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martes 10 Febrero 2015
Santa Escolástica
Santa
Escolástica, abadesa
Memoria de la sepultura de santa Escolástica, virgen, hermana de san Benito, la
cual, consagrada desde su infancia a Dios, mantuvo una perfecta unión
espiritual con su hermano, al que visitaba una vez al año en Montecasino, en la Campania,
para pasar juntos una jornada de santas conversaciones y alabanza a
Dios.
Mientras su hermano residió en Monte Casino, ella se hallaba en Plombariola, fundando y
gobernando un monasterio.
Tenía la costumbre de visitar a San Benito una vez al año y como no estaba
permitido que entrar al monasterio, él salía a su encuentro para llevarla a una
casa de confianza, donde los hermanos pasaban la velada orando, cantando himnos
de alabanza a Dios y discutiendo asuntos espirituales. Sobre la última visita,
San Gregorio hace una notable descripción, en la cual, la santa presintiendo
que no volvería ver más a su hermano, le rogó que no partiera esa noche sino al
día siguiente, pero San Benito se sintió incapaz de romper las reglas de su
monasterio.
Entonces, Santa Escolástica apeló a Dios con una ferviente oración para que
interviniera en su ayuda, y acto seguido, estalló una fuerte tormenta que
impidió que su hermano regresara al monasterio. Los dos santos pasaron la noche
hablando de las cosas santas y de asuntos espirituales. Tres días después, la
santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración tuvo la visión
del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de
paloma.
Oremos
Al celebrar la fiesta de Santa Escolástica virgen, te pedimos, Señor, que,
siguiendo su ejemplo, te sirvamos con un amor puro y experimentemos las
delicias de tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo.
_____________________-
Santo(s)
del día
Santa
Escolástica
Beato
Luis Stepinac
San
Caralampo
de Magnesia
San
Zótico
de Roma
San
Silvano de Terracina
San
Troyano de Saintes
San
Protadio
de Besançon
Beato
Hugo de Fosses
San
Guillermo de Srabulum
Beata
Clara de Rimini
Santa
Austreberta
de Rouen
Beato
Pedro Fremond
Beato
José Sánchez del Río
Beata
Eusebia Palomino Yenes
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martes, 10 de febrero de 2015
10 FBRERO _Evangelio según San Marcos 7,1-13
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martes 10 Febrero 2015
Martes de la quinta semana del tiempo ordinario
Evangelio según San Marcos 7,1-13.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús,
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.
En cambio, ustedes afirman: 'Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...'
En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Clemente de Alejandría (150-c. 215), teólogo
El Pedagogo III 89,94,98
La ley nueva inscrita en el corazón de los hombres
Tenemos el decálogo, dado por Moisés...y todo lo que nos recomienda la lectura de los libros santos. “Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad el derecho, proteged al oprimido, socorred al huérfano, defended a la viuda. Luego venid discutamos –dice el Señor- ”(Is 1,16-18). (...) También tenemos las leyes del Verbo, las palabras de exhortación escritas no sobre tablas de piedra por el dedo del Señor (Ex 24,12) sino inscritas en el corazón del hombre (2Cor 3,3)... Ahora bien, las tablas de los corazones duros serán quebradas (Ex 32,19); la fe de los pequeñuelos imprime sus huellas en los corazones dóciles... Estas dos leyes le han servido al Verbo en la pedagogía de la humanidad, primero por boca de Moisés, luego por la de los apóstoles. (...)
Nos hace falta un maestro para explicar estas palabras sagradas...Él nos enseñará la palabra de Dios. La escuela es la Iglesia; nuestro único Maestro es el Esposo, la buena voluntad de un Padre bueno, sabiduría primordial, santidad del conocimiento. “El ha muerto por nuestros pecados” (1Jn 2,2). Él cura nuestros cuerpos y nuestras almas, cura al hombre en su totalidad, él, Jesús que “ha muerto por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero. Sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo lo conozco, pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él” (1Jn 2,3-4).
Como alumnos de esta divina pedagogía ¡embellezcamos el rostro de la Iglesia y corramos como niños pequeños hacia esta madre llena de bondad. Hagámonos oyentes del Verbo; glorifiquemos la divina providencia que nos conduce por medio de este Pedagogo y nos santifica para ser hijo de Dios!
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martes 10 Febrero 2015
Martes de la quinta semana del tiempo ordinario
Evangelio según San Marcos 7,1-13.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús,
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.
En cambio, ustedes afirman: 'Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...'
En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Clemente de Alejandría (150-c. 215), teólogo
El Pedagogo III 89,94,98
La ley nueva inscrita en el corazón de los hombres
Tenemos el decálogo, dado por Moisés...y todo lo que nos recomienda la lectura de los libros santos. “Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad el derecho, proteged al oprimido, socorred al huérfano, defended a la viuda. Luego venid discutamos –dice el Señor- ”(Is 1,16-18). (...) También tenemos las leyes del Verbo, las palabras de exhortación escritas no sobre tablas de piedra por el dedo del Señor (Ex 24,12) sino inscritas en el corazón del hombre (2Cor 3,3)... Ahora bien, las tablas de los corazones duros serán quebradas (Ex 32,19); la fe de los pequeñuelos imprime sus huellas en los corazones dóciles... Estas dos leyes le han servido al Verbo en la pedagogía de la humanidad, primero por boca de Moisés, luego por la de los apóstoles. (...)
Nos hace falta un maestro para explicar estas palabras sagradas...Él nos enseñará la palabra de Dios. La escuela es la Iglesia; nuestro único Maestro es el Esposo, la buena voluntad de un Padre bueno, sabiduría primordial, santidad del conocimiento. “El ha muerto por nuestros pecados” (1Jn 2,2). Él cura nuestros cuerpos y nuestras almas, cura al hombre en su totalidad, él, Jesús que “ha muerto por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero. Sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo lo conozco, pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él” (1Jn 2,3-4).
Como alumnos de esta divina pedagogía ¡embellezcamos el rostro de la Iglesia y corramos como niños pequeños hacia esta madre llena de bondad. Hagámonos oyentes del Verbo; glorifiquemos la divina providencia que nos conduce por medio de este Pedagogo y nos santifica para ser hijo de Dios!
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09 Febrero___San Miguel Febres Cordero
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lunes 09 Febrero 2015
San Miguel Febres Cordero, religioso
En Premiá de Mar, cerca de Barcelona, en España, san Miguel (Francisco Luis) Febres Cordero, religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que durante cuarenta años se dedicó a la educación en la ciudad de Cuenca, en Ecuador, y trasladado después a España, se distinguió por la perfecta observancia de la disciplina de la vida religiosa.
(1854-1910)
religioso, del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
En 1863 los Hermanos de las Escuelas Cristianas abren una escuela en Cuenca (Ecuador). Entre los primeros alumnos figura Francisco Febres Cordero, nacido el 7 de noviembre de 1854. La educación cristiana comenzada en la familia recibe en la escuela nuevo impulso y desarrollo, gracias sobre todo a la lección de catecismo y al ejemplo de los educadores, y así vemos cómo la estrella de la vocación lasaliana no tarda en despuntar en el espíritu abierto del joven ecuatoriano. La oposición que encuentra por parte de sus padres, que quisieran encaminarlo hacia el sacerdocio, no le desalienta.
