Domingo 02 Septiembre 2012
Mártires
septiembre
DIA 246 __SEMANA 36 __
Las Masacres
de septiembre
Hacen
referencia a una serie de juicios sumarios y ejecuciones en masa que se
desarrollaron del 2 al 7 de septiembre de 1792. Es uno de los episodios más
sombríos de la Revolución francesa. Los historiadores no se ponen de acuerdo
acerca de lo motivos que indujeron a cometer unos actos tan irracionales y en
circunstancias tan particularmente terribles para los prisioneros. Estas
ejecuciones no sólo se llevaron a cabo en París, las sufrieron también en otras
ciudades del país, como por ejemplo en Orleans, Meaux, o Reims, aunque no
fueran en número tan elevado como en París.
Las masacres
empezaron con el degüello de 23 sacerdotes encarcelados en la prisión de la
AbadíaStanislas-Marie Maillart por unos federados marselleses y bretones. Un
grupo de los 150 sacerdotes que estaban encarcelados en el convento de las
Carmelitas, se rindió. Cuando llegó el grupo ejecutor al convento, los
sacerdotes se dirigieron a la capilla en la que fueron asesinados a golpes de
pico, de hacha y bastón. En este lugar fueron "juzgadas" y
"ejecutadas" más de 300 personas.
ejecutor de las órdenes del Comité de vigilancia, condenó, uno a uno, a
todos aquellos que se presentaron ante él "a la fuerza". Cuando se
abrieron las puertas del convento y salieron, los condenados cayeron todos bajo
las picas o las bayonetas. Esta masacre duró toda la noche.
Ese mismo
día 4 sacerdotes fueron asesinados en la iglesia de Saint-Paul Saint Louis
(actual iglesia de Saint-Paul en le Marais), antigua iglesia perteneciente a
los jesuitas (placa conmemorativa a la derecha).
Las matanzas
se llevaron a cabo, durante cinco días, en las demás cárceles: en la
Conserjería, en la Prison du Grand Châtelet, en la Forcé en Salpêtriére,
Bicêtre y en la Prison des Carmes.
Pero las
matanzas no se detuvieron aquí. Marat pretendía que estos "tribunales
populares" se extendieran por toda Francia. A tal fin hizo publicar en sus
periódicos una circular, fechada el 3 de septiembre, en la que justificaba los
castigos, y suscitaba las iras que provocaron más "juicios" sumarios:
"La
Comuna de París desea informar a sus hermanos de todos los departamentos, que
una parte de los temibles conspiradores detenidos en las cárceles ha sido
condenada a muerte por el pueblo: actos de justicia que creen indispensables a
fin de acabar, por temor, con todas las legiones de traidores encerrados tras
sus muros, por el momento se ha conseguido que el enemigo se detenga y, sin
duda alguna, toda la nación, después de la larga sucesión de traiciones que la
han conducido al abismo, se decidirá a adoptar estas medidas si las cree
necesarias para la salud pública, y todos los franceses dirán, como los
parisinos: "Nosotros moriremos frente al enemigo, pero no dejaremos detrás
nuestro a estos delincuentes para que maten a nuestros hijos y a nuestras
mujeres".
Se llevaron
a cabo ejecuciones en Orleans, Meaux o Reims, pero la situación en las
provincias fue mucho más moderada en relación a las ejecuciones que se llevaron
a cabo en la capital. En total y durante estos días de septiembre, en París y
en sus distintos departamentos se realizaron más de 1.400 ejecuciones.
Las matanzas
no se limitaron a los contrarrevolucionarios, fueron asesinados también
pequeños comerciantes o artesanos, y si bien, los contrarrevolucionarios fueron
las primeras víctimas, la mayoría de los prisioneros por delitos comunes
fueron, asimismo, ejecutados. El 4 de septiembre en la cárcel-hospital de
Salpêtriére los asesinos violaron y mataron a las prostitutas, a las locas e
incluso a los niños del orfelinato.
