domingo 09 Septiembre 2012
__ DÍA 253 __ SEMANA 37 __
San Pedro
Claver
Nació en
Verdú, España, el 26 de Junio de 1580. Murió en Cartagena, Colombia, el 8 de
Septiembre de 1654. Pedro Claver y Juana Corberó, campesinos
catalanes, tuvieron seis hijos, pero solo sobrevivieron Juan, el mayor, y los
dos mas pequeños, Pedro e Isabel. El padre apenas podía firmar su nombre,
pero era un hombre trabajador y buen cristiano. La infancia de Pedro quedó
oculta para la historia como la de tantos santos, incluso la de Nuestro
Señor.
Trabajaba
en el campo con su familia. Pedro se graduó de la Universidad de
Barcelona. A los 19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras
estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso
Rodriguez, portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por
inspiración de Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro y desde
entonces no paró de animarlo a ir a evangelizar lo territorios españoles en
América.
Pedro
creyó en esta inspiración y con gran fe y el beneplácito de sus superiores se
embarcó hacia la Nueva Granada en 1610. Debía estudiar su teología en Santa
Fe de Bogotá. Allí estuvo dos años, uno en Tunja y luego es enviado a
Cartagena, en lo que hoy es la costa de Colombia. En Cartagena es ordenado
sacerdote el 20 de Marzo de 1616. Al llegar a América, Pedro
encontró la terrible injusticia de la esclavitud institucionalizada que había
comenzado ya desde el segundo viaje de Colón el 12 de Enero de 1510, cuando
el rey mandó a emplear negros como esclavos.
Se trata
de una tragedia que envolvió a unos 14 millones de infelices seres humanos.
Un millón de ellos pasaron por Cartagena. Los esclavos venían en su mayoría
de Guinea, del Congo y de Angola. Los jefes de algunas tribus de esas tierras
vendían a sus súbditos y sus prisioneros. En América los usaban en todo tipo
de trabajo forzado: agricultura, minas, construcción. Cartagena
por ser lugar estratégico en la ruta de las flotas españolas se convirtió en
el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos
desembarcaban cada mes. Aunque se murieran la mitad en la trayectoria
marítima, el negocio dejaba grandes ganancias.
Por eso,
las repetidas censuras del papa no lograron parar este vergonzoso mercado
humano. Pedro no podía cambiar el sistema. Pero si había mucho
que se podía hacer con la gracia de Dios. Pero hacía falta tener mucha fe y
mucho amor. Pedro supo dar la talla. En la escuela del gran misionero, el
padre Alfonso Sandoval, Pedro escribió: "Ego Petrus Claver, etiopum
semper servus" (yo Pedro Claver, de los negros esclavo para
siempre". Así fue.
San Pedro
no se limitó a quejarse de las injusticias o a lamentarse de los tiempos en
que vivía. Supo ser santo en aquella situación y dejarse usar por Jesucristo
plenamente para su obra de misericordia. En Cartagena durante cuarenta años
de intensa labor misionera se convirtió en apóstol de los esclavos negros.
Entre tantos cristianos acomodados a los tiempos, el supo ser luz y sal, supo
hacer constar para la historia lo que es posible para Dios en un alma que
tiene fe.
A pesar de
su timidez la cual tubo que vencer, se convirtió en un organizador ingenioso
y valiente. Cada mes cuando se anunciaba la llegada del barco esclavista, el
padre Claver salía a visitarlos llevándoles comida. Los negros se encontraban
abarrotados en la parte inferior del barco en condiciones inhumanas. Llegaban
en muy malas condiciones, víctimas de la brutalidad del trato, la mala alimentación,
del sufrimiento y del miedo. Claver atendía a cada uno y los cuidaba con
exquisita amabilidad. Así les hacia ver que el era su defensor y padre.
Los
esclavos hablaban diferentes dialectos y era difícil comunicarse con ellos.
Para hacer frente a esta dificultad, el padre Claver organizó un grupo de
intérpretes de varias nacionalidades, los instruyó haciéndolos
catequistas. Mientras los esclavos estaban retenidos en Cartagena
en espera de ser comprados y llevados a diversos lugares, el padre Claver los
instruía y los bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus necesidades y los
defendía de sus opresores. Esta labor de amor le causó grandes pruebas.
Los
esclavistas no eran sus únicos enemigos. El santo fue acusado de ser
indiscreto por su celo por los esclavos y de haber profanado los Sacramentos
al dárselos a criaturas que a penas tienen alma. Las mujeres de sociedad de
Cartagena rehusaban entrar en las iglesias donde el padre Claver reunía a sus
negros. Sus superiores con frecuencia se dejaron llevar por las
presiones que exigían se corrigiesen los excesos del padre Claver. Este sin
embargo pudo continuar su obra entre muchas humillaciones y obstáculos.
Hacia
además penitencias rigurosas. Carecía de la comprensión y el apoyo de los
hombres pero tenia una fuerza dada por Dios. Muchos, aun entre
los que se sentían molestos con la caridad del padre Claver, sabían que hacia
la obra de Dios siendo un gran profeta del amor evangélico que no tiene
fronteras ni color. Era conocido en toda Nueva Granada por sus milagros.
Llegó a
catequizar y bautizar a mas de 300,000 negros. En la mañana del 9
de Septiembre de 1654, después de haber contemplado a Jesús y a la Santísima
Virgen, con gran paz se fue al cielo. Beatificado el 16 de Julio
de 1850 por Pío IX.
Canonizado
el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodriguez. El 7 de
Julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones católicas
entre los negros. El papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San
Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de Julio de 1986
Oremos
Oh Dios,
que, con el fin de llevar el Evangelio a los esclavos negros, has dotado a
San Pedro Claver de admirable amor y paciencia, concédenos, por su
intercesión y ejemplo, que, superadas todas las discriminaciones raciales,
amemos a todos los hombres con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
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