Francisco, que desde sus más tiernos años acostumbra confiar a la Virgen todas sus cuitas, encuentra en Ella la fuerza para seguir adelante en su propósito. Finalmente, el 24 de marzo de 1868, obtiene de su madre la autorización para ingresar en el noviciado de los Hermanos: es la víspera de la fiesta de la Anunciación. Al revestir el hábito lasaliano, Francisco recibe el nombre de Hermano Miguel.
Con ello no cesa sin embargo la lucha por la fidelidad a su vocación. El padre de Francisco, aun habiendo aceptado la decisión de su esposa, no escribe a su hijo una sola línea en cinco años. Entre tanto, el Hermano Miguel inicia su apostolado en las escuelas lasalianas de Quito. El joven profesor sobresale en la enseñanza de la lengua y literatura españolas y, ante la carencia de manuales y libros de texto apropiados, se decide a componerlos él mismo. El gobierno ecuatoriano no tardará en adoptarlos para todas las escuelas del país.
Con el correr de los años el Hermano Miguel dará a la imprenta otras obras, sobre todo del campo de la lírica y de la filología, las cuales le abrirán las puertas de la Academia Nacional. Compondrá también catecismos para la infancia, siendo la catequesis el campo preferido de su actividad apostólica. De modo especial, reclamará y obtendrá siempre para sí el privilegio de preparar a los niños a la Primera Comunión, dedicándose a esta delicada labor hasta 1907, fecha de su viaje a Europa. Este asiduo contacto con los niños contribuirá a forjar una de las características más notables de su espiritualidad: la sencillez evangélica: «Sed sencillos como palomas». «Si no os hacéis como parvulitos no entraréis en el reino de los cielos». De esa sencillez será expresión su tierna devoción al Niño Jesús.
Con la sencillez evangélica brillan también en él las virtudes propias de la vida religiosa: la pobreza, la pureza, la obediencia. Sobre todas ellas resplandece la caridad, que se nutre en la piedad eucarística y en la devoción a la Virgen. Una evidencia se impone pronto a sus contemporáneos: «El Hermano Miguel es un santo».
Su santidad irradiará también en el viejo continente. En 1904, como consecuencia, en Francia, de las leyes hostiles a las congregaciones religiosas, muchos Hermanos de La Salle, no pudiendo ejercer su apostolado en su propio país, deciden expatriarse. Numerosos son los que optan por España y los países de América latina. La necesidad de procurar a esos valerosos lasalianos el conocimiento indispensable de la lengua castellana, mueve a los Superiores a trasladar al Hermano Miguel a Europa para que pueda dedicarse a la composición de textos apropiados para un estudio acelerado de dicho idioma. Tras unos meses de estancia en París, el Hermano Miguel se traslada a la Casa Generalicia de los Hermanos en Lembecq-lez-Hal (Bélgica).
Enteramente dedicado a su nueva tarea, su virtud no deja de irradiarse en su nuevo ambiente. Pero el clima belga, tan diferente del de su propio país, no le favorece, y los Superiores juzgan conveniente trasladarlo a España, asignándole como residencia el Centro internacional lasaliano de Premiá de Mar, en la provincia de Barcelona. Los jóvenes formandos admiran la cultura y la sencillez del Hermano Miguel no menos que su gran amor de Dios.
En el mes de julio de 1909 ráfagas de viento revolucionario llegan hasta Premiá de Mar y poco después sobreviene la "Semana Trágica". Ante la frecuencia de actos de violencia anticlerical, los Superiores se ven precisados a trasladar a Barcelona a formandos y formadores hallándoles un refugio en el embarcadero del puerto y luego en el colegio N.S. de la "Bonanova". En esos momentos trágicos el Hermano Miguel se hace custodio de las formas consagradas de la capilla de Premiá.
Pasada la borrasca revolucionaria los Hermanos regresan a Premiá de Mar. Mas ahora es el Señor quien llama a Sí a su fiel siervo. A finales de enero de 1910 contrae una pulmonía que su débil organismo no llega a superar. Tras una agonía de tres días y confortado con los santos sacramentos, el Hermano Miguel entrega su alma a Dios el 9 de febrero de 1910. La noticia de su muerte es acogida con emoción y llanto. La República del Ecuador proclama un duelo nacional.
Hermanos y exalumnos del Hermano Miguel rivalizan en admiración y encomio por sus virtudes. Los favores atribuidos a su intercesión no tardan en multiplicarse. En 1923 se inicia en Quito y en Cuenca el proceso informativo en vistas a la beatificación. Sigue en 1924 el de Barcelona. En 1936, durante la revolución española, se lleva a cabo el traslado al suelo patrio de los restos mortales del siervo de Dios, que reciben una acogida triunfal. La tumba del Hermano Miguel se convierte en centro de continuas peregrinaciones.
Siguen obteniéndose gracias y favores celestiales por la intercesión del Hermano Miguel; pero el milagro que ha obrado la curación de Sor Clementina Flores Cordero pone en buen camino la causa del santo Hermano hacia la Beatificación.
Llevados a término todos los requisitos acostumbrados, el Papa Pablo VI, el 30 de octubre de 1977 procede a la Beatificación del Hermano Miguel y a la del Hermano belga, Hermano Mutien-Marie. La grande asistencia de peregrinos venidos de Bélgica, del Ecuador y de Italia, la acertada ceremonia y las palabras inspiradas de Pablo VI en la homilía y en el Angelus, han hecho inolvidable ese día para todos los afortunados participantes en la solemne celebración de la Piazza San Pietro.
El mismo día de la Beatificación, precisamente durante el desarrollo del sugestivo rito, se realizaba otro milagro: la Señora Beatriz Gómez de Núñez, afectada de incurable "miastenia gravis", se sintió completamente curada. Ya antes, con toda la familia, se había confiado a la intercesión del santo Hermano, y, como coronamiento de sus oraciones, había querido venir a Roma para la Beatificación.
Esta curación, reconocida como milagrosa, conlleva la reapertura de la causa, y, en el Consistorio del 25 de junio de 1984, el Pontífice Juan Pablo II fija para el 21 de octubre del mismo año la fecha de la Canonización.
Hoy, el Papa Juan Pablo II, poniendo entre los Santos a este religioso ecuatoriano, ofrece a la Iglesia entera y particularmente a la del Ecuador el modelo de un religioso culto, pero sencillo y humilde, de un catequista totalmente entregado a la obra de la evangelización, de un educador que ha ayudado a tántos jóvenes y niños a encontrar el sentido de su vida en Jesús y a vivir su fe como don y compromiso.
________________________
Oremos
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a San Miguel Febres Cordero para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
______________________
Santo(s) del día
San Miguel Febres Cordero
Santa Apolonia de Aljandría
San Cirilo Alejandría
Beata Anna Katharina Emmerick
Santos Mártires de Alejandría
San Ansberto de Rouen
San Primo de Lemelléfa
San Sabino de Canoza
San Teliavo de Llandaff
San Silvestre Sicilia
San Pedro Urseolo
Beato Luis Magaña Servín
Beato Leopoldo de Alpandeire
San Alto de Baviera
San Rainaldo de Nocera
Beato Leopoldo de Alpandeire
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lunes 09 Febrero 2015
San Miguel Febres Cordero, religioso
En Premiá de Mar, cerca de Barcelona, en España, san Miguel (Francisco Luis) Febres Cordero, religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que durante cuarenta años se dedicó a la educación en la ciudad de Cuenca, en Ecuador, y trasladado después a España, se distinguió por la perfecta observancia de la disciplina de la vida religiosa.
