•miércoles 19 Noviembre 2014
Santa Matilde Hackeborn
Santa Matilde, virgen
•En
el monasterio de Helfta, en Sajonia, santa
Matilde, virgen, que fue mujer de exquisita doctrina y humildad, ilustrada con
el don celeste de la contemplación mística.
•Queridos
hermanos y hermanas,
•hoy
quisiera hablaros de santa Matilde de Hackeborn, una de las grandes figuras del monasterio de Helfta, que vivió en el
siglo XIII. Su hermana religiosa santa Gertrudis la Grande, en el VI libro de
la obra Liber specialis gratiae (El libro de
la gracia especial), en el que se narran las gracias especiales que Dios otorgó
a santa Matilde, afirma así: “Lo que hemos escrito es bien poco en comparación
con lo que hemos omitido. Únicamente para gloria de Dios y utilidad del prójimo
publicamos estas cosas, porque nos parecería injusto mantener el silencio sobre
tantas gracias que Matilde recibió de Dios no tanto para ella misma, en nuestro
parecer, sino para nosotros y para los que vendrán después de nosotros” (Mechthild
von Hackeborn,
Liber specialis gratiae, VI, 1).
•Esta
obra fue redactada por santa Gertrudis y por otra hermana de Helfta y tiene una
historia singular. Matilde, a la edad de cincuenta años, atravesaba una grave
crisis espiritual, unida a sufrimientos físicos. En estas condiciones confió a
dos hermanas amigas las gracias singulares con las que Dios la había guiado
desde la infancia, pero no sabía que éstas lo anotaban todo. Cuando lo supo, se
sintió profundamente angustiada y turbada. Pero el Señor la consoló, haciéndole
comprender que cuanto se había escrito era para gloria de Dios y para bien del
prójimo (cfr ibid., II,25; V,20).
Así, esta obra es la fuente principal de la que obtener informaciones sobre la
vida y la espiritualidad de nuestra Santa.
•Con
ella nos introducimos en la familia del Barón de Hackeborn, una de las más nobles, ricas y poderosas de
Turingia, emparentada con el emperador Federico II, y entramos en el monasterio
de Helfta en el periodo más
glorioso de su historia. El Barón había ya dado al monasterio una hija,
Gertrudis de Hackeborn (1231/1232 -
1291/1292), dotada de una destacada personalidad. Abadesa durante cuarenta
años, capaz de dar una impronta peculiar a la espiritualidad del monasterio,
llevándolo a un florecimiento extraordinario como centro de mística y de
cultura, escuela de formación científica y teológica. Gertrudis ofreció a las
monjas una elevada instrucción intelectual, que les permitía cultivar una
espiritualidad fundada en la Sagrada Escritura, en la Liturgia, en la tradición
Patrística, en la Regla y espiritualidad cisterciense, con particular
predilección por san Bernardo de Claraval y Guillermo de St-Thierry. Fue una verdadera maestra, ejemplar en todo,
en la radicalidad evangélica y en el celo apostólico. Matilde, desde su
juventud, acogió y gustó el clima espiritual y cultural creado por su hermana,
ofreciendo después su impronta personal.
•Matilde
nació en 1241 o 1242 en el castillo de Helfta; es la tercera hija del Barón. A los siete años con
su madre, visitó a su hermana Gertrudis en el monasterio de Rodersdorf. Quedó tan
fascinada por ese ambiente que deseaba ardientemente formar parte de él. Entró
como educanda y en 1258 se convirtió en monja del convento, que entre tanto se
había transferido a Helfta, en la propiedad
de los Hackeborn. Se distinguió por
la humildad, fervor, amabilidad, limpieza e inocencia de vida, familiaridad e
intensidad con que vivió su relación con Dios, la Virgen y los Santos. Estaba
dotada de elevadas cualidades naturales y espirituales, como “la ciencia, la inteligencia,
el conocimiento de las letras humanas, la voz de una suavidad maravillosa: todo
la hacía adecuada para ser un verdadero tesoro para el monasterio bajo todos
los aspectos” (Ibid., Proemio). Así, “el
ruiseñor de Dios” – como se la llamaba – aún muy joven, se convirtió en
directora de la escuela del monasterio, directora del coro, y maestra de
novicias, servicios que llevó a cabo con talento e infatigable celo, no sólo en
beneficio de las monjas, sino de todo el que deseara acudir a su sabiduría y
bondad.
