LUNES 3 DE
septiembre de 2012
DÍA 247 __SEMANA 36 __
« ¿No es éste el hijo de José?»
Me parece que
han llegado al más alto grado los que, de todo corazón y sin fingimiento, los
que se han dominado suficientemente para no buscar otra cosa que ser despreciados,
no ser tenidos en cuenta para nada y vivir en el anonadamiento... Vosotros,
mientras no hayáis llegado hasta aquí, pensad que no habéis hecho nada. En
efecto, puesto que verdaderamente todos nosotros somos “servidores inútiles”,
según la palabra del Señor ( Lc 17,10), y eso aunque hagamos bien todas las
cosas, mientras no lleguemos a este grado de anonadamiento, no estaremos en la
verdad, sino que estaremos y caminaremos en la vanidad...
Sabes muy bien cómo el Señor
Jesús empezó por hacer antes que en enseñar. Más adelante diría: “Aprended de
mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29). Y eso quiso primero,
practicarlo él realmente, sin ficción. Lo hizo de todo corazón, igual que de
todo corazón y en verdad era humilde y manso. En él no había simulación (cf 2C
1,19). Se adentró tan profundamente en la humildad y el menosprecio y la
abyección, de tal manera se anonadó a los ojos de todos que, cuando se puso a
predicar y anunciar las maravillas de Dios y hacer milagros y cosas admirables,
no era estimado sino que se le desdeñó y se burlaban de él diciendo: “¿No es
éste el hijo del carpintero?” y otras frases semejantes. Es así como se
verificó la frase que después diría el apóstol Pablo: “Se anonadó a si mismo
tomando la condición de esclavo” (Flp 2,7), no sólo como un servidor ordinario
por la encarnación, sino la de un servidor cualquiera a través de una vida
humilde y despreciable.
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