viernes
19 Diciembre 2014
San Francisco Javier Hà
Santos Francisco Javier Hà Trong Mâu y compañeros, mártires
En el lugar llamado Bac-Ninh, en Tonkin, santos mártires Francisco
Javier Há Trong Mâu y Domingo Bùi Van Uy, catequistas; Tomás Nguyen Van Dê, sastre; también Agustín Nguyen Van Mói y Esteban Nguyen Van Vinh, agricultores, el primero
de estos últimos neófito y el segundo todavía catecúmeno, todos los cuales,
negándose a pisotear la cruz, sufrieron la cárcel y tormentos, y finalmente,
por mandato del emperador Minh Mang,
fueron estrangulados.
Cumpliendo la orden real
que había conmutado la pena de destierro por la de muerte, el 19 de diciembre
de 1839 fueron conducidos al poblado de Co-Mé junto a Bac-Ninh, en el Tonquín, cinco cristianos
seglares, y allí fueron estrangulados. Todos ellos pertenecían a la comunidad
cristiana de Ké-Mot, encomendada al P. Pedro
Tu,
y fueron arrestados con motivo de la intensa búsqueda que del párroco hacían
las autoridades. La búsqueda empezó el 28 de junio de 1838, y el día 1 de julio
siguiente ya estaban los cinco capturados y eran conducidos a la capital de la
provincia Nonh-Thai. Llevados ante el
tribunal se les conminó durante días y días a pisotear la cruz. Por fin el 27
de julio se dictó contra ellos sentencia de destierro perpetuo, además de
ciento cincuenta azotes. Sin embargo el rey Minh-Manh ordenó que la sentencia fuera
cambiada por la pena de muerte si no se producía la apostasía. Los presos
siguieron en la cárcel, donde hicieron un exitoso apostolado entre los otros
reclusos. Así se llegó al 24 de noviembre de 1839 en que, vista la perseverancia
en la fe, se confirmó la sentencia de muerte, que se ejecutó el 19 de diciembre
en Bac Ninh. Beatificados en 1900,
fueron canonizados por SS Juan Pablo II en 1988.
Francisco Javier Há Trong Mâu nació en Ké-Dieu en 1794 y era celoso
catequista de la parroquia del poblado de Ké-Mot, a donde se había trasladado a
vivir. Era terciario dominico. Cuando llegaron los soldados al pueblo para
hacer varios arrestos, él pudo escapar y refugiarse en Naht, en casa de un amigo
pagano, pero éste lo traicionó y señaló su presencia al mandarín local, que lo
arrestó y lo envió a la capital, donde se unió a los otros mártires.
Domingo Bùi Van Uy desconocía el lugar de su
nacimiento. De pequeño había sido acogido en la Casa de Dios y criado por los
padres dominicos, que se lo asignaron a san Pedro Tu y lo prepararon
cuidadosamente para el apostolado. Acompañado de este sacerdote llegó al
poblado de Ké-Mot en la primavera de 1838.
Al llegar los soldados el 28 de junio pudo huir al vecino pueblo de Huong-Trang, donde un pagano los
escondió en su casa. Pero al día siguiente ambos fueron arrestados. Se le
separó del sacerdote, que fue decapitado el 5 de septiembre de aquel año,
mientras él siguió en la cárcel hasta su muerte.
Tomás Nguyen Van Dê había nacido en Ké-Mot, en el que creció, se
casó, tuvo hijos y se ganaba la vida como sastre. Al llegar los soldados lo
arrestaron por ser el cristiano más distinguido del pueblo. Tras el primer
interrogatorio, pudo visitarlo su esposa y él le encomendó a sus tres hijos
diciéndole que estaba dispuesto a morir por Cristo. En la cárcel hizo la
profesión en la Orden Tercera de Santo Domingo. Tenía 27 años de edad.
Agustín Nguyen Van Mói había nacido en 1806 en Phu Trang y más tarde se trasladó al
pueblo de Ké-Mot donde conoció la religión
cristiana y se convirtió a ella. Hecho el catecumenado recibió el bautismo en
1836 de manos del párroco san Pedro Tu, religioso dominico. Arrestado el 28 de
junio de 1838, se negó firmemente a abandonar la fe y aprovechó su estancia en
la cárcel para atraer a la fe a otros presos, e hizo allí mismo la profesión en
la Orden Tercera de Santo Domingo. Trabajaba en el campo.
Esteban Nguyen Van Vinh era natural de Phu Trang y se había ido a vivir a Ké-Mot, ganándose la vida como
trabajador del campo. Conoció el cristianismo y se inscribió en el
catecumenado. Arrestado el 28 de junio de 1838, confesó la fe cristiana con
firmeza y perseveró en ella hasta la muerte. El Martirologio romano lo llama
catecúmeno pero parece que en la cárcel uno de los catequistas presos con él le
administró el sacramento del bautismo.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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