
Dedicación
de la Basílica de Letrán
La basílica
de Letrán es la catedral del Papa como obispo de Roma. Fue erigida por el
emperador Constantino, hacia el año 330, durante aquellos pocos años de euforia
que conoció la Iglesia al salir de la gran persecución, antes de padecer los
embates del arrianismo, que negaba la divinidad de Jesucristo.
Se vieron
entonces surgir por todos los pueblos iglesias, hacia las que convergían
gozosas las muchedumbres para celebrar su dedicación. La basílica de Letrán vio
desarrollarse, a lo largo de dieciséis siglos, muchos acontecimientos.
Ante todo,
conviene recordar aquellas noches pascuales de los siglos IV y V, cuando los
romanos se fueron agregando por millares al cuerpo de Cristo, recibiendo el
bautismo y la confirmación en el baptisterio, y celebrando la Eucaristía
pascual en la basílica.Hoy día, el Papa celebra en Letrán la misa de la tarde
del jueves santo, en el transcurso de la cual renueva el gesto de Cristo de lavar
los pies a sus discípulos.
El sucesor
de Pedro es, al mismo tiempo, obispo de Roma y obispo de la Iglesia católica.
Ambos ministerios son inseparables. Por esta razón, todas las Iglesias de rito
romano diseminadas a través del mundo tienen como cosa propia el celebrar el
misterio de la única Iglesia de Cristo en la fiesta de la dedicación de la
catedral de Roma.
Himno
(laudes)
El cielo y
la tierra
Celebren,
aplaudan
A la
Iglesia, esposa
Sin arruga y
mancha.
Descienda a
nosotros
la ciudad
sagrada,
en que todo
es nuevo y de rica gala.
En piedras
preciosas
Está
cimentada,
Y bien
construida
En brillos
de gracia.
Las piedras preciosas
Que están a
su entrada
Muestran la
hermosura
De esta casa
santa.
Descienda a
nosotros
Esta santa
casa,
Que hizo el
Rey eterno Para su morada. Amén
Señor, tú
que con piedras vivas y elegidas edifica el templo eterno de tu gloria:
acrecienta los dones que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pueblo
fiel, creciendo como cuerpo de Cristo, llegue a ser la nueva y definitiva
Jerusalén. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Himno (II
vísperas)
Alta ciudad
de piedras vivas,
Jerusalén;
Visión de
paz y cielos nuevos,
Ciudad del Rey.
Tus puertas
se abren jubilosas,
Visión de paz,
Y penetran
los ríos de tus santos
Hasta el altar.
Baluartes y
murallas de oro,
Jerusalén;
Tus calles,
gemas y zafiros,
Ciudad del Rey.
Jerusalén, Iglesia
viva
De eternidad;
Hacia ti
caminan los hombres,
Sin descansar.
Alta ciudad
de Cristo vivo,
Que es nuestro hogar,
Al que
volveremos, ya cansados
De caminar.
Cielos
nuevos y tierra nueva,
Jerusalén;
Morada de
Dios Trino y Uno. Amén, amén.
Señor, Dios
nuestro, que ha congregado tu Iglesia y has hecho de ella el cuerpo de tu Hijo:
haz que tu pueblo, reunido en tu nombre, te venere, te ame, te siga y, llevado
por ti, alcance el reino que le tiene prometido. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
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