
Lecturas
Proverbios 2, 1-9
Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas contigo mis
mandamientos, prestando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al
entendimiento; si llamas a la inteligencia y elevas tu voz hacia el
entendimiento, si la buscas como si fuera plata y la exploras como un tesoro,
entonces comprenderás el temor del Señor y encontrarás la ciencia de Dios.
Porque el Señor da la sabiduría, de su boca proceden la ciencia y la
inteligencia. El reserva su auxilio para los hombres rectos, es un escudo para
los que caminan con integridad; él protege los senderos de la equidad y cuida el
camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y la equidad, la
rectitud y todas las sendas del bien.
Salmo: 34 (33), 2-3.4-5.6-7.8-9.10-11.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre
en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se
alegren.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se
avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de
sus angustias.
El Angel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los
libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se
refugian!
Teman al Señor, todos sus santos, porque nada faltará a los
que lo temen.
Los
ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de
nada.
Evangelio según San Mateo 19, 27-29.
Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: "Tú sabes que
nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando
el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido,
también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y
el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos
o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida
eterna.
Extraído de la
Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del
Evangelio por
Pablo VI, papa de 1963-1978 Carta apostólica del 24/10/1964 “Pacis
nuntius”
San
Benito, patrón de Europa
Mensajero de la paz, artesano de la unión, maestro de la civilización, y sobre
todo heraldo de la religión de Cristo y fundador de la vida monástica en
Occidente: estas son las virtudes que justifican la celebridad de San Benito
Abad. A la caída del Imperio Romano, ahora extinguido, mientras que algunas
zonas de Europa parecían caer en las tinieblas, y otras todavía no conocían la
civilización y los valores espirituales, era él quien, por su esfuerzo constante
y asiduo, levantó sobre este continente la aurora de una era nueva.
Principalmente es él y sus hijos los que, con la cruz, el libro y el arado, les
aportarán el progreso cristiano a las poblaciones que se extenderán del
Mediterráneo a Escandinavia, de Irlanda en las llanuras de Polonia.
Con la cruz, que es la ley de Cristo, dio consistencia a las leyes y el
desarrollo de la vida pública y privada. Para ello, se debe recordar que él enseñó a la humanidad el primado del culto divino… es decir de
la oración litúrgica y ritual… Con el libro, entonces, es decir con la cultura, en un momento en
que el patrimonio humanístico se perdía, el mismo San Benito, dando renombre y
autoridad a muchos monasterios, salvó la tradición clásica de los antiguos con
una providencial solicitud, transmitiéndola intacta para la posteridad y
restaurando el amor al saber.
Fue con el arado, por último, como
indujo al cultivo de los campos y con otras iniciativas similares, que lograron
convertir las tierras desérticas y estepas salvajes, en fértiles campos y
hermosos jardines, uniendo la oración al trabajo material, de acuerdo con su
famoso lema " ora et labora", ennobleciendo y elevando el esfuerzo humano. Con
razón, pues, Pío XII nombró a san Benito "patrono de Europa
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