jueves 07
Agosto 2014
San Cayetano de Thiene
San Cayetano de Thiene, presbítero y fundador
fecha: 7 de
agosto
n.: 1480 - †: 1547 - país: Italia
canonización: B: Urbano VIII 8 oct 1629 - C:Clemente X 12 abr 1671
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1480 - †: 1547 - país: Italia
canonización: B: Urbano VIII 8 oct 1629 - C:Clemente X 12 abr 1671
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
San Cayetano de Thiene, presbítero, que en
Nápoles, en la región de Campania, se entregó a pías obras de caridad,
especialmente en favor de los enfermos incurables, promovió asociaciones para
la formación religiosa de los laicos e instituyó los Clérigos Regulares para la
renovación de la Iglesia, recomendando a sus discípulos el deber de observar la
primitiva forma de vida apostólica.
Fundador. Año
1547. Este santo, muy popular entre los comerciantes y ganaderos
porque los protege de muchos males, nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia,
Italia. Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un
ejército enemigo. El niño quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se
esmeró intensamente por formarlo muy buen.
Estudió en la Universidad
de Pádua donde obtuvo dos
doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad
exquisita que le ganaba muchas amistades. Se fue después a Roma, y
en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y
notario de la Santa Sede. A los 33 años fue ordenado sacerdote. El
respeto que tenía por la Santa Misa era tan grande, que entre su ordenación
sacerdotal y su primera misa pasaron tres meses, tiempo que dedicó a prepararse
lo mejor posible a la santa celebración.
En ese tiempo estalló la
revolución de Lutero que fundó a los evangélicos y se declaró en guerra contra
la Iglesia de Roma. Muchos querían seguir su ejemplo, atacando y criticando a
los jefes de la santa Iglesia Católica, pero San Cayetano les decía: «Lo
primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí
mismo».
San Cayetano era de familia
muy rica y se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los
pobres. «Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo
como rico?» Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que me
rindan honores? Oh, que ganas siento de llorar al ver que las gentes no sienten
deseos de imitar al Redentor Crucificado».
Sentía un inmenso amor por
Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en la Sagrada Eucaristía y recordando
la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño
Jesús. La gente lo llamaba: «El padrecito que es muy sabio, pero a
la vez muy santo» Los ratos libres los dedicaba, donde quiera que
estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más
abandonados y repugnantes. Un día en su casa de religioso no había
nada para comer porque todos habían repartido sus bienes entre los pobres.
San Cayetano se fue al
altar y dando unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las
Santas Hostias, le dijo con toda confianza: «Jesús amado, te recuerdo que no
tenemos hoy nada para comer». Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy
buena cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las
enviaban. En su última enfermedad el médico aconsejó que lo
acostaran sobre un colchón de lana y el santo exclamó: «Mi Salvador murió sobre
una tosca cruz. Por favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre
unas tablas».
Y así murió el 7 de agosto
del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años, desgastado de tanto trabajar
por conseguir la santificación de las almas. En seguida empezaron a
conseguirse milagros por su intercesión y el Sumo Pontífice lo declaró santo en
1671.
Falleció el 7 de agosto de
1547. En 1670 el Papa Clemente X lo canonizó.
Oremos
Señor Dios todopoderoso, que inspiraste al presbítero san Cayetano el deseo de vivir según el modelo de la primitiva comunidad apostólica, haz que nosotros, siguiendo su ejemplo y contando con su intercesión, confiemos siempre en ti y busquemos continuamente el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
OOOOOOOOOOOOOO
jueves 07
Agosto 2014
San Sixto II
Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires
fecha: 7 de
agosto
†: 258 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 258 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Santos Sixto II, papa, y
compañeros, mártires. El papa san Sixto, mientras celebraba los sagrados
misterios y enseñaba a los fieles los mandatos del Señor, por orden del
emperador Valeriano fue inesperadamente detenido por los soldados y decapitado
de inmediato, el día seis de agosto; con él sufrieron al mismo tiempo el
martirio cuatro diáconos, que fueron enterrados juntamente con el pontífice en
Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia. En este mismo día, los
santos Agapito y Felicísimo, diáconos suyos, murieron también en el cementerio
de Pretextato, donde fueron sepultados.
San Sixto II , Papa. Fue
electo el 31 de agosto de 257 y martirizado en Roma el 6 de agosto de
258. Su origen es desconocido. El «Liber Pontificalis» dice que era griego por
nacimiento, pero esto probablemente sea un error originado por la errónea
suposición de que era idéntico a un filósofo griego del mismo nombre, quien fue
autor de las llamadas «Sentencias» de Xystus.
Durante el pontificado de su predecesor, San Esteban, surgió una fuerte disputa
entre Roma y las Iglesias africana y asiática, en cuanto al bautismo de los
herejes, que había amenazado con terminar en la completa ruptura entre Roma y
las Iglesias de África y Asia Menor.
Sixto II, a quien Pontius (Vita Cyprian, cap. xiv) describe como un
sacerdote bueno y pacífico, fue más conciliador que San Esteban y restauró las
relaciones amistosas con estas Iglesias, aunque, al igual que su predecesor,
mantuvo la usanza romana de no rebautizar a los herejes. Poco antes
del pontificado de Sixto II, el Emperador Valeriano emitió su primer edicto de
persecución, en el que obligaba a los cristianos a participar en el culto
nacional de los dioses paganos y les prohibía reunirse en los cementerios,
amenazando con el exilio o la muerte a aquel que se descubriera desobedeciendo
la orden.
