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Sábado 03
Noviembre 2012
San Ermengol
de Urgel
__DIA 308
__SEMANA 44__
Ermengol de
“Urgell” (Nace en “Conflent”,
en la segunda mitad del siglo X – Muere en “El
Pont de Bar” 1035)
hijo de los vizcondes de Conflent, Bernat y Guisla. Fue
obispo
de “Urgell” entre el 1010 y 1035, momento de gran importancia
en el
desarrollo histórico del condado de “Urgell” y la ciudad de
“La Seu d'Urgell”.
Es venerado como Santo por la Iglesia católica
y es el Patrón principal de la
diócesis y de los municipios de
“La Seu d'Urgell” y “El Pont de Bar” entre
otros.
El joven
Ermengol se había criado en una de las familias más importantes
de la Catalunya
Vieja. Entre los personajes más destacados de su estirpe encontramos, además de
su tío, abad y obispo Sal·la, hermano de su
abuelo Isarn, vizconde de Conflent,
que fundó el monasterio de Sant Benet
de Bages.
San Ermengol
fue obispo de la diócesis de Urgell entre 1010 y 1035.
Había heredado el
pontificado –Obispado- de su tío Sal·la, a la muerte
de éste, el 29 de
septiembre de 1010, del que había sido su auxiliar.
Este acordó con su padre,
el vizconde Bernat de Conflent, su sucesión
en la cátedra episcopal a cambio de
una importante cantidad de dinero,
cien piezas de oro. Este convenio fue
firmado, con toda seguridad, antes
del año 1003. Sal·la había sido un obispo
determinante en la expansión
y posterior desarrollo de la sede pirenaica.
Ermengol,
así fue Obispo de “Urgell” entre el 1010-1035, veinte y cinco años de actividad
extraordinaria, espiritual y social. Su pontificado se inició con la reforma de
la canónica catedralicia. Así, Ermengol la dotó con los bienes propios situados
en las comarcas del “Vallespir”, “La Cerdanya” y el “Alt Urgell”.
San
Ermengol, comenzó muy pronto a ejercer como obispo. De hecho,
el año 1010,
meses antes de la muerte de su tío, ya lo encontramos desarrollando sus tareas.
El 6 de noviembre de 1010, suscribe, como
obispo, la publicación sacramental
del testamento de su antecesor.
Su pontificado lo sitúa como uno de los más
emprendedores obispos
de su diócesis. Sólo accedió a la cátedra, emprendió una
ambiciosa reorganización de la canónica cardenalicia, iniciada por Sal·la y
aprobada definitivamente el 18 de noviembre de 1010 por los condes de Urgell,
Barcelona, Cerdanya y Pallars, además de todos los obispos de la
provincia
eclesiástica de Narbona, a la que pertenecía el obispado de la
Seu d'Urgell.
Desde este momento la canonja de la Seu d'Urgell fue
tomando relevancia y
jugando un rol destacado en la vida de la Sede.
En 1001 fue
a Roma, donde recibió de manos del Papa Silvestre II,
al famoso Gerbert
d'Aurillac amigo del obispo abad Oliba, y que había estudiado en el monasterio
de Ripoll y, incluso en Córdoba, una bula para
la que el obispado veía
confirmadas todas sus propiedades.
El 1012
viajó de nuevo a Roma para verse con el Papa Benedicto VIII,
el cual le
confirmó todos sus bienes y límites del obispado, incluyendo el “pagus de la
Ribagorza”. En 1017 consagró obispo de Roda a Borrell, el
cual le juró
fidelidad y lo reconoció como superior jerárquico. No dudó en presentarse a
juicios públicos en contra de las decisiones tomadas por la nobleza del condado
de “Urgell”.
La
personalidad de un obispo del cambio de milenio era bastante diferente
a la
imágenes que tenemos actualmente. San Ermengol, como mucha gente
de su época,
fue un reconocido guerrero. Podríamos destacar la conquista
y liberación de la
ciudad de “Guissona” del poder musulmán en el año
1024, contribuyendo a su
reedificación, lo que suponía también hacer retroceder la frontera sur de su
obispado de la opresión musulmana que entonces sufría y devolver la libertad a
los cristianos. La búsqueda de
terrenos en el sur, más fértiles y con un clima
más agradable, fueron una constante del momento. Esta y otras conquistas
comportaron la necesidad
de llevar a cabo toda una serie de obras de ingeniería
y comunicaciones que dieron mucha popularidad al obispo. Una de las más
reconocidas fue la vía
de comunicación con el sur, con la construcción del paso
de los “Els Tres Ponts”, que facilitaron el acceso a la plana de Urgell.
