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Conmemoración
de los fieles difuntos
__DIA 307_ SEMANA 44_
Leer el
comentario del Evangelio por
San Ambrosio (c.340-397), obispo de Milán y maestro de San Agustín, doctor de
la Iglesia, Padre de la Iglesia Latina.
Sobre la muerte de su hermano
“¿Por qué
lloras?” (Jn 20,13)
Lloran
aquellos que no pueden tener la esperanza de la resurrección,
o por que Dios
lo quiera, sino que lloran a causa de la dureza de su
corazón que no les
permite creer. Hay una diferencia entre los servidores
de Cristo y los paganos.
Es ésta: éstos lloran porque piensan que los
suyos están muertos para siempre,
no tienen consuelo en sus lágrimas,
no tienen descanso en su tristeza...
Mientras que para nosotros la muerte
no es el final de nuestro ser, sino el
final de nuestra vida. Ya que nuestro ser
se transforma a una condición mejor,
entonces, la llegada de la muerte
elimina todos nuestros llantos...
Tanto mayor será nuestro
consuelo, cuanto la conciencia
de nuestras buenas obras nos promete, después de
la muerte, una
recompensa mayor. Los paganos ya tienen su consuelo, pensando
que la muerte será un descanso para todos nuestros males.
Y como se ven
privados de gozar de la vida, piensan que quedarán
liberados de toda
posibilidad de sentir el dolor de las interminables
y duras penas de esta vida.
Pero nosotros, que tenemos que tener el
espíritu más elevado, a causa de la
esperanza de una recompensa,
debemos soportar mejor nuestro dolor, gracias al
consuelo que nos
espera. Parece que los que han muerto no están lejos de
nosotros sino
que nos preceden, la muerte no nos los quita, sino que los recibe
la eternidad.
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