(1854-1910)
religioso, del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
En 1863 los Hermanos de las Escuelas Cristianas abren una escuela en Cuenca (Ecuador). Entre los primeros alumnos figura Francisco Febres Cordero, nacido el 7 de noviembre de 1854. La educación cristiana comenzada en la familia recibe en la escuela nuevo impulso y desarrollo, gracias sobre todo a la lección de catecismo y al ejemplo de los educadores, y así vemos cómo la estrella de la vocación lasaliana no tarda en despuntar en el espíritu abierto del joven ecuatoriano. La oposición que encuentra por parte de sus padres, que quisieran encaminarlo hacia el sacerdocio, no le desalienta.
Francisco, que desde sus más tiernos años acostumbra confiar a la Virgen todas sus cuitas, encuentra en Ella la fuerza para seguir adelante en su propósito. Finalmente, el 24 de marzo de 1868, obtiene de su madre la autorización para ingresar en el noviciado de los Hermanos: es la víspera de la fiesta de la Anunciación. Al revestir el hábito lasaliano, Francisco recibe el nombre de Hermano Miguel.
Con ello no cesa sin embargo la lucha por la fidelidad a su vocación. El padre de Francisco, aun habiendo aceptado la decisión de su esposa, no escribe a su hijo una sola línea en cinco años. Entre tanto, el Hermano Miguel inicia su apostolado en las escuelas lasalianas de Quito. El joven profesor sobresale en la enseñanza de la lengua y literatura españolas y, ante la carencia de manuales y libros de texto apropiados, se decide a componerlos él mismo. El gobierno ecuatoriano no tardará en adoptarlos para todas las escuelas del país.
Con el correr de los años el Hermano Miguel dará a la imprenta otras obras, sobre todo del campo de la lírica y de la filología, las cuales le abrirán las puertas de la Academia Nacional. Compondrá también catecismos para la infancia, siendo la catequesis el campo preferido de su actividad apostólica. De modo especial, reclamará y obtendrá siempre para sí el privilegio de preparar a los niños a la Primera Comunión, dedicándose a esta delicada labor hasta 1907, fecha de su viaje a Europa. Este asiduo contacto con los niños contribuirá a forjar una de las características más notables de su espiritualidad: la sencillez evangélica: «Sed sencillos como palomas». «Si no os hacéis como parvulitos no entraréis en el reino de los cielos». De esa sencillez será expresión su tierna devoción al Niño Jesús.
Con la sencillez evangélica brillan también en él las virtudes propias de la vida religiosa: la pobreza, la pureza, la obediencia. Sobre todas ellas resplandece la caridad, que se nutre en la piedad eucarística y en la devoción a la Virgen. Una evidencia se impone pronto a sus contemporáneos: «El Hermano Miguel es un santo».
Su santidad irradiará también en el viejo continente. En 1904, como consecuencia, en Francia, de las leyes hostiles a las congregaciones religiosas, muchos Hermanos de La Salle, no pudiendo ejercer su apostolado en su propio país, deciden expatriarse. Numerosos son los que optan por España y los países de América latina. La necesidad de procurar a esos valerosos lasalianos el conocimiento indispensable de la lengua castellana, mueve a los Superiores a trasladar al Hermano Miguel a Europa para que pueda dedicarse a la composición de textos apropiados para un estudio acelerado de dicho idioma. Tras unos meses de estancia en París, el Hermano Miguel se traslada a la Casa Generalicia de los Hermanos en Lembecq-lez-Hal (Bélgica).
Enteramente dedicado a su nueva tarea, su virtud no deja de irradiarse en su nuevo ambiente. Pero el clima belga, tan diferente del de su propio país, no le favorece, y los Superiores juzgan conveniente trasladarlo a España, asignándole como residencia el Centro internacional lasaliano de Premiá de Mar, en la provincia de Barcelona. Los jóvenes formandos admiran la cultura y la sencillez del Hermano Miguel no menos que su gran amor de Dios.
En el mes de julio de 1909 ráfagas de viento revolucionario llegan hasta Premiá de Mar y poco después sobreviene la "Semana Trágica". Ante la frecuencia de actos de violencia anticlerical, los Superiores se ven precisados a trasladar a Barcelona a formandos y formadores hallándoles un refugio en el embarcadero del puerto y luego en el colegio N.S. de la "Bonanova". En esos momentos trágicos el Hermano Miguel se hace custodio de las formas consagradas de la capilla de Premiá.
Pasada la borrasca revolucionaria los Hermanos regresan a Premiá de Mar. Mas ahora es el Señor quien llama a Sí a su fiel siervo. A finales de enero de 1910 contrae una pulmonía que su débil organismo no llega a superar. Tras una agonía de tres días y confortado con los santos sacramentos, el Hermano Miguel entrega su alma a Dios el 9 de febrero de 1910. La noticia de su muerte es acogida con emoción y llanto. La República del Ecuador proclama un duelo nacional.
Hermanos y exalumnos del Hermano Miguel rivalizan en admiración y encomio por sus virtudes. Los favores atribuidos a su intercesión no tardan en multiplicarse. En 1923 se inicia en Quito y en Cuenca el proceso informativo en vistas a la beatificación. Sigue en 1924 el de Barcelona. En 1936, durante la revolución española, se lleva a cabo el traslado al suelo patrio de los restos mortales del siervo de Dios, que reciben una acogida triunfal. La tumba del Hermano Miguel se convierte en centro de continuas peregrinaciones.
Siguen obteniéndose gracias y favores celestiales por la intercesión del Hermano Miguel; pero el milagro que ha obrado la curación de Sor Clementina Flores Cordero pone en buen camino la causa del santo Hermano hacia la Beatificación.
Llevados a término todos los requisitos acostumbrados, el Papa Pablo VI, el 30 de octubre de 1977 procede a la Beatificación del Hermano Miguel y a la del Hermano belga, Hermano Mutien-Marie. La grande asistencia de peregrinos venidos de Bélgica, del Ecuador y de Italia, la acertada ceremonia y las palabras inspiradas de Pablo VI en la homilía y en el Angelus, han hecho inolvidable ese día para todos los afortunados participantes en la solemne celebración de la Piazza San Pietro.
El mismo día de la Beatificación, precisamente durante el desarrollo del sugestivo rito, se realizaba otro milagro: la Señora Beatriz Gómez de Núñez, afectada de incurable "miastenia gravis", se sintió completamente curada. Ya antes, con toda la familia, se había confiado a la intercesión del santo Hermano, y, como coronamiento de sus oraciones, había querido venir a Roma para la Beatificación.
Esta curación, reconocida como milagrosa, conlleva la reapertura de la causa, y, en el Consistorio del 25 de junio de 1984, el Pontífice Juan Pablo II fija para el 21 de octubre del mismo año la fecha de la Canonización.
