jueves, 13 de noviembre de 2014

San Leandro de Sevilla ,San Estanislao de Kostka , Beata María Pía Mastena

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jueves 13 Noviembre 2014





San Leandro de Sevilla, obispo 
San Leandro, obispo, hermano de los santos Isidoro, Fulgencio y Florentina, que con su predicación y solícita caridad convirtió a los visigodos de la herejia arriana a la fe católica, contando con la ayuda de su rey Recaredo. Murió en la ciudad de Sevilla, en Hispania, el 13 de marzo.
Los godos o visigodos, que reinaron en España durante cuatro siglos, se convirtieron del arrianismo gracias sobre todo a los esfuerzos de san Leandro. El padre del santo era Severiano, duque de Cartagena, ciudad en la que Leandro nació. Su madre era hija de Teodorico, rey de los ostrogodos. Sus hermanos fueron san Fulgencio, obispo de Écija, y san Isidoro, quien le sucedió en la sede de Sevilla. Tenía también una hermana, santa Florentina y la tradición afirma que otra de sus hermanas se casó con el rey Leovigildo. Pero este último dato no es seguro y, en caso de ser cierto, debió crear muchas dificultades al santo, pues Leovigildo era un ferviente arriano.
Desde niño, se distinguió Leandro por su elocuencia y su fascinante personalidad. Siendo muy joven, entró en un convento de Sevilla, donde se entregó durante tres años a la oración y el estudio. A la muerte del obispo de Sevilla fue elegido unánimemente para sucederle; pero su nueva dignidad no le hizo cambiar de costumbres. El santo se dedicó inmediatamente a combatir el arrianismo, que había hecho grandes progresos, y con su oración y predicación obtuvo numerosas conversiones, entre otras la de Hermenegildo, el hijo mayor del rey Leovigildo. El año 583, san Leandro fue a Constantinopla al frente de una embajada; en esa ciudad conoció a san Gregorio Magno, que aun no era papa, y había ido allí como legado del papa Pelagio II. Una gran amistad les unió desde entonces, y san Gregorio escribió su comentario sobre el libro de Job («Moralia in Iob»), a instancias de san Leandro.
Al regresar a España, san Leandro continuó luchando por la fe; pero en el 586 Leovigildo condenó a muerte a su propio hijo, san Hermenegildo, por haberse negado a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, y al mismo tiempo desterró a varios prelados católicos, entre los que se contaba a san Leandro y a su hermano san Fulgencio. El santo obispo continuó su tarea desde el destierro, escribiendo dos libros contra el arrianismo y otro más para responder a las objeciones que se habían hecho a los dos primeros. Leovigildo levantó la pena de destierro poco después y, ya en su lecho de muerte, confió a san Leandro a su hijo Recaredo para que le instruyese en la verdadera fe. Sin embargo, el propio Leovigildo murió sin reconciliarse con la Iglesia, por miedo de ofender al pueblo, según cuenta san Gregorio. Bajo la dirección de san Leandro, Recaredo llegó a ser un fervoroso católico, bien instruido en la fe. Leandro demostró tal sabiduría en sus discusiones con los obispos arrianos, que acabó por ganarles a su doctrina, más con sus argumentos que con su autoridad. Esto produjo la conversión de todo el pueblo visigodo. Igual éxito tuvo el santo con los suevos, otro pueblo de España pervertido por Leovigildo. Nadie se regocijó más de los triunfos del santo obispo que san Gregorio Magno, quien le escribió una afectuosa carta de felicitación y le envió un palio.
En el 589, san Leandro presidió el tercer Concilio de Toledo, que redactó una solemne declaración de la consustancialidad de las tres Personas divinas y votó veintitrés cánones disciplinares. Como se ve, san Leandro no se preocupaba menos de la pureza de la fe que de las buenas costumbres. Al año siguiente, tuvo lugar en Sevilla otro concilio con el fin de confirmar y sellar la conversión del pueblo a la verdadera fe. San Leandro conocía, por experiencia, el poder de la oración y trabajó por fomentar la verdadera devoción en todos los fieles, pero sobre todo en los que se habían consagrado a Dios en la vida religiosa. Su carta a santa Florentina, documento conocido con el nombre de «Regla de la Vida Monástica», tiene por tema principal el desprecio del mundo y la oración. Una de las obras más importantes de san Leandro fue la reforma de la liturgia. Siguiendo la práctica de las iglesias orientales, el tercer Concilio de Toledo introdujo en la misa el Credo de Nicea, que repudiaba la herejía arriana. Más tarde, otras Iglesias de Occidente y la misma Iglesia de Roma adoptaron esa práctica.
San Leandro se vio frecuentemente atacado por las enfermedades, particularmente por la gota. San Gregorio, que sufría también de ese mal, alude a ello en una de sus cartas. Según una antigua tradición española, la famosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe en Cáceres, Extremadura, fue un regalo del Papa san Gregorio a su amigo san Leandro. De los numerosos escritos del santo, los únicos que han llegado hasta nosotros son la «Regla de la Vida Monástica» y una homilía de acción de gracias por la conversión del pueblo godo. San Leandro murió hacia el año 600. Sus reliquias se conservan en la catedral de Sevilla. La liturgia española celebra la memoria de san Leandro el 13 de noviembre.
Ver Acta Sanctorum, marzo, vol. II; Gams, Kirchengeschichte von Spanien; vol. II pte. 2, pp. 37 ss., 66 ss.; DTC, vol. IX, p. 95. Ver también el excelente artículo de la Sra. Humphry Ward sobre san Leandro, en A dictionary of Christian Biography, ed. William Smith y Henry Wace, vol. III, pp. 637-640. Leovigildo y la conversión de Recaredo corresponden al cuadro general de la historia de la Iglesia en su transición a la Edad Media, cfr. Jedin, H. manual de Historia de la Iglesia, II, pág 757ss. Herder. Leandro como autor está tratado en Patrología, Di Berardino, BAC, tomo IV, pág 91.
Cuadro: Bartolomé Murillo: «Leandro y Buenaventura», 1665-1666, en el Museo de Ballas Artes de Sevilla.



fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



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jueves 13 Noviembre 2014

San Estanislao de Kostka



San Estanislao de Kostkareligioso
En Roma, san Estanislao de Kostka, el cual, polaco de origen, deseoso de entrar en la Orden de la Compañía de Jesús, escapó de la casa paterna y se dirigió a pie a Roma, donde, admitido en el noviciado por san Francisco de Borja, murió en fama de santidad, alcanzada en breve tiempo, realizando los más humildes servicios.
Nació en el castillo de Rostkow el 28 de octubre de 1550. Su padre era senador de Polonia y lord de Zakroczym, y su madre estaba emparentada con la nobleza. Tenía tres hermanos y dos hermanas. Pablo, el primogénito, era diametralmente opuesto a Estanislao. Éste disciplinado, sensible, amante de la oración y de las prácticas de piedad, con una gran inocencia evangélica que impulsaba a quienes estaban a su alrededor a respetar sus creencias. Y Pablo entregado a las diversiones mundanas. Tenían el privilegio de formar parte de una familia que por su manera de vivir la fe católica se había convertido en un punto de referencia importante para todos. En su hogar solo vieron piedad, modestia, honestidad y otros valores que adoptados por ellos debían ser motivo de descanso para el personal de servicio y para cualquier persona de su entorno. Sin embargo, como suele suceder con los hermanos, aunque recibieron la misma educación, cada uno la procesó de forma distinta.
Los dos recibieron clase en su propia casa siendo su tutor Juan Bilinsky. Pero una vez cubierta la primera etapa de su enseñanza, los padres juzgaron conveniente enviarlos a Viena. Tenían noticia del prestigioso centro regido por los jesuitas, y sabían que custodiados por ellos, su fe no correría peligro; al contrario. Estanislao tenía entonces 14 años. Era alegre, noble, austero, buen estudiante, muy estimado por todos. Pero apenas pudieron permanecer allí un año, ya que en 1565 el colegio fue clausurado por el emperador Maximiliano II. Así que ambos hermanos se alojaron en el domicilio de una luterana, junto a Bilinsky y otros jóvenes polacos. Pablo emprendió su particular ataque contra Estanislao, mofándose de su forma de vida marcada por la oración, ayuno, mortificación, disciplinas, y comunión, siempre que era posible. Bilinsky tampoco veía con buenos ojos al joven santo, y las hostilidades comenzaron a cebarse en él. Le hacían creer que era una presunción estimar la santidad como el ideal más elevado, y le recordaban su alta procedencia al objeto de tentarle en su modestia. Le aconsejaban vestir conforme a su rango y a obedecer a Bilinsky. Ignoraban que la vida le apremiaba misteriosamente. Pablo llegó a maltratarle, pero no logró llevarle a su territorio.
