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FEBRERO 25 2.013
Beata Maria Ludovica
“El ángel de los niños enfermos” El 24 de
octubre de 1880 nació en San Gregorio, pequeño pueblo de montaña en la región de
los Abruzos, Italia, Antonina De Angelis hija de Ludovica De Angelis y Santa
Colaianni, humildes labradores de la región, quienes enseñaron a la pequeña sus
primeras palabras y oraciones al mismo tiempo que infundían en ella el amor a
Nuestro Señor Jesucristo, la devoción a la Santa Virgen María, a la misa
dominical y a los sanos principios de castidad y caridad cristiana.
Antonina creció en ese hogar devoto y piadoso,
ayudando a sus padres y llevando una vida ejemplar hasta que, a fines de 1904 ,
anunció que estaba decidida a abrazar la vida religiosa, ingresando el 14 de
Noviembre de ese mismo año en el noviciado de las Hijas de la Misericordia. En
mayo de 1905 vistió el hábito y tomó el nombre de María Ludovica, con el que
pasaría a la inmortalidad . El 3 de ese mes hizo sus votos de obediencia,
pobreza y castidad para dedicarse, durante los dos años siguientes, a la
oración, al cuidado de la niñez y al socorro de los menesterosos.
El 14 de noviembre de 1907 su congregación la
envió a la República Argentina, con un reducido grupo de religiosas que arribó
al puerto de Buenos Aires el 4 de diciembre, encaminándose a la ciudad de La
Plata donde, llamada por las damas de la Sociedad de Beneficencia, se incorporó
al incipiente Hospital de Niños local, fundado el 6 de septiembre de 1887. Sor
Ludovica supo brindar al Hospital de Niños una calidez especial con la que
superó la típica frialdad de esas instituciones, estableciendo con éxito el
espíritu de familia entre internados, médicos, enfermeros y directivos. Después
de su fallecimiento, acaecido el 25 Febrero de 1962, cuando contaba 82 años de
edad, el merecido homenaje pudo realizarse. Durante su sepelio, el Dr. Carlos
Boffi, director del Hospital, manifestó que por entonces funcionaba “ … 25
servicios con capacidad de 600 enfermitos.
Todo es obra concebida, dirigida y obtenida
por la Superiora, Madre Ludovica”. Con su desaparición, los niños enfermos no
solamente perdieron una madre sino a un verdadero ángel protector. En el año
2004 fue beatificada por el Papa Juan Pablo II, después de haber sido reconocido
un milagro de curación en una niña platense de pocos años de edad. De
comprobarse un milagro más, la venerable religiosa de las Hijas de la
Misericordia accederá a la santidad que ya tiene ganada por la grandeza de su
obra en pro de los niños enfermos y necesitados.
Oremos
Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor
intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a la Beata María Ludovica,
para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también
nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.
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