Hoy, el Papa Juan Pablo II, poniendo entre los Santos a este religioso ecuatoriano, ofrece a la Iglesia entera y particularmente a la del Ecuador el modelo de un religioso culto, pero sencillo y humilde, de un catequista totalmente entregado a la obra de la evangelización, de un educador que ha ayudado a tántos jóvenes y niños a encontrar el sentido de su vida en Jesús y a vivir su fe como don y compromiso.
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Oremos
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a San Miguel Febres Cordero para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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Santo(s) del día
San Miguel Febres Cordero
Santa Apolonia de Aljandría
San Cirilo Alejandría
Beata Anna Katharina Emmerick
Santos Mártires de Alejandría
San Ansberto de Rouen
San Primo de Lemelléfa
San Sabino de Canoza
San Teliavo de Llandaff
San Silvestre Sicilia
San Pedro Urseolo
Beato Luis Magaña Servín
Beato Leopoldo de Alpandeire
San Alto de Baviera
San Rainaldo de Nocera
Beato Leopoldo de Alpandeire
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09 Febrero __Fiesta de San Maron (Maroun), Patrono del Líbano •
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San Marón, eremita
•lunes 09 Febrero 2015
Líbano: Fiesta de San Maron (Maroun), Patrono del Líbano
•
San Marón, eremita
•En
un monte cercano a Apamea, en Siria, san
Marón, eremita, muerto tras una vida de áspera penitencia e intensa piedad. Se
fundó después, sobre su sepulcro, un célebre monasterio, en torno al cual fue
configurándose la comunidad cristiana a la que dio nombre.
•San
Marón eligió una morada solitaria no lejos de la ciudad de Cirrus en Siria, y
allí, por espíritu de mortificación, vivía casi siempre a la intemperie. Cierto
es que tenía una pequeña cabaña cubierta con pieles de cabra para guarecerse en
caso de necesidad, pero rara vez la utilizaba. Encontró las ruinas de un templo
pagano, lo dedicó al verdadero Dios, y lo convirtió en casa de oración. San
Juan Crisóstomo, que lo estimaba mucho, le escribía desde Cucusus, donde estaba
desterrado, y se encomendaba a sus oraciones, rogándole le diera noticias suyas
con la mayor frecuencia posible. San Marón había tenido por maestro a san Zebino, cuya asiduidad en
la oración era tal, que se dice que pasaba días y noches enteras orando, sin
experimentar cansancio. Generalmente rezaba de pie, aunque cuando ya era muy
anciano, tenía que sostenerse con un báculo. A los que iban a consultarle,
respondía con la mayor brevedad posible; tan deseoso estaba de pasar todo su
tiempo en conversación con Dios.
•
•San
Marón imitó a su maestro en la constancia en la oración, pero trataba a sus
visitantes de modo diferente. No sólo los recibía con suma bondad, sino que los
invitaba a que se quedaran con él, aunque muy pocos estaban dispuestos a pasar
toda la noche en pie, rezando. Dios recompensó sus trabajos con gracias
abundantísimas y con el don de curar enfermedades tanto corporales como
espirituales. No es sorprendente por tanto, que su fama como consejero
espiritual se extendiera por todas partes. Esto le atrajo grandes multitudes,
Formó a muchos santos ermitaños y fundó monasterios; sabemos que, cuando menos,
tres grandes conventos llevaron su nombre. Teodoreto, obispo de Cirrus, dice que los numerosos monjes que
poblaron su diócesis fueron formados por las instrucciones del santo. San Marón
fue llamado al premio después de una corta enfermedad, la cual dice Teodoreto, reveló a todos la
gran debilidad a que estaba reducido su cuerpo. Los pueblos vecinos se
disputaron sus restos. Finalmente obtuvieron el cuerpo los habitantes de un
centro relativamente populoso y construyeron sobre su tumba una espaciosa
iglesia con un monasterio anexo, cerca de la fuente de Orontes, no lejos de Apamea.
•
•Es
opinión común que los maronitas, cuya mayoría vive ahora en el Líbano y tienen
una larga y honrosa historia entre los católicos de rito oriental, tomaron su
nombre de este monasterio, Bait-Marun. Veneran a San Marón como a su patriarca, y lo
nombran en el canon de la misa, de acuerdo con su rito. También veneran a San
Juan Maro, de quien se dice que fue su obispo en las postrimerías del siglo
siete, pero aun su misma existencia es dudosa.
•
•Casi
todo lo que se sabe acerca de San Marón se deriva del Philoteus de Teodoreto y de San Juan
Crisóstomo. Sobre los orígenes de los maronitas, véase S. Vailhé en Echos d´Orient para 1901, 1902 y
1906; y P. Dib en DTC., vol. X, cc. l ss.
•fuente: «Vidas de los santos de A.
Butler», Herbert Thurston, SI
•
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09 FEBRERO _San Marcos 6,53-56.
________________
Evangelio según San Marcos 6,53-56.
•lunes
09 Febrero 2015
•Lunes de la quinta semana del tiempo ordinario
Evangelio según San Marcos 6,53-56.
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron
allí.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,
y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,
y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.
•
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Comentario al salmo 50, PL 75, 581-582
“Todos los que le tocaban quedaban curados”
Imaginémonos en nuestro interior a un herido grave, de tal forma que está a punto de expirar. La herida del alma es el pecado del que la Escritura habla en los siguientes términos: “Todo son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite.” (Is 1,6) ¡Reconoce dentro de ti a tu médico, tú que estás herido, y descúbrele las heridas de tus pecados! ¡Que oiga los gemidos de tu corazón, él para quien todo pensamiento secreto queda manifiesto! ¡Que tus lágrimas le conmuevan! ¡Incluso insiste hasta la testarudez en tu petición! ¡Que le alcancen los suspiros más hondos de tu corazón! ¡Que lleguen tus dolores a conmoverle para que te diga también a ti: ”El Señor ha perdonado tu pecado” (2Sm 12,13). Grita con David, mira lo que dice: “Misericordia Dios mío....por tu inmensa compasión” (Sal 50,3).
Es como si dijera: estoy en peligro grave a causa de una terrible herida que ningún médico puede curar si no viene en mi ayuda el médico todopoderoso. Para este médico nada es incurable. Cuida gratuitamente. Con una sola palabra restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Comentario al salmo 50, PL 75, 581-582
“Todos los que le tocaban quedaban curados”
Imaginémonos en nuestro interior a un herido grave, de tal forma que está a punto de expirar. La herida del alma es el pecado del que la Escritura habla en los siguientes términos: “Todo son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite.” (Is 1,6) ¡Reconoce dentro de ti a tu médico, tú que estás herido, y descúbrele las heridas de tus pecados! ¡Que oiga los gemidos de tu corazón, él para quien todo pensamiento secreto queda manifiesto! ¡Que tus lágrimas le conmuevan! ¡Incluso insiste hasta la testarudez en tu petición! ¡Que le alcancen los suspiros más hondos de tu corazón! ¡Que lleguen tus dolores a conmoverle para que te diga también a ti: ”El Señor ha perdonado tu pecado” (2Sm 12,13). Grita con David, mira lo que dice: “Misericordia Dios mío....por tu inmensa compasión” (Sal 50,3).
