domingo
01 Junio 2014
Beato
Juan Bautista Scalabrini
Nació en Fino Mornasco, Como, Italia, el 8 de julio de 1839. Pertenecía a una familia de clase media. Era el tercero de ocho hermanos. El rezo comunitario del rosario, la devoción materna por Cristo crucificado y por María, entre otras, fueron lecciones inolvidables que aprendió en su hogar, aunque en sus hermanos calaron de forma desigual. Uno estuvo a punto de ser encarcelado por temas económicos, y otro tuvo que emigrar perdiendo la vida en la travesía. Los restantes destacaron en la política y en la universidad. Sus hermanas estuvieron cerca de él. Una alumbró a dos sacerdotes, y la benjamina respaldó generosamente sus proyectos y fue artífice de otros. Por su afán en compartir la fe con sus amigos, mientras estudiaba en el Instituto, se veía que estaba abocado a la consagración. A los 18 años su padre le condujo al seminario. Fue ordenado en 1863 con un expediente impecable, impregnado de su grandeza humana y espiritual. Versado en ciencias modernas, políglota, inquieto e inteligente, cifró su afán evangelizador en el continente asiático. Contaba con la bendición materna que rogó hincándose de rodillas. Pero el prelado le disuadió diciéndole: «Tus Indias están en Italia». Comenzó siendo coadjutor de una modesta parroquia, misión breve porque el obispo pronto le encomendó otras. En 1867 se produjo una epidemia de cólera y por su heroica acción con los damnificados fue galardonado civilmente. Ese mismo año fue designado vicerrector del seminario; sería también su rector. Allí ejerció la docencia.
En esa época tomó
contacto con el beato Luigi Guanella, que se ocupaba de los migrantes, y con dos científicos: Serafino Balestra, admirable por su
labor con los sordomudos, y Antonio Stoppani que era, además,
escritor. Los tres dejaron su huella en él. Y otro tanto sucedió con Jeremías Bonomelli, entonces
arcipreste de Lovere, que sería nombrado
obispo. Ambos se influenciaron entre sí compartiendo similares afanes. En 1870
fue nombrado párroco de San Bartolomé. Su quehacer apostólico y formativo era
extraordinario. Fundó un jardín de infantes, promovió la obra de San Vicente
destinada a niños enfermos y creó un oratorio para jóvenes. Se ocupó de los
sordomudos a los que ayudó de manera decisiva aplicando el método fonético de
su amigo Balestra. Y, además, se
implicó activamente en temas socio-laborales teniendo siempre como trasfondo el
elemento espiritual. Allí escribió un catecismo para niños y dictó una serie de
conferencias sobre el Concilio Vaticano I que no pasaron desapercibidas para Pío
IX. No tenía más que 36 años cuando ocupó la sede episcopal de Piacenza a la
que fue elevado en 1876. Durante casi tres décadas actuó como un pastor
infatigable, ejemplar. Tenía la agenda repleta con la administración de
sacramentos, predicación, asistencia y educación al clero y a su grey. Visitó
cinco veces las 365 parroquias de la diócesis a pie o a caballo, ya que aún no
había llegado el progreso. Realizó tres sínodos, reformó los estudios
eclesiásticos, consagró doscientas iglesias, etc. Y se preocupó por infundir en
todos el amor por la comunión frecuente y la Adoración Perpetua. En 1895, junto
al P. Giuseppe Marchetti, fundó la
congregación de Hermanas Apóstoles del Sagrado Corazón.
Pero su acción más
representativa la llevó a cabo con los emigrantes. Conocía perfectamente el
drama del éxodo de los que partían de Italia con el ideal americano en sus
corazones y la esperanza de una vida mejor. Muchos hallaron frustrados sueños y
fe. Viendo el peligro que corrían de perderla, en 1887 instituyó la
congregación de los Misioneros de San Carlos (Scalabrinianos), aprobada por León
XIII, para darles asistencia religiosa y humana. A él se debe el traslado de
santa Francisca Javier Cabrini a América en 1889
para socorrer a niños, huérfanos y enfermos italianos. El beato nunca abandonó
a sus emigrantes. Visitó a los que se hallaban en América del Norte y del Sur
en dos ocasiones. Su consigna fue: «Hacerme todo a
todos para ganarlos a todos para Cristo». Y ciertamente lo consiguió. Tuvo
dilección por los pobres, especialmente los «vergonzosos» –personas que gozaron
de gran posición venidos a menos por la crisis–, así como por los prisioneros.
Fundó un instituto para sordomudos, organizó la asistencia a las obreras del
arroz, impulsó la sociedad de mutuo socorro, asociaciones de obreros, cajas
rurales y cooperativas. Con sus propios bienes rescató del hambre a millares de
campesinos y obreros. Para ello vendió sus caballos, así como el cáliz y la
cruz pectoral obsequios de Pío IX. Fue el creador del primer Congreso
catequético nacional, y fundador de la primera revista italiana de catequesis.
¿El secreto? Sus numerosas horas de adoración ante el Santísimo Sacramento.
Decía que la oración «es la parte más viva, más fuerte, más
poderosa del apostolado». Era
un apasionado de la cruz que solía apretar junto a su pecho suplicando: «Haz
que me enamore de la cruz», y
de María, de la que hablaba con vehemencia en las homilías que pronunciaba.
Impulsor de las peregrinaciones a santuarios marianos, donó las joyas de su
madre para coronar a la Virgen. A su paso fue dejando el sello de su amor por
la Iglesia y el pontífice. Llevaba trazada en sus labios la bendición del
perdón. Es memorable y profético el discurso que pronunció en el «Catholic Club» de Nueva York
en 1901 sobre la emigración. El 1 de junio de 1905 falleció agotado por tantas
fatigas. Antes exclamó: «¡Señor, estoy listo. Vamos!». Juan Pablo II lo
beatificó el 9 de noviembre de 1997 denominándolo «mártir de la verdad», aunque
ya era mundialmente conocido como el «padre de los Migrantes», y «apóstol del
Catecismo», título otorgado por Pío IX. En 1961, alumbradas por su enseñanza, nacieron
las Misioneras SeglaresOOOOOOOOOOOOO
Esc Santo(s) del día
San
Justino Flavia
Beato Juan Bautista Scalabrini
San Iñigo.
San Juvencio
San Pámfilo
San Reveriano
San Tespesto
San Esquirión
San Felino
San Próculo Bolonia
San Segundo Amelia
San Fortunato Umbría
San Caprasio
San Simeón Tréveris
Beato Navarrete
Beato Juan Bautista Scalabrini
San Iñigo.
San Juvencio
San Pámfilo
San Reveriano
San Tespesto
San Esquirión
San Felino
San Próculo Bolonia
San Segundo Amelia
San Fortunato Umbría
San Caprasio
San Simeón Tréveris
Beato Navarrete
OOOOOOOOOOOOOOOO
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