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San Valeriano Martir
Mártir romano, probablemente del
tiempo de Juliano el Apóstol, esposo de la popular virgen Cecilia. Según las
tradiciones fue convertido por ella el día mismo de la boda con medios
sobrenaturales y milagrosos. Sobre su casa se edificó luego un templo, en el que
reposan las reliquias de su santa consorte. — Fiesta 14 de abril.
Una de las imágenes más sugerentes y
humanas con que la divina Palabra nos ha introducido en el misterio de la
Redención la constituyen las llamadas «bodas del Cordero».
Dios ha amado a la humanidad con
amor de Esposo y en el banquete nupcial se entrega a sí mismo como víctima y
como alimento. Es realmente un vínculo de sangre el que sella estas bodas
sublimes, es la sangre del Cordero, del Hijo de Dios inmolado. Por ello se
comprende y se admira el profundo sentido cristiano que guió a la piedad de
nuestros antepasados, ya desde muchos siglos atrás, en tejer con minuciosos
detalles en torno a unas nupcias, mitad terrenas y mitad espirituales, este
bello poema de virginidad y de martirio, de amor y de sacrificio, el poema de
Cecilia y Valeriano, el poema de Cristo presente en el amor transparente de los
dos jóvenes.
Y el poema es cantado cada año por
toda la Iglesia, en el oficio divino en honor de la santa esposa. Valeriano
entra como segundo personaje, el convertido, el amante brioso, pero íntegro, que
no duda en renunciar al goce sensible para unirse con ella en el amor supremo,
el amor que salva y los une a los dos con Dios y en Dios.
La narración es suave e insinuante.
Durante el banquete nupcial Cecilia, preparada anteriormente con larga oración y
ayuno, sin dejar de participar en el bullicio y la alegría, entona su cántico de
confianza: «Que mi corazón permanezca inmaculado».
Luego viene el momento del encuentro
con el esposo. Valeriano se acerca a Cecilia con toda la ilusión de su juventud,
con toda la satisfacción del amor conquistado.
Cecilia pronuncia extrañas palabras.
Un ángel guarda su virginidad; le invita a colaborar con el ángel, le promete
ver también él al ángel si antes es lavado por un baño sagrado.
Valeriano, enamorado, no duda de
Cecilia, se le confía, se convierte, y va en busca de la iglesia en su Cabeza,
el Papa oculto. Éste le instruye en el misterio y, tras pedirlo insistente, le
administra el santo bautismo.
Vuelve presuroso al tálamo nupcial,
y descubre a su esposa en oración, con un ángel a su lado, más resplandeciente
que el sol y ofreciendo a los dos una guirnalda de parte del Esposo de las
vírgenes. Valeriano adora, cree, goza. Con la esposa.
Y no tarda en conseguir tiempo
después la conversión de su hermano Tiburcio, que sigue su mismo camino. Así
Cecilia puede presentar a los dos hermanos como sus más preciadas coronas del
día de sus esponsales, como el fruto de su amor y de su sabiduría...
Pronto su esposo probará su espíritu
y la profundidad con que siente su nueva vida. Primero dedicado intensamente a
la caridad para con los pobres, compitiendo con Cecilia en su ya famoso
desprendimiento.
Después será su valentía y decisión
ante el prefecto Almaquio.
Los dos hermanos confiesan que son
cristianos, y pretenden adoctrinar a los que asisten al juicio, en la verdadera
religión. Son cruelmente apaleados, pero en pleno suplicio muestran sus rostros
llenos de alegría por la gracia de poder dar su sangre por Jesucristo. Y de este
modo, pasan delante de Cecilia, que pronto les seguirá en el camino del
testimonio sangriento. Valeriano había amado de verdad y en el cielo, junto con
su esposa, participa en el eterno banquete de gloria al Cordero. En la tierra,
sus reliquias fueron conservadas, para gloria de Dios en sus santos, y se
conservan. en la iglesia dedicada a Santa Cecilia, en el Trastévere.
Oremos
Dios
todopoderoso y eterno, que concediste a San Valeriano luchar por la fe hasta
derramar su sangre, haz que, ayudados por su intercesión, soportemos por tu amor
nuestras dificultades y con valentía caminemos hacia ti que eres la fuente de
toda vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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Santo(s) del día
San Valeriano Martir
Santa Liduvina
San Juan de Montemarano
San Pedro Gonzalez Telmo
Beata Calduch Rovira
Santa Donina
Santa Tomaida Alejandría
San Ardalión
San Lamberto Lyón
San Frontón
San Abundio Roma
San Juan Vilna
San Bernardo de Abbeville,
San Benedeto
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