Es como si dijera: estoy en peligro grave a causa de una terrible herida que ningún médico puede curar si no viene en mi ayuda el médico todopoderoso. Para este médico nada es incurable. Cuida gratuitamente. Con una sola palabra restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso.
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08 Febrero ___Beata María Esperanza de Jesús, virgen y fundadora
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domingo 08 Febrero 2015
Beata María Esperanza de JesUS
ús
Beata María Esperanza de Jesús, virgen y fundadora
En Collevalenza, en la provincia de Perugia, Italia, beata María Esperanza de Jesús (Alhama Valera), virgen, fundadora de las congregaciones de las Esclavas del Amor Misericordioso y de los Hijos del Amor Misericordioso.
María Josefa Alhama Valera, fue la primera de nueve hijos, nació en Santomera (Murcia , España) el 29 de septiembre 1893. Su padre era agricultor y su madre ama de casa. La familia era tan pobre que los padres dieron el consentimiento para que María Josefa fuera a vivir con el párroco de su pueblo y con las dos religiosas que le acompañaban. Esto le ayudó a aprender las tareas del hogar y a estudiar sin tener que ir a ninguna escuela.
En plena juventud va madurando en ella el deseo de dedicar toda su vida a su amigo Jesús y a la gente pobre y necesitada que ella bien conocía. Ansiosa de descubrir la voluntad de Dios sobre su vida, se acerca a los lugares del sufrimiento humano, pero el discernimiento no es fácil. Le hubiera gustado atender a los enfermos, pero en un hospital, al sorprenderse del poco interés de la religiosa que la acompañaba ante un moribundo, esta le expresó: “Tranquila, que pronto se te endurecerá el corazón a ti también”, a lo que la buena Josefa replicó: “Antes de que se me endurezca el corazón prefiero marcharme”, y se fue.
A la edad de veintiún años se decide a dar el paso: consagrarse a Dios en la vida religiosa. Entra en Villena (Alicante) en el último y pobre convento de las Hijas del Calvario, ya en vías de extinción. Es aquí donde recibe, al hacer su profesión religiosa, el nombre de Esperanza. Las Hijas del Calvario se fusionan, al poco tiempo, con el Instituto de las Misioneras Claretianas dedicado a la enseñanza. También Esperanza entra a formar parte de este Instituto, donde hace su profesión perpetua.
Años más tarde fue enviada al convento de Vélez Rubio, dedicándose a la enseñanza de niños. Un año después fue trasladada a Madrid, donde residió con los Padres Claretianos. En 1930, Madre Esperanza fundó la Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso en la capital española, una congregación que acogía a pobres y niños.
La noche de Navidad de 1930, en un minúsculo piso de la calle de Velázquez, en Madrid, con el apoyo económico de la condesa de Fuensalida, y la asistencia espiritual del sacerdote Esteban Ecay, Madre Esperanza de Jesús puede emitir sus votos con unas pocas Hermanas que la han seguido en la naciente Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso. Pobres como Jesús en Belén, comen sopa de berzas, duermen en el suelo, apoyando la cabeza en el único colchón que tienen … y desbordan alegría y entusiasmo.
Los niños serán los primeros beneficiarios y también los pobres, los ancianos y los sacerdotes. Y sin embargo, la incomprensión, la oposición y la persecución seguirán acechando. Seguirá el rosario de pruebas que marcan la especial presencia de Dios en las almas realmente grandes. El Obispo de Madrid, niega su bendición y aprobación y ordena y manda que nadie la ayude y colabore con ella. No teniendo permiso para tener el Santísimo en la capilla, durante 30 años, niñas y religiosas desfilaban cada mañana hasta la parroquia más próxima.
Con gran espíritu creativo y una incansable actividad, ayudada por la Providencia y por las mediaciones humanas, entre las que cabe destacar a su gran benefactora y amiga del alma Mª Pilar de Arratia, abre en poco tiempo en España 12 casas para niños pobres y necesitados, para ancianos y para enfermos que son atendidos incluso a domicilio. Se trata de las comunidades de Madrid, Alfaro, Bilbao, Larrondo, Colloto, Hecho, Ochandiano, Menagarai, Santurce, Sestao, San Sebastián y Villava.
La actividad continua, aún más intensa, cuando en 1936 se desencadena la guerra civil en España con todos los dramas que trae consigo. En esa época hace su primer viaje a Roma, acompañada de la fidelísima Pilar de Arratia, para dar comienzo, también allí, a un trabajo generoso entre los pobres de la periferia romana, en la via Casilina.
Desde allí tiene que defenderse ante el Santo Oficio de acusaciones y difamaciones sobre su persona y sobre la Congregación recién nacida. Pilar es un ángel defensor, su confidente y su mejor apoyo en este momento entre los más duros de su vida.
Estando en Roma, estalla la segunda guerra mundial, entre las bombas y las amenazas de los alemanes, con las Hermanas acoge niños, esconde prófugos sin miramientos ideológicos, cura los heridos de los bombardeos, da de comer a millares de obreros y necesitados en mesas improvisadas, consuela a todos.
La actividad caritativa en Roma adquirió cotas difícilmente creíbles. Otra vez comida milagrosa en cantidades industriales para los pobres, la gente que acude a millares a escudarse con el cuerpo de la Madre cuando la alarma amenaza bombardeos y esta mujer española que saca aguja e hilo y un cubo de agua limpia y lava vísceras, cose heridas, recompone cuerpos mutilados, promete con energía supervivencia y recuperación.
En agosto de 1944 muere Pilar, dejando un vacío enorme en su vida. Una vez superado este duro momento, reanuda las actividades, los viajes, las nuevas iniciativas. La posguerra es dura, tanto en Italia como en España; muchas son las heridas por curar y ella trabaja, anima, y organiza con un ritmo incansable. Para el Año Santo de 1950 está ultimada la casa generalicia de Roma para acoger a los peregrinos del mismo año y de los sucesivos. Van naciendo una tras otra, nuevas fundaciones en Italia: Todi, Gubbio, Pavia, Genova, Vazzola, Borsea, Francenigo, Perugia, Rieti, Colfosco, Fratta Todina.
El 24 de febrero de 1951 anota de nuevo: “El Buen Jesús me ha dicho… que ha llegado el momento de realizar la fundación de la Congregación de los Hijos de sus Amor Misericordioso, y que el primero de estos será Alfredo di Penta” Tras el consabido susto del principio, Alfredo aceptó con ilusión los planes del Señor. A edad avanzada tuvo que ir a estudiar al seminario de Viterbo, y a pesar de que no fue fácil unos años más tarde el Santuario de Collevalenza albergó su primera Misa cantada.
El 15 de agosto de 1951 en la capilla de las Hermanas en Roma hacían sus primeros votos los primeros tres Hijos del Amor Misericordioso. Y tres días después, el 18 de agosto, se establece con ellos y algunas Hermanas en Collevalenza, un pueblecito de la Umbria italiana.