En diciembre de ese año 1565 el santo enfermó de gravedad, y la luterana se negó a acoger en su domicilio a un sacerdote para que le diese la comunión y el viático. Estanislao apeló a santa Bárbara creyendo que por su mediación se otorgaba el don de no morir sin recibir los sacramentos, y se le apareció rodeada de dos ángeles, uno de los cuales le dio la Sagrada Comunión. En medio de esta gracia sobrenatural vio también a la Virgen Inmaculada y al Niño que depositó en sus manos; se curó instantáneamente. Ella le advirtió que no había llegado su hora y que debía ingresar en la Compañía de Jesús. Y eso hizo. Pero dada su edad, precisaba el consentimiento paterno. Su progenitor se lo negó con rotundidad. Luego fracasó su intento de ingresar en Viena ya que el provincial no le admitió temeroso de las represalias que aquél podía tomar. Entonces, íntimamente una voz hizo ver al joven que debía acudir a Alemania y exponer su deseo a san Pedro Canisio. Salió vestido de peregrino, y de ese modo se desembarazó de su hermano y de Bilinsky en medio de situaciones de peligro, ya que cuando se dieron cuenta de su fuga, Pablo le siguió.
Hizo el camino a pie hasta Dilinga donde el P. Canisio le acogió, le encomendó varias misiones, la mayoría muy humildes, que desempeñó con fidelidad, alegría y obediencia. Después de probar su vocación, fue destinado a Roma donde llegó a pie recorriendo los Alpes y los Apeninos. Le recibió san Francisco de Borja. Allí le persiguió la ira de su padre que le envió una terrible y amenazadora carta. Le reprendía de forma implacable por haber tomado una «sotana despreciable y haber abrazado una profesión indigna de su alcurnia». Estanislao respondió, con respeto y firmeza, rogándole que le diese permiso para llevar adelante la vida que había escogido. Después, dejando en manos de Dios el grave problema familiar, se centró en su misión. Se propuso vivir la regla de principio a fin sin lesionarla lo más mínimo, con la gracia divina. Un día, el P. Manuel de lo llevó a Santa María la Mayor y le preguntó que si amaba a la Virgen. «¿Y no la he de amar, si es mi Madre?». Por esa época, a sus 17 años, le veían entrar en éxtasis durante la misa y después de recibir la comunión. En los inicios de 1568 profesó. Ese mismo año la canícula romana le provocó súbitos y constantes desvanecimientos; fueron para él un aviso de su pronta muerte. Unos días previos a la festividad de la Asunción de María, comentó: «¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos aquél en que María entró en el cielo! Quizá ellos lo celebran con especial gozo, como lo hacemos nosotros en la tierra. Espero que estaré entre ellos en su próxima celebración».
Diez días más tarde, en la festividad de san Lorenzo, tuvo que guardar cama, y aunque no había elementos para pensar que pudiera morir, no hizo más que repetir que no volvería a levantarse. El día de la Asunción de 1568 vio a la Virgen rodeada de ángeles que le llamaba, y poco después falleció con suavidad, como si se hubiera quedado dormido. Tiempo atrás había dicho: «Yo nací para grandes cosas»; así era. Pasado un mes, llegó Pablo con indicaciones paternas expresas de llevárselo a casa, y se encontró con que había muerto. Impresionado, reconoció el mal que le hizo. Fue testigo en el proceso de beatificación, y a la edad de 60 años solicitó ingresar en la Compañía. Estanislao fue beatificado por Paulo V el 19 de octubre de 1605. Benedicto XIII lo canonizó el 31 de diciembre de 1726.