El papel que
jugó el gobierno revolucionario en estas matanzas no quedó nada claro: los
asesinos ¿fueron, en su totalidad, espontáneos o las matanzas en las que se
implicaron estuvieron animadas (u organizadas) por el poder del gobierno?
"De la
audacia, todavía la audacia, siempre la audacia" Estas palabras
pronunciadas por Danton el 2 de septiembre de 1792, quedaron grabadas en todas
las memorias. Danton era, por entonces, el Ministro de Justicia del Consejo
ejecutivo compuesto por seis miembros. Este consejo fue constituido por la
Asamblea legislativa la noche del 10 de agosto de 1792.
La Comuna de
París y la Asamblea legislativa estaban enzarzadas en una lucha por el poder
que paralizaba a Francia que estaba, en aquel momento, en un estado de guerra
civil que la convertía en casi ingobernable. El gobierno de la República era
objeto de una lucha feroz entre las diferentes partidos, y tanto los unos como
los otros, no dudaban en tomar unas iniciativas que, la mayoría de las veces,
se tomaban sin coordinación alguna y eran contradictorias. Para la Comuna el
poder le había sido concedido al Comité de vigilancia, sobre el que Danton y
Marat ejercían una influencia determinante.
La Comuna había
decidido crear un ejército de 60.000 hombres para combatir a los prusianos.
Oficialmente se trataba de no dejar sin defensas a las ciudades que estaban en
poder de los contrarrevolucionarios; pero se tenía la absoluta convicción de
que los voluntarios serían, de hecho, los más extremistas y que, dependiendo
del poder central, tendrían preponderancia sobre los moderados. La comuna había
efectuado numerosos arrestos (arbitarios) pero no se había atrevido, todavía, a
"juzgar" tal y como se hizo durante el Terror. En este sentido, la
Comuna, se desentendía, interesadamente, de las masacres y, de hecho, los
asesinos no se diferenciaban en nada de los afectos a la Comuna, mientras que
los promotores eran personas influyentes de la Comuna. Estas consideraciones
explican, sin duda alguna, el silencio de Danton que quería conservar su
influencia sobre los miembros de la Comuna.
Tras la toma
de la Bastilla Marat estaba convencido de que la política más eficaz para
romper con el pasado era la de cortar algunas cabezas. Su periódico era uno de
los más virulentos de la capital, y había adquirido gran prestigio tras el
arresto de Luis XVI.
Para Marat,
este episodio puso de manifiesto una estrategia de insurrección común a todos
los movimientos extremistas y, particularmente, a todos aquellos que se sienten
amenazados, y que venia a poner a los más moderados ante los hechos consumados
e impedía una vuelta atrás:
1.-
eliminando a todos los del bando opuesto
2.-
encarcelando a todos los moderados cómplices de las masacres
3.- creando
una atmósfera de terror, y obligando al silencio a las opiniones contrarias.
De hecho,
las masacres permitieron que los patriotas extremistas obtuvieran un lugar
preponderante y que, en las elecciones que siguieron, Marat y Danton
consiguieran el triunfo.
Las Masacres
de septiembre son el testimonio de esta lógica, Asimismo constituyeron uno de
los primeros "patinazos" de la Revolución francesa. Controvertido en
ocasiones, este acontecimiento ha sido, y será, motivo de vivos debates entre
los historiadores, algunos la contemplan como una visión marxista de la
Revolución (Albert Soboul), otros tratan de demostrar los límites del poder
popular. (François Furet).
Las matanzas
de septiembre de 1792 tuvieron un total de 1.000 a 1.400 víctimas, es decir, la
mitad de los prisioneros parisinos. Hubo 307 muertos entre los 357 encarcelados
en la prisión de la Abadía que comparecieron ante los tribunales populares.
Tres cuartas partes de los prisioneros estaban encarcelados por delitos
comunes.
No se celebran
conmemoraciones oficiales. Las víctimas son consideradas como mártires. El
calendario litúrgico menciona el 2 de septiembre como el día de la
conmemoración de los Bienaventurados mártires. Esta mención no figura en las
agendas ordinarias.
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