Era un pueblo que no llegaba a los mil habitantes, la mayoría diseminados en caseríos, famoso en la comarca por un bosquecillo de robles "Roccolo", donde los cazadores se hartaban de coger pájaros con sus redes. Ahí le dio Jesús la primera explicación: “Esperanza, transformaremos este “roccolo” en lugar de captación de almas. Llegarán a venir a bandadas, más numerosas que estos pajarillos. Aquí tienen que aprender a conocerme mejor”
Collevalenza es el lugar donde Madre Esperanza transcurre los últimos treinta años de su vida, alternando, en los primeros tiempos, los trabajos del Santuario y edificios anexos, con frecuentes viajes a las comunidades que van creciendo. En este momento cumbre de su vida dice de sí misma que se siente como una flauta que difunde la melodía de la misericordia, como un paño de lágrimas, o como la portera del Buen Dios que abre los brazos a todos para acercarlos a su corazón de Padre.
Nunca quería ser la protagonista. Siempre se consideraba un mero instrumento del Señor, y jamás se atribuía las maravillas que por su medio Dios operaba. Era Jesús el autor, el protagonista de Collevalenza; ella un simple instrumento en las manos de la Providencia.
La Madre Esperanza te recibía con la nobleza de una hidalga española- escribe un italiano- siempre de pie, apoyada un poco con una mano al borde de la mesa, ya que la salud no colaboraba; te escuchaba atentamente, te miraba con aquella mirada suya penetrante, te levantaba el ánimo, te encomendaba rezar al Amor Misericordioso, prometiendo hacer ella lo mismo. Y lo hacía. A veces gran parte de la noche la dedicaba a orar ante el crucifijo por cada uno de los que habían pasado ese día a hablar con ella.
En la misma fundación falleció el 8 de febrero de 1983, y en la cripta del Santuario del Amor Misericordioso descansan desde entonces sus restos mortales. Fue beatificada la mañana del 31 de mayo de 2014.
fuente: Congregación
Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, te damos gracias porque, por medio de la vida y la palabra de la Madre Esperanza de Jesús, nos llamas a tu Amor Misericordioso. Danos su misma confianza en tu amor paternal y, si está en tus designios darle la gloria que brindas a quien es fiel a tu Espíritu, y revela al mundo la bondad de Jesús, por su intercesión, concédenos la gracia [pedir la gracia que se necesita].
Te la pedimos confiando en la ayuda de María, Medianera de aquella misericordia que queremos cantar eternamente. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
[Con aprobación eclesiástica]
___________________
Santo(s) del día
Santa Josefina Bakhita
San Jerónimo Emiliani
San Jean de Matha
Mártires monasterio de San Dio
San Nicecio de Besançon
San Jovencio de Pavia
Santa Cointa de Alejandría
San Esteban de Muret
San Iacuto de Bretaña
San Honorato de Milán
Beata Josefina Gabriela Bonino
Beata María Esperanza de Jesús
Beato Pedro Igneo
San Pablo de Verdún
Santa Elfleda de Whitby
Beato Isaías Boner
San Mengoldo
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domingo 08 Febrero 2015
Beata María Esperanza de JesUS
ús
Beata María Esperanza de Jesús, virgen y fundadora
En Collevalenza, en la provincia de Perugia, Italia, beata María Esperanza de Jesús (Alhama Valera), virgen, fundadora de las congregaciones de las Esclavas del Amor Misericordioso y de los Hijos del Amor Misericordioso.
María Josefa Alhama Valera, fue la primera de nueve hijos, nació en Santomera (Murcia , España) el 29 de septiembre 1893. Su padre era agricultor y su madre ama de casa. La familia era tan pobre que los padres dieron el consentimiento para que María Josefa fuera a vivir con el párroco de su pueblo y con las dos religiosas que le acompañaban. Esto le ayudó a aprender las tareas del hogar y a estudiar sin tener que ir a ninguna escuela.
En plena juventud va madurando en ella el deseo de dedicar toda su vida a su amigo Jesús y a la gente pobre y necesitada que ella bien conocía. Ansiosa de descubrir la voluntad de Dios sobre su vida, se acerca a los lugares del sufrimiento humano, pero el discernimiento no es fácil. Le hubiera gustado atender a los enfermos, pero en un hospital, al sorprenderse del poco interés de la religiosa que la acompañaba ante un moribundo, esta le expresó: “Tranquila, que pronto se te endurecerá el corazón a ti también”, a lo que la buena Josefa replicó: “Antes de que se me endurezca el corazón prefiero marcharme”, y se fue.
A la edad de veintiún años se decide a dar el paso: consagrarse a Dios en la vida religiosa. Entra en Villena (Alicante) en el último y pobre convento de las Hijas del Calvario, ya en vías de extinción. Es aquí donde recibe, al hacer su profesión religiosa, el nombre de Esperanza. Las Hijas del Calvario se fusionan, al poco tiempo, con el Instituto de las Misioneras Claretianas dedicado a la enseñanza. También Esperanza entra a formar parte de este Instituto, donde hace su profesión perpetua.
Años más tarde fue enviada al convento de Vélez Rubio, dedicándose a la enseñanza de niños. Un año después fue trasladada a Madrid, donde residió con los Padres Claretianos. En 1930, Madre Esperanza fundó la Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso en la capital española, una congregación que acogía a pobres y niños.
La noche de Navidad de 1930, en un minúsculo piso de la calle de Velázquez, en Madrid, con el apoyo económico de la condesa de Fuensalida, y la asistencia espiritual del sacerdote Esteban Ecay, Madre Esperanza de Jesús puede emitir sus votos con unas pocas Hermanas que la han seguido en la naciente Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso. Pobres como Jesús en Belén, comen sopa de berzas, duermen en el suelo, apoyando la cabeza en el único colchón que tienen … y desbordan alegría y entusiasmo.
Los niños serán los primeros beneficiarios y también los pobres, los ancianos y los sacerdotes. Y sin embargo, la incomprensión, la oposición y la persecución seguirán acechando. Seguirá el rosario de pruebas que marcan la especial presencia de Dios en las almas realmente grandes. El Obispo de Madrid, niega su bendición y aprobación y ordena y manda que nadie la ayude y colabore con ella. No teniendo permiso para tener el Santísimo en la capilla, durante 30 años, niñas y religiosas desfilaban cada mañana hasta la parroquia más próxima.
Con gran espíritu creativo y una incansable actividad, ayudada por la Providencia y por las mediaciones humanas, entre las que cabe destacar a su gran benefactora y amiga del alma Mª Pilar de Arratia, abre en poco tiempo en España 12 casas para niños pobres y necesitados, para ancianos y para enfermos que son atendidos incluso a domicilio. Se trata de las comunidades de Madrid, Alfaro, Bilbao, Larrondo, Colloto, Hecho, Ochandiano, Menagarai, Santurce, Sestao, San Sebastián y Villava.
La actividad continua, aún más intensa, cuando en 1936 se desencadena la guerra civil en España con todos los dramas que trae consigo. En esa época hace su primer viaje a Roma, acompañada de la fidelísima Pilar de Arratia, para dar comienzo, también allí, a un trabajo generoso entre los pobres de la periferia romana, en la via Casilina.
Desde allí tiene que defenderse ante el Santo Oficio de acusaciones y difamaciones sobre su persona y sobre la Congregación recién nacida. Pilar es un ángel defensor, su confidente y su mejor apoyo en este momento entre los más duros de su vida.
