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Lunes 10 Marzo 2014
Santos mártires de Sebaste
Mártires de
Sebaste
Los 40 mártires de Sebaste (a. 320) La Legión XII Fulminata se hizo célebre entre
los cristianos del siglo IV por el martirio de 40 de sus soldados. Junto a la
Legión XV Apollinaris tenía a su cargo la defensa de Asia Menor. En el año 312 Constantino y Licinio
publicaron un edicto favorable a los cristianos. Majencio había sido derrotado
el 28 de Abril de ese año junto al puente Milvio y quedaba Constantino como
único emperador de Occidente.
En Oriente, vencido Maximiano Daia, es Licinio el único dueño.
Constantino y Licinio son emperadores
asociados. Por ese momento hay abundantes cristianos enrolados en las filas del
ejército por la tranquilidad que por años los fieles cristianos van disfrutando
al amparo del edicto imperial. En lenguaje de Eusebio, el ambicioso Licinio se
quita la máscara e inicia en Oriente una cruenta persecución contra los
cristianos. La verdad histórica del
martirio, con sus detalles más nimios, no llega uniformemente a nuestros
tiempos. La predicación viva de su entrega hasta la muerte -propuesta una y
otra vez como paradigma a los fieles- está necesariamente adaptada a la
necesidad interior de los diferentes auditorios; esto hace que se resalten más
unos aspectos que otros, según lo requiera el mayor provecho espiritual, a los
distintos oyentes y probablemente ahí radique la diferencia de las memorias.
San Gregorio de Nisa, apologista acérrimo de los soldados
mártires, sitúa el lugar del martirio en Armenia, cerca de la actual Sivas, en
la ciudad de Sebaste. Fue en el año 320 y en un estanque helado. (San Efrén, al
comentarlo, debió imaginarlo tan grande que lo llamó “lago”) Dice que de la XII Fulminata, cuarenta
hombres aguerridos prefirieron la muerte gélida a renunciar a su fe cristiana.
Sobre el hielo y hundiéndose en el rigor del agua fría, los soldados, con sus
miembros yertos, se animan mutuamente orando: “Cuarenta, Señor, bajamos al
estadio; haz que los cuarenta seamos coronados”. Quieren ser fieles hasta la muerte... pero
uno de ellos flaquea y se escapa; el encargado de su custodia , asombrado por
la entereza de los que mueren y aborreciendo la cobardía del que huye, entra en
el frío congelador y completa el número de los que, enteros, mantienen su ideal
con perseverancia.
Los sepultaron, también juntos, en el Ponto, dato difícil de
interpretar por ser armenios los mártires.
Pronto comenzó el culto a los soldados y se propagó por Constantinopla,
Palestina -donde santa Melania la Joven construyó un monasterio poniéndolo bajo
su protección-, Roma y de allí a toda la cristiandad. La antigüedad cristiana
vibraba con la celebración del heroísmo de sus soldados, admiró la valentía, la
constancia, el desprendimiento, la renuncia a una vida larga y
privilegiada. Deseaban las iglesias
particulares conseguir alguna de sus reliquias tanto que san Gaudencio afirma
se valoraban más que el oro y san Gregorio Niseno las apreciaba hasta el punto
de colocarlas junto a los cuerpos de sus padres para que en la resurrección
última lo hicieran junto a sus valientes intercesores.
Oremos
Dios todopoderoso y eterno, que diste a los santos mártires de
Sebaste la valentía de aceptar la muerte
por el nombre de Cristo: concede también tu fuerza a nuestra debilidad para
que, a ejemplo de aquellos que no dudaron en morir por ti, nosotros sepamos
también ser fuertes, confesando tu nombre con nuestras vidas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.
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