Los primeros días de agosto
de 258, el emperador emitió un edicto nuevo y mucho más cruel contra los
cristianos, cuyo contenido ha sido conservado en una carta de San Cipriano a Successus, Obispo de Abbir Germaniciana (Ep. lxxx). En él se enviaba a
muerte a los obispos, sacerdotes y diáconos («episcopi et presbyteri et diacones incontinenti animadvertantur»).
Sixto II fue uno de los
primeros en caer víctimas de este mandato imperial («Xistum in cimiterio animadversum citáis VIII. id. Augusti et cu meo diacones quattuor» –Cipriano, Ep. lxxx). Con el fin de escapar a
la vigilancia de los funcionarios imperiales reunió a su rebaño el 6 de agosto
en uno de los cementerios menos conocidos, el de Pretextatus, del lado izquierdo de la
Vía Appia, casi frente al cementerio
de San Calixto. Mientras estaba sentado dirigiéndose a
su rebaño fue repentinamente aprehendido por una banda de soldados.
Existe cierta duda de si
fue decapitado de inmediato o si fue primero llevado frente a un tribunal para
recibir su sentencia y luego llevado de vuelta al cementerio para ser
ejecutado. Lo último parece ser lo más probable. La inscripción que
el Papa Dámaso (366-84) colocó en su tumba en el cementerio de San Calixto
puede ser interpretado en cualquiera de estas dos formas. La inscripción
completa es obra de San Dámaso (P.L. XIII, 383-4, donde se supone erróneamente
que es epitafio para el Papa Esteban I), y unos cuantos fragmentos fueron
descubiertos en la tumba misma por Rossi
(Inscr. Christ., II, 108).
El «Liber Pontificalis» menciona que fue llevado
para ser ofrecido como sacrificio a los dioses («ductus ut sacrificaret demonios» –I,
155) San Cipriano establece en la carta mencionada
anteriormente, que fue escrita cuando muy tarde un mes después del martirio de
Sixto, que «los prefectos de la Ciudad urgían diariamente la persecución con el
fin de que, si cualquiera era traído ante ellos, pudieran ser castigados y sus
propiedades confiscadas».
La patética reunión entre
San Sixto II y San Lauro, mientras el primero era llevado a ejecución, de la
cual se hace mención en los apócrifos «Hechos de San Lauro», así como por San
Ambrosio (Officiorum, lib. I, c. xli y lib. II, c. ccviii) y el poeta Prudentius (Peristephanon, II), probablemente sólo
sea una leyenda. Cuatro diáconos, Januarius, Vincentius, Magnus y Stephanus, fueron aprehendidos con
Sixto y decapitados con él en el mismo cementerio.
Otros dos diáconos, Felicissimus y Agapitus, sufrieron martirio el
mismo día. Los restos de Sixto fueron transferidos por los cristianos a la
cripta papal en el cementerio vecino de San Calixto. Tras su tumba se conservó
en una capilla la silla ensangrentada en la cual fue decapitado. Se erigió un
oratorio (Oratorium Xysti) sobre el cementerio de
San Pretextatus, en el lugar donde fue
martirizado, y era visitado por los peregrinos hasta los siglos siete y
ocho.
Por algún tiempo se
creyó que Sixto II era el autor de las llamadas «Sentencias» o «Anillo de
Sixto», originalmente escrito por un filósofo pitagórico y revisado en el siglo
dos por un cristiano. Este error surgió porque en su introducción a una traducción
al latín de dichas «Sentencias», Rufino las adjudica a Sixto de Roma, obispo y
mártir. Ahora existe la certeza de que el Papa Sixto II no es el
autor (ver Conybeare, «El Anillo del Papa Sixto
se ofrece ahora en inglés, con un comentario histórico y crítico, Londres
1910).
Harnack (Texte und Untersuchungen zur altchrist. Literatur, XIII, XX) le adjudica el
tratado «Ad Novatianum», pero su opinión ha sido
en general rechazada (ver Rombold
en «Theol. Quartalschrift», LXII, Tübingen, 1900). Algunas
de sus cartas han sido impresas en P.L., V, 79-100.
Una carta descubierta
recientemente fue publicada por Conybeare en «English Hist. Review», Londres, 1910
Oremos
Dios todopoderoso, que concediste al Papa san Sixto II y a sus compañeros, mártires, la valentía de entregar sus vidas por proclamar tu palabra y por dar testimonio de Jesús, infunde también en nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que seamos siempre dóciles en aceptar la fe y valerosos para proclamar ante los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOO
Santo(s) del día
San
Cayetano de Thiene
San Sixto II
Santa Afra de Augsburgo
San Donato de Arezzo
San Donaciano de Châlons
San Victricio de Rouen
Beato Jordán Forzaté
San Alberto degli Abbati
Beato Alberto de Sassoferrato
Beato Vicente de L`Aquila
Beato Agatángelo Nourry de Vincennes
Beato Martín de San Félix
Santa Juliana de Monte Cornillón
Beato Nicolás Postgate
San Mamés de Capadocia
Beato Edmundo Bojanowski
San Donato de Besançon
San Miguel de la Mora
San Julián Roma
San Fausto Milán
San Sixto II
Santa Afra de Augsburgo
San Donato de Arezzo
San Donaciano de Châlons
San Victricio de Rouen
Beato Jordán Forzaté
San Alberto degli Abbati
Beato Alberto de Sassoferrato
Beato Vicente de L`Aquila
Beato Agatángelo Nourry de Vincennes
Beato Martín de San Félix
Santa Juliana de Monte Cornillón
Beato Nicolás Postgate
San Mamés de Capadocia
Beato Edmundo Bojanowski
San Donato de Besançon
San Miguel de la Mora
San Julián Roma
San Fausto Milán
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