Estando en Roma, estalla la segunda guerra mundial, entre las bombas y las amenazas de los alemanes, con las Hermanas acoge niños, esconde prófugos sin miramientos ideológicos, cura los heridos de los bombardeos, da de comer a millares de obreros y necesitados en mesas improvisadas, consuela a todos.
La actividad caritativa en Roma adquirió cotas difícilmente creíbles. Otra vez comida milagrosa en cantidades industriales para los pobres, la gente que acude a millares a escudarse con el cuerpo de la Madre cuando la alarma amenaza bombardeos y esta mujer española que saca aguja e hilo y un cubo de agua limpia y lava vísceras, cose heridas, recompone cuerpos mutilados, promete con energía supervivencia y recuperación.
En agosto de 1944 muere Pilar, dejando un vacío enorme en su vida. Una vez superado este duro momento, reanuda las actividades, los viajes, las nuevas iniciativas. La posguerra es dura, tanto en Italia como en España; muchas son las heridas por curar y ella trabaja, anima, y organiza con un ritmo incansable. Para el Año Santo de 1950 está ultimada la casa generalicia de Roma para acoger a los peregrinos del mismo año y de los sucesivos. Van naciendo una tras otra, nuevas fundaciones en Italia: Todi, Gubbio, Pavia, Genova, Vazzola, Borsea, Francenigo, Perugia, Rieti, Colfosco, Fratta Todina.
El 24 de febrero de 1951 anota de nuevo: “El Buen Jesús me ha dicho… que ha llegado el momento de realizar la fundación de la Congregación de los Hijos de sus Amor Misericordioso, y que el primero de estos será Alfredo di Penta” Tras el consabido susto del principio, Alfredo aceptó con ilusión los planes del Señor. A edad avanzada tuvo que ir a estudiar al seminario de Viterbo, y a pesar de que no fue fácil unos años más tarde el Santuario de Collevalenza albergó su primera Misa cantada.
El 15 de agosto de 1951 en la capilla de las Hermanas en Roma hacían sus primeros votos los primeros tres Hijos del Amor Misericordioso. Y tres días después, el 18 de agosto, se establece con ellos y algunas Hermanas en Collevalenza, un pueblecito de la Umbria italiana.
Era un pueblo que no llegaba a los mil habitantes, la mayoría diseminados en caseríos, famoso en la comarca por un bosquecillo de robles "Roccolo", donde los cazadores se hartaban de coger pájaros con sus redes. Ahí le dio Jesús la primera explicación: “Esperanza, transformaremos este “roccolo” en lugar de captación de almas. Llegarán a venir a bandadas, más numerosas que estos pajarillos. Aquí tienen que aprender a conocerme mejor”
Collevalenza es el lugar donde Madre Esperanza transcurre los últimos treinta años de su vida, alternando, en los primeros tiempos, los trabajos del Santuario y edificios anexos, con frecuentes viajes a las comunidades que van creciendo. En este momento cumbre de su vida dice de sí misma que se siente como una flauta que difunde la melodía de la misericordia, como un paño de lágrimas, o como la portera del Buen Dios que abre los brazos a todos para acercarlos a su corazón de Padre.
Nunca quería ser la protagonista. Siempre se consideraba un mero instrumento del Señor, y jamás se atribuía las maravillas que por su medio Dios operaba. Era Jesús el autor, el protagonista de Collevalenza; ella un simple instrumento en las manos de la Providencia.
La Madre Esperanza te recibía con la nobleza de una hidalga española- escribe un italiano- siempre de pie, apoyada un poco con una mano al borde de la mesa, ya que la salud no colaboraba; te escuchaba atentamente, te miraba con aquella mirada suya penetrante, te levantaba el ánimo, te encomendaba rezar al Amor Misericordioso, prometiendo hacer ella lo mismo. Y lo hacía. A veces gran parte de la noche la dedicaba a orar ante el crucifijo por cada uno de los que habían pasado ese día a hablar con ella.
En la misma fundación falleció el 8 de febrero de 1983, y en la cripta del Santuario del Amor Misericordioso descansan desde entonces sus restos mortales. Fue beatificada la mañana del 31 de mayo de 2014.
fuente: Congregación
Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, te damos gracias porque, por medio de la vida y la palabra de la Madre Esperanza de Jesús, nos llamas a tu Amor Misericordioso. Danos su misma confianza en tu amor paternal y, si está en tus designios darle la gloria que brindas a quien es fiel a tu Espíritu, y revela al mundo la bondad de Jesús, por su intercesión, concédenos la gracia [pedir la gracia que se necesita].
Te la pedimos confiando en la ayuda de María, Medianera de aquella misericordia que queremos cantar eternamente. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
[Con aprobación eclesiástica]
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Santo(s) del día
Santa Josefina Bakhita
San Jerónimo Emiliani
San Jean de Matha
Mártires monasterio de San Dio
San Nicecio de Besançon
San Jovencio de Pavia
Santa Cointa de Alejandría
San Esteban de Muret
San Iacuto de Bretaña
San Honorato de Milán
Beata Josefina Gabriela Bonino
Beata María Esperanza de Jesús
Beato Pedro Igneo
San Pablo de Verdún
Santa Elfleda de Whitby
Beato Isaías Boner
San Mengoldo
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8 FEBRERO __Evangelio según San Marcos 1,29-39.
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domingo 08 Febrero 2015
Quinto Domingo del tiempo ordinario
Evangelio según San Marcos 1,29-39.
Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados,
y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros,
y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".
El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 176, 4
«Jesús la tomó de la mano y la hizo levantar»
El Apóstol Pablo dice: «He alcanzado misericordia (…) a fin de que Jesucristo mostrara en mí toda su longanimidad, para instrucción de quienes han de creer en él para la vida eterna» (1Tm 1,16). Cristo que iba a conceder el perdón a los pecadores, incluso a sus enemigos, que se convirtieron a él, comenzó eligiéndome a mí, el enemigo más sañudo, para que una vez sanado yo, nadie pierda la esperanza para los demás.
Esto es lo que hacen los médicos: cuando llegan a un lugar en que nadie los conoce, eligen primero para curar casos desesperados; de esta forma, a la vez que ejercen en ellos la misericordia, hacen publicidad de su ciencia, para que unos a otros se digan en aquel lugar: «Vete a tal médico; ten confianza, que te sanará. (…)También yo he conocido una situación parecida; lo que tu padeces también lo padecí yo». De modo semejante dice Pablo a todo enfermo que está a punto de perder la esperanza: «Quien me curó a mí, me envió a ti, diciéndome: Acércate a aquella persona sin esperanza y cuéntale lo que tuviste, lo que curé en ti. (…) Grítalo a los desesperados: Es palabra fiel y digna de todo crédito que Jesucristo vino al mundo a salvar a los pecadores (1Tm 1,15). ¿Por qué teméis? ¿Por qué os asustáis? El primero de los cuales soy yo. Yo, yo que os hablo; yo sano, a vosotros enfermos; yo, que estoy en pie, a vosotros caídos; yo ya seguro, a vosotros sin esperanza». (…)
No perdáis, pues, la esperanza. Estáis enfermos, acercaos a él y recibid la curación; estáis ciegos, acercaos a él y sed iluminados. (…) Decid todos: “Venid, adorémosle, postrémonos ante él y lloremos en presencia del Señor, que nos hizo” (Sal 94,6 Vulgata).