•Iluminada
por el don divino de la contemplación mística, Matilde compuso numerosas
oraciones, Es maestra de fiel doctrina y de gran humildad, consejera,
consoladora, guía en el discernimiento: “Ella – se lee – distribuía la doctrina
con tanta abundancia que nunca se había visto en el monasterio, y tenemos, ¡ay!
gran temor de que nunca vuelva a verse algo semejante. Las monjas se reunían a
su alrededor para escuchar la palabra de Dios, como a un predicador. Era el
refugio y la consoladora de todos, y tenía, como don singular de Dios, la
gracia de revelar libremente los secretos del corazón de cada uno. Muchas
personas, no sólo en el monasterio, sino también extraños, religiosos y
seglares, llegados de lejos, atestiguaban que esta santa virgen les había liberado
de sus penas y que nunca habían probado tanto consuelo como a su lado. Compuso
además y enseñó tantas oraciones que si se reuniesen, superarían el volumen de
un salterio” (Ibid.,
VI,1).
En 1261 llegó al convento una niña de cinco años de nombre Gertrudis: fue confiada a los cuidados de Matilde, con apenas veinte años, que la educa y la guía en la vida espiritual hasta hacer de ella no sólo su discípula excelente, sino su confidente. En 1271 o 1272 entra en el monasterio también Matilde de Magdeburgo. El lugar acogió así a cuatro grandes mujeres – dos Gertrudis y dos Matildes –, gloria del monaquismo germánico. En su larga vida transcurrida en el monasterio, Matilde sufrió continuos e intensos sufrimientos, a los que añadió las durísimas penitencias elegidas para la conversión de los pecadores. De este modo participó en la pasión del Señor hasta el final de su vida (cfr ibid., VI, 2). La oración y la contemplación fueron el humus vital de su existencia: las revelaciones, sus enseñanzas, su servicio al prójimo, su camino en la fe y en el amor tienen aquí su raíz y su contexto. En el primer libro de la obraLiber specialis gratiae, las redactoras recogen las confidencias de Matilde señaladas en las fiestas del Señor, de los santos y, de modo especial, de la Beata Virgen. Es impresionante la capacidad que esta santa tenía de vivir la Liturgia en sus varios componentes, incluso los más sencillos, llevándola a la vida monástica cotidiana. Algunas imágenes, expresiones, aplicaciones quizás están alejadas de nuestra sensibilidad, pero, si se considera la vida monástica y su tarea de maestra y directora de coro, se nota su singular capacidad de educadora y formadora, que ayuda a sus hermanas a vivir intensamente, partiendo de la Liturgia, cada momento de la vida monástica.
En 1261 llegó al convento una niña de cinco años de nombre Gertrudis: fue confiada a los cuidados de Matilde, con apenas veinte años, que la educa y la guía en la vida espiritual hasta hacer de ella no sólo su discípula excelente, sino su confidente. En 1271 o 1272 entra en el monasterio también Matilde de Magdeburgo. El lugar acogió así a cuatro grandes mujeres – dos Gertrudis y dos Matildes –, gloria del monaquismo germánico. En su larga vida transcurrida en el monasterio, Matilde sufrió continuos e intensos sufrimientos, a los que añadió las durísimas penitencias elegidas para la conversión de los pecadores. De este modo participó en la pasión del Señor hasta el final de su vida (cfr ibid., VI, 2). La oración y la contemplación fueron el humus vital de su existencia: las revelaciones, sus enseñanzas, su servicio al prójimo, su camino en la fe y en el amor tienen aquí su raíz y su contexto. En el primer libro de la obraLiber specialis gratiae, las redactoras recogen las confidencias de Matilde señaladas en las fiestas del Señor, de los santos y, de modo especial, de la Beata Virgen. Es impresionante la capacidad que esta santa tenía de vivir la Liturgia en sus varios componentes, incluso los más sencillos, llevándola a la vida monástica cotidiana. Algunas imágenes, expresiones, aplicaciones quizás están alejadas de nuestra sensibilidad, pero, si se considera la vida monástica y su tarea de maestra y directora de coro, se nota su singular capacidad de educadora y formadora, que ayuda a sus hermanas a vivir intensamente, partiendo de la Liturgia, cada momento de la vida monástica.
•En
la plegaria litúrgica Matilde dio particularmente relieve a las horas
canónicas, a la celebración de la santa Misa, sobre todo a la santa Comunión.
En ese momento a menudo se elevaba en éxtasis en una intimidad profunda con el
Señor en su Corazón ardentísimo y dulcísimo, en un diálogo estupendo, en el que
pedía iluminación interior, mientras intercedía de modo especial por su
comunidad y por sus hermanas. En el centro están los misterios de Cristo hacia
los cuales la Virgen María remite constantemente para caminar por el camino de
la santidad: “Si deseas la verdadera santidad, estate cerca de mi Hijo; él es
la santidad misma que lo santifica todo” (Ibid., I,40). En esta intimidad suya con Dios está presente
el mundo entero, la Iglesia, los benefactores, los pecadores. Para ella Cielo y
tierra se unen.