Paralela al desarrollo de infraestructuras, Ermengol también llevó a cabo
directa o indirectamente, la construcción de una serie de templos, como “San
Julián de Coaner” o
“San Pedro de la Portella”. Dentro de este apartado, cabe
destacar la construcción de la iglesia de San Pedro (actual San Miguel),
adosada al claustro de la Catedral de la Seu d’Urgell y que es la única
construcción
que conservamos integramente de su época. También destaca la
catedral nueva -la tercera-, la “Catedral de la Seu d'Urgell”, la primera
románica, consagrada por su sucesor, Eribau, el 23 de octubre de 1040, -que no
pudo consagrar personalmente el Santo porque murió de accidente -San Ermengol
no pudo ver nunca su gran obra, había muerto casi cinco años antes, el 3 de
noviembre de 1035, al caer de un andamio mientras revisaba
la construcción de
un puente en Bar sobre el río Segre (la actual villa de
“El Pont de Bar”). Hay
muchas otras construcciones en la misma villa de
“La Seu d'Urgell”: las
capillas de Santa Eulalia, de San Francisco de Asís
y de San Miguel, el antiguo
Palacio Episcopal y el Hospital de los Pobres, ambas construcciones cerca de la
actual Catedral –la nueva-.
También
contribuyó y actuó personalmente en la mejora de las vías de comunicación de su
obispado. Así, el Pont de Bar –ya mencionado- una
vía importante hacia la
Cerdanya. También se le atribuyó la construcción
del puente a la altura de Sant
Andreu dels Tresponts, vía también muy importante para el tránsito hacia el sur
del obispado.
Desde su
muerte, su mito y leyenda se extendieron rápidamente. Desde
el principio, ya se
dijo que su cuerpo bajó flotando por el río –en dirección contraria a la
corriente del rio- hasta la Seu d'Urgell, donde se paro su
cuerpo sin vida
frente a la catedral y las campanas tocaron solas. Enterrado en el lado norte
del transepto, a continuación se produjo una gran sequía.
Gracias a unas
revelaciones se procedió a cambiar el lugar de la sepultura
y se instaló en el
lado sur del mismo transepto. Dicho y hecho, llegó la lluvia
y desde entonces
siempre se le invoca en toda la región contra las sequías.
Fue un buen
administrador y defensor de los bienes de su obispado. Un hombre muy fiel y
también muy piadoso, según se desprende del texto
de su testamento y por haber
fundado la canónica, para reformar su clero,
y de haber construido la catedral
para aumentar el culto y honor a Dios.
Murió en El
Pont de Bar, al caer del puente que se construía en el río Segre,
el día 3 de
noviembre del año 1035. Siete años más tarde el obispado de Urgell ya lo
veneraba como santo y posteriormente lo tuvo como patrón.
Su
popularidad, y la de sus milagros, se extendió tan pronto que el 1044 ya
era
considerado santo. Muchos son los testimonios que muestran la popularidad del
santo en la comarca y, en especial, en su capital. De la
Feria de Sant
Ermengol, la más antigua documentada en la península iberica, tenemos la
primera noticia en 1048, cuando el conde Ermengol III de
Urgell, otorgaba a la
canonja, todos los diezmos y teloneus que debían
tributar los visitantes de la
feria.
Otro ejemplo
es el Retablo de San Ermengol, obra de Esteban Albert
(1914-1995), que se
representa todos los sábados de verano en el claustro
de la catedral de la Seu
d'Urgell, llevado a cabo por voluntarios del pueblo
de todas las edades.
Podemos encontrar actores que la han representado desde la primera edición así
como nuevas incorporaciones. Es una obra
de teatro de valor histórico para la
cultura catalana.
Su
festividad se celebra el día 3 de noviembre, ya desde poco después de su muerte
comenzó a ser venerado, el 1044 ya consta su culto a “La Seu d'Urgell”.
Mil años del
obispo Ermengol (1010-2010)
En el año
1010, ya bien entrado el otoño, Ermengol, hijo de los vizcondes
de “Conflent”,
era consagrado obispo de “Urgell” en la catedral de Santa María de la Sede. En
vida, el obispo Ermengol fue uno de los personajes
más influyentes de aquellos
condados cristianos, arrinconados en las estribaciones del Pirineo, que más
adelante se fundirían en un país llamado Catalunya, y desarrolló una actividad
incansable en la mejora de la vida material y espiritual de los sus fieles.
Obispo
reformador, constructor de puentes y caminos, defensor de la
Iglesia, peregrino
y guerrero, Ermengol fue, por encima de todo, un hombre de su tiempo al
servicio de la cristiandad y de la Iglesia de “Urgell”.
Su trágica
muerte en “El Pont de Bar” el año 1035, en el transcurso
de una visita de
obras, consolidó su fama y rodeó su figura de una aureola
de santidad que fue
sancionada e incrementada con la atribución de numerosos milagros vinculados
con el beneficio de la lluvia.
Diez siglos
después de aquellos acontecimientos lejanos, la ocasión
de su milenario es el
momento más propicio para el recuerdo de uno
de los personajes más sugestivos
de la historia de Catalunya.
Historia
aportada por Ermengol Cerqueda, suscriptor del Evangelio
del día.
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