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domingo 08 Febrero 2015
Quinto Domingo del tiempo ordinario
Evangelio según San Marcos 1,29-39.
Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados,
y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros,
y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".
El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 176, 4
«Jesús la tomó de la mano y la hizo levantar»
El Apóstol Pablo dice: «He alcanzado misericordia (…) a fin de que Jesucristo mostrara en mí toda su longanimidad, para instrucción de quienes han de creer en él para la vida eterna» (1Tm 1,16). Cristo que iba a conceder el perdón a los pecadores, incluso a sus enemigos, que se convirtieron a él, comenzó eligiéndome a mí, el enemigo más sañudo, para que una vez sanado yo, nadie pierda la esperanza para los demás.
Esto es lo que hacen los médicos: cuando llegan a un lugar en que nadie los conoce, eligen primero para curar casos desesperados; de esta forma, a la vez que ejercen en ellos la misericordia, hacen publicidad de su ciencia, para que unos a otros se digan en aquel lugar: «Vete a tal médico; ten confianza, que te sanará. (…)También yo he conocido una situación parecida; lo que tu padeces también lo padecí yo». De modo semejante dice Pablo a todo enfermo que está a punto de perder la esperanza: «Quien me curó a mí, me envió a ti, diciéndome: Acércate a aquella persona sin esperanza y cuéntale lo que tuviste, lo que curé en ti. (…) Grítalo a los desesperados: Es palabra fiel y digna de todo crédito que Jesucristo vino al mundo a salvar a los pecadores (1Tm 1,15). ¿Por qué teméis? ¿Por qué os asustáis? El primero de los cuales soy yo. Yo, yo que os hablo; yo sano, a vosotros enfermos; yo, que estoy en pie, a vosotros caídos; yo ya seguro, a vosotros sin esperanza». (…)
No perdáis, pues, la esperanza. Estáis enfermos, acercaos a él y recibid la curación; estáis ciegos, acercaos a él y sed iluminados. (…) Decid todos: “Venid, adorémosle, postrémonos ante él y lloremos en presencia del Señor, que nos hizo” (Sal 94,6 Vulgata).
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07 Febrero___Beata Rosalía Rendu
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sábado 07 Febrero 2015
Beata Rosalía Rendu, virgen
En París, en Francia, beata Rosalia (Juana María) Rendu, virgen de las Hijas de la Caridad, que trabajó incansablemente en una vivienda de los suburbios más humildes de la ciudad, dispuesta como refugio para necesitados, visitando, además, a los pobres en sus casas. En tiempo de luchas civiles trabajó a favor de la paz, y convenció a muchos jóvenes y a ricos para que se dedicasen a obras de caridad.
Juana María Rendu (Sor Rosalía), hija de Antonio Rendu y de María Ana Laracine, nació el 9 de septembre de 1786 en Confort, región de Lancrans, Departemento de l'Ain, Francia.
La beata Rosalía Rendu fue el centro de un movimiento de caridad que caracterizó París y toda Francia durante la primera mitad del siglo XIX donde no existía la asistencia social pública. El 25 de mayo de 1802 Sor Rosalía entró en el Seminario (noviciado) en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en París.
A la salida del Seminario (final de la primera etapa de formación) fue enviada al barrio de Mouffetard, uno de los más pobres de París, donde sirvió a los pobres durante 53 años. Allí hizo de enfermera, de juez de paz, de catequista de los niños de la calle e incluso, aún a riesgo de su vida, se interpuso entre los revolucionarios cuando querían fusilar a un militar que se había acogido en su casa: «¡Aquí no se mata!»
Sor Rosalía fue la «madre buena de todos» sin distinción de religión, de ideas políticas ni de condición social. Con una mano recibía de los ricos y con la otra daba a los pobres.
A los ricos Sor Rosalía les procuraba la alegría de hacer el bien. A menudo podía verse en el recibidor de la casa a obispos, sacerdotes y hombres de Estado y de la cultura, como Donoso Cortés, embajador de España y hasta el emperador Napoleón III con su cónyuge, así como estudiantes de derecho, de medicina, alumnos del politécnico, que iban a buscar información, recomendaciones o a pedir consejo sobre a qué puerta ir a llamar antes de hacer una buena obra. Entre ellos el beato Federico Ozanam, cofundador de las “Conferencias de San Vicente de Paúl” y el venerable Juan León Le Prévost, futuro fundador de los Religiosos de San Vicente de Paúl, que buscaban consejo para poner en marcha sus proyectos.
Todos los días, en todo tiempo, Sor Rosalía recorre las calles y callejuelas que suben hasta el Panteón, la vertiente sur de la Montaña Santa Genoveva: rue Mouffetard, Passage des Patriarches, rue de l’Epée de Bois, rue du Pot de Fer... Con su rosario en la mano y su pesado cesto en el brazo, apresura el paso, porque sabe que la esperan. Como la religiosa en el claustro, Sor Rosalía camina con Dios: le habla de esta familia con dificultades porque el padre no tiene trabajo, de ese anciano que corre el riesgo de morir solo en una buhardilla. En su tumba, en el Cementerio de Montparnasse, hay siempre flores de personas agradecidas y en la lápida está escrito, "A Sor Rosalía de sus amigos los ricos y los pobres".
Introducción de la biografía/panegírico de la beata en el sitio de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, donde se hallará la versión extensa del escrito.
fuente: Congregación
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Santo(s) del día
Santo Tobías A.T.
Beato Pío IX
San Ricardo Wyche
Beata Rosalía Rendu
San Gil María De San José
Santa Eugenia Smet
Beato Jacobo Salès
San Juan de Triora Lantrua
Beata María de la Providencia Smet
Beata Ana María Adorni
Beato Anselmo Polanco
Beato Adalberto Nierychlewski
Beato Pedro Verhun
San Moisés de los sarracenos
San Máximo de Nola
Santa Juliana de Florencia
San Ricardo de Luca
San Lorenzo de Siponte
San Lucas de Soterión
Beato Ricerio de Mucia
Beato Antonio de Stroncone
San Partenio de Lampsaco
Beato Tomás Sherwood
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sábado 07 Febrero 2015
Beata Rosalía Rendu, virgen
En París, en Francia, beata Rosalia (Juana María) Rendu, virgen de las Hijas de la Caridad, que trabajó incansablemente en una vivienda de los suburbios más humildes de la ciudad, dispuesta como refugio para necesitados, visitando, además, a los pobres en sus casas. En tiempo de luchas civiles trabajó a favor de la paz, y convenció a muchos jóvenes y a ricos para que se dedicasen a obras de caridad.
Juana María Rendu (Sor Rosalía), hija de Antonio Rendu y de María Ana Laracine, nació el 9 de septembre de 1786 en Confort, región de Lancrans, Departemento de l'Ain, Francia.
La beata Rosalía Rendu fue el centro de un movimiento de caridad que caracterizó París y toda Francia durante la primera mitad del siglo XIX donde no existía