Martes 16 Octubre 2012
Santa Margarita María Alacoque
El Señor preparó a Margarita María, por medio de una
infancia sin alegría y de una juventud llena de pruebas, para que se
convirtiera en la mensajera de su amor redentor, en un tiempo en que reinaba el
jansenismo. Bien conocida en su
intimidad espiritual por su autobiografía y sus cartas, no parece haber sido
una persona humanamente destacada o notable. Borgoñona, hija de un notario, después
de educarse en las clarisas de Autun, se hace religiosa salesa en el convento
de Paray-le-Monial en 1671. Contaba la
muchacha veinticuatro años al entrar en la Visitación de Paray-Ie-Monial, en la
Borgoña. Los comienzos le resultaron dificultosos. De novicia no podía aprender
a hacer oración, aun cuando acudía con frecuencia ante el Santísimo Sacramento
- notó su superiora - para ponerse en su presencia «como se extiende un lienzo
ante el pintor». Y he aquí que, el 27
de diciembre de 1673, daba comienzo el descubrimiento espiritual que formará el
núcleo de su vida. Luego, el 16 de junio de 1675, Jesús le mostraría a
Margarita María su Corazón, «este Corazón que tanto ha amado a los hombres y
que no recibe a cambio sino ingratitud».
A la vez le encargaba que procurase la institución de una fiesta en
honor de su Sagrado Corazón. ¡Ya cabe suponer la acogida que le dispensarían
sus superiores! Pero el Señor vigilaba. Puso en el camino de la joven religiosa
a un jesuita preocupado, a su vez, por dar a conocer «el misterio incomparable
del amor de Cristo», el P. Claudio de la Colombiere. Este le ofreció todo su apoyo. En 1686 se
celebró Por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón en la Visitación de
Paray. La tarea de Margarita María había concluido. Moría cuatro años más tarde entregada por
entero al misterio cuyo apóstol había sido (1690).Una de las santas más
populares de los tiempos modernos, sobre todo desde que en 1856 se instituyó la
fiesta del Sagrado Corazón y se extendió tanto esta devoción, objeto de las
revelaciones que son el centro de su vida.
Desde 1920 está en los altares, canonizada como un refrendo al mensaje
que supo transmitir, pero también por la paciencia y el espíritu de humildad
con que se enfrentó a tantas incomprensiones.
Oremos
Infunde, Señor, en nosotros el espíritu de santidad con que
enriqueciste tan singularmente a Santa Margarita María, para que también
nosotros, lleguemos a conocer por experiencia el amor de Cristo, que excede a
todo conocimiento, y seamos colmados de la total plenitud de Dios. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.
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