•Sus
visiones, sus enseñanzas, las circunstancias de su existencia se describen con
expresiones que evocan el lenguaje litúrgico y bíblico. Se capta así su
profundo conocimiento de la Sagrada Escritura, su pan cotidiano. Recurre
continuamente a ella, sea valorando los textos bíblicos leídos en la liturgia,
sea tomando símbolos, términos, paisajes, imágenes, personajes. Su predilección
era por el Evangelio: “Las palabras del Evangelio eran para ella un alimento
maravilloso y suscitaban en su corazón sentimientos de tal dulzura que a menudo
por el entusiasmo no podía terminar su lectura… El modo como leía esas palabras
era tan ferviente que suscitaba la devoción en todos. Así también, cuando
cantaba en el coro, estaba toda absorta en Dios, transportada por tal ardor que
a veces manifestaba sus sentimientos con los gestos... Otras veces, elevada en
éxtasis, no oía a las que la llamaban o la movían y a duras penas recuperaba el
sentido de las cosas exteriores” (Ibid., VI, 1). En una de sus visiones, Jesús mismo le
recomienda el Evangelio; abriéndole la herida de su dulcísimo Corazón, le dijo:
“Considera cuán inmenso es mi amor: si quieres conocerlo bien, en ningún lugar
lo encontrarás expresado más claramente que en el Evangelio. Nadie ha sentido
nunca expresar sentimientos más fuertes y más tiernos que estos: Como mi Padre
me ha amado, así os he amado yo (Jn. 15, 9)” (Ibid., I,22).
•Queridos
amigos, la oración personal y litúrgica, especialmente la Liturgia de las Horas
y la Santa Misa son la raíz de la experiencia espiritual de santa Matilde de Hackeborn. Dejándose guiar
por la Sagrada Escritura y nutrir por el Pan eucarístico, Ella recorrió un
camino de íntima unión con el Señor, siempre en la plena fidelidad a la
Iglesia. Esto es también para nosotros una fuerte invitación a intensificar
nuestra amistad con el Señor, sobre todo a través de la oración cotidiana y la
participación atenta, fiel y activa en la Santa Misa. La Liturgia es una gran
escuela de espiritualidad.
•La
discípula Gertrudis describe con expresiones intensas los últimos momentos de
la vida de santa Matilde de Hackeborn, durísimos, pero iluminados por la presencia de la
Beatísima Trinidad, del Señor, de la Virgen, de todos los Santos, y también de
su hermana de sangre Gertrudis. Cuando llegó la hora en que el Señor quiso
llevarla con Él, ella le pidió poder vivir un poco más en el sufrimiento por la
salvación de las almas, y Jesús se complació por este ulterior signo de amor.
•Matilde
tenía 58 años. Recorrió el último trecho del camino caracterizado por ocho años
de graves enfermedades. Su obra y su fama de santidad se difundieron
ampliamente. Llegada su hora, “el Dios de Majestad ... única suavidad del alma
que le ama ... le cantó: Venite vos, benedicti Patris mei ... Venid, vosotros
benditos de mi Padre, venid a recibir el reino ... y la asoció a su gloria” (Ibid., VI,8).
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•miércoles 19 Noviembre 2014
San Abdías Profeta
San Abdías, santo del AT
•Conmemoración
de san Abdías, profeta, quien, después del exilio del pueblo de Israel, anunció
la ira del Señor contra las gentes enemigas.
•Son
muy escasas las noticias que poseemos sobre Abdías, cuyo nombre hebreo Obadyah significa siervo de Yahvé.
•San
Jerónimo lo identifica con aquel Abdías, mayordomo de Acab, que alimentó à los cien
Profetas que habían huido del furor de Jezabel (I Rey. 18,2) Los
escrituritas modernos, en su mayoría, no se adhiere a ésta opinión.
•Sea
lo que fuere el tiempo, en que actuó el autor de ésta pequeña pero muy
impresionante profecía, debe ser anterior à los Profetas Joel, Amós y Jeremías,
los cuales ya la conocían y la citaban.
•Lo
más probable parece que haya profetizado en Judá, alrededor de 885 A.C., cuándo
Elías profetizaba en Israel. Su único capítulo contiene dos visiones.
•La
primera se refiere a los Idumeos (Edomitas), un pueblo típicamente irreligioso
y enemigo hereditario de los Judíos y que se unía siempre a sus perseguidores.
« Pero el día del Señor se aproxima; Dios se vengará a Sí mismo y
vengará a Israel, contra los Idumeos y contra todas las naciones gentiles.
•Los
Israelitas, al contrario, serán bendecidos; se apoderarán del territorio de sus
opresores, y luego Dios reinará glorioso y para siempre en Sión « ( Fillión) A ésta
restauración de Israel se refiere a la segunda parte de la profecía.
•La
Sagrada Biblia; Antigua versión del R.P. José Miguel Petisco SJ. y corregida según los
textos hebreo y griego y comentada con notas pastorales para la vida por
Monseñor Dr. Juan Straubinger; Tomo IV; Pág. 1167.
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•El
libro de Abdías es el más corto de los libros proféticos. Aparte de las
discusiones entre exegetas, parece que se sitúa la vida y escrito de Abdías en
el siglo V antes de Cristo. Esta profecía se desarrolla en dos planos: el
castigo de Edom y el triunfo de Israel en
el "Día de Yahvéh" que, como se sabe,
es el día apocalíptico de la justicia de Dios. Ni que decir tiene que los
edomitas son los enemigos de Israel que han aprovechado la ruina de Jerusalén y
han invadido la Judea meridional. Contra su soberbia, despotismo y engreimiento
dirá el Todopoderoso: "Aunque te encumbres como un águila, y pongas tu
nido en las estrellas, de allí te haré bajar... te cubrirá la vergüenza y serás
cercenado para siempre". Todo el libro es un grito apasionado de venganza
que exalta la justicia terrible y el poder de Yahvéh.
•
•Con
todas las matizaciones precisas y, sin sacar de su contexto histórico este
breve escrito veterotestamentario que está suficientemente
cumplido no ya sólo por la acción bélica, conquista y sometimiento de los
edomitas en el año 312 a. C. por parte de los nabateos, sino por toda la
ulterior profundización "del día de Yahvéh"
que se sitúa al final de los tiempos, podría hacer mucho bien a determinadas
personas individuales, colectividades y naciones la lectura reposada de los 21
versos que contiene la inspiración de Abdías puesta por escrito para tomar el
pulso a sus responsabilidades propias. Porque a la postre, guste o no, será
Dios mismo quien "mida" a cada cual en "su Día" e importa
mucho no encontrarse "falto de peso".
•Como
reclamaba justicia divina el ultraje que sufría Israel —el pueblo de Dios— en
el tiempo de esta profecía, hoy siguen postulando la misma justicia cantidad
innumerable de ultrajes cuyos responsables habrán de responder en el "Día
de Yahvéh". ¿No estarán
llegando a los oídos de Dios los gritos de los millones de famélicos que hay en
el mundo? ¿Y los de las víctimas de quienes promueven las guerras? ¿Y las
quejas de los ignorantes? ¿Desoirá Dios el quejido mudo de los no-nacidos
porque se les privó aberrantemente de su primer derecho con el aborto? ¿Tendrá
sordera Dios para las protestas de los que soportan leyes inicuas? ¿Se habrá
tapado los oídos para no escuchar la indecible algarabía que forman los
lamentos de los parados, de los sin-techo, de los que contemplan el despilfarro
irresponsable de otros?
•
•Yahvéh sigue hoy viendo a los
prepotentes, a los que explotan, a los que impulsan al destierro, a los que
hacen trata de blancas, a los orgullosos y a los soberbios, a los que
calumnian, a los que causan el desprecio, a los que insultan y maldicen, a los
que humillan, a los que roban lo ajeno... y a los que se venden por
dinero.
•Todo
"machacado" por la malicia del hermano vive en tierra suya, habita en
su dominio, le pertenece ¡Es su pueblo!
•¡Gracias,
Abdías, tú fuiste bueno y avisaste a tiempo!
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•
•
•
Oremos
Oremos
•
Señor, tú que diste al Profeta Abdías la abundancia del espíritu de verdad y de amor para que fuera un buen pastor de tu pueblo, concede a cuantos celebramos hoy su fiesta adelantar en la virtud, imitando sus ejemplos, y sentirnos protegidos con su valiosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Santa María Virgen Madre de la Divina Providencia Atiende propicio, Señor, a tu pueblo que con júbilo festivo celebra la solemnidad de la Virgen María, Madre de la Divina Providencia, y concédele que, bajo el glorioso patrocinio de tan excelsa madre, con su caridad fraterna promueva una sociedad más humana y a la vez sea edificador y testigo de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Señor, tú que diste al Profeta Abdías la abundancia del espíritu de verdad y de amor para que fuera un buen pastor de tu pueblo, concede a cuantos celebramos hoy su fiesta adelantar en la virtud, imitando sus ejemplos, y sentirnos protegidos con su valiosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Santa María Virgen Madre de la Divina Providencia Atiende propicio, Señor, a tu pueblo que con júbilo festivo celebra la solemnidad de la Virgen María, Madre de la Divina Providencia, y concédele que, bajo el glorioso patrocinio de tan excelsa madre, con su caridad fraterna promueva una sociedad más humana y a la vez sea edificador y testigo de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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