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jueves 13 Noviembre 2014
Beata María Pía Mastena



Beata María Pía Mastena  

Fundadora de la Congregación de las Religiosas del Santo Rostro.  Publicamos la biografía que ha distribuido la Santa Sede de María Pía Mastena (1881-1951), fundadora de la Congregación de las Religiosas del Santo Rostro, quien será beatificada este domingo en la Basílica de San Pedro del Vaticano junto a Charles de Foucauld (1858-1916) y María Crocifissa Curcio (1877-1957).    María Pía Mastena nació el 7 de diciembre de 1881 en Bovolone, provincia de Verona.   Los testigos hablan de los padres de la futura beata como óptimos cristianos y muy fervorosos en la práctica religiosa y en el ejercicio de la caridad. De los cuatro hermanos, el último, Tarcisio, profesó en la Orden de los Capuchinos y él murió también en olor de santidad.    La futura beata recibió con gran fervor el 19 de marzo de 1891 la primera comunión, en cuya ocasión emitió privadamente el voto de castidad. El 29 de agosto recibió el sacramento de la Confirmación. Durante su adolescencia frecuentó asiduamente las funciones religiosas y se comprometió en las actividades de la parroquia, especialmente como catequista.    Sintió pronto la llamada a la vida religiosa, continuando su ideal en el que sobresale su gran devoción a la Eucaristía y al Santo Rostro. A la edad de 14 años, pidió entrar en el convento, pero solo en 1901 fue aceptada como postulante en el Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona.    Con el permiso de los Superiores, el 11 de abril de 1903, el mismo día que —sin saberlo— volaba al cielo la mística de Lucca, S. Gema Galgani, pronunció el « voto privado de víctima ».    El 29 de septiembre de 1902 vistió el hábito religioso y el 24 de octubre de 1904 emitió los votos religiosos, imponiéndosele el nombre de Sor Passitea del Niño Jesús. La beata vivió con generosa intensidad espiritual esta primera etapa de su vida religiosa y la recordará siempre como un tiempo de gracia y de bendición, hablando siempre con estima y agradecimiento de los superiores y de las religiosas del instituto Hermanas de la Misericordia. El fervor encontrado en este instituto la moverá a pronunciar más adelante el voto de buscar en todo lo más perfecto.    Se dedicó a la enseñanza en diversos lugares de la región véneta, residiendo 19 años en Miañe, dedicándose además a un intenso apostolado entre los alumnos de todas las edades, enfermos e inválidos.    Buscando seguir sus anhelos contemplativos, el 15 de abril de 1927, con la autorización de sus superiores y el «nihil obstat» de la Santa Sede, entró en el monasterio cisterciense de Veglie.   El 15 de noviembre de 1927, animada por el obispo de Vittorio Veneto, abandonó el Monasterio, volvió a la enseñanza y emprendió la fundación de una nueva Congregación llamada Religiosas del Santo Rostro. Erigida canónicamente el 8de diciembre de 1936, después de muchos sufrimientos, fue reconocida como Congregación de Derecho Pontificio el 10 de diciembre de 1947.    En el futuro toda su actividad la dedicó a consolidar y extender la Congregación, promoviendo nuevas iniciativas en favor de los pobres, de los que sufren y de los enfermos, confiando al Instituto el carisma de «propagar, reparar, restablecer la imagen del dulce Jesús en las almas».   Murió en Roma el 28 de junio de 1951.

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jueves 13 Noviembre 2014
San Arcadio África

Santos Arcadio, Pascasio, Probo, Eutiquiano y Paulillo, mártires
En África, conmemoración de los santos mártires hispanos Arcadio, Pascasio, Probo y Eutiquiano, que por no querer adherirse de ningún modo a la herejía de Arrio, primeramente fueron proscritos por Genserico, rey de los vándalos, luego exiliados y atormentados con atroces suplicios hasta sufrir la muerte de distintos modos. Fue entonces cuando el niño Paulillo, hermano de Pascasio y Eutiquiano, brilló por su constancia, ya que, al no poder arrancarlo de su fe católica, fue largamente azotado y condenado a la más vil esclavitud.
Nada se puede agregar al elogio del Martirologio Romano, que reproduce todo lo que sabemos acerca de estos mártires, muertos en la persecución de los vándalos, excepto Pablillo, que murió más tarde, abandonado a las inclemencias del tiempo. Antonio Honorato, obispo de Constantina, escribió una carta a san Arcadio cuando éste se hallaba preso (cfr. Migne PL., vol. I, cc. 567-570), donde le llama «modelo de defensores de la fe». Por esa misma carta nos anoticiamos de que el mártir era casado y tenía hijos. Sin embargo, no es del todo seguro que se haya dirigido al mismo Arcadio. San Próspero de Aquitania, en su Crónica, hace un relato suscinto de estos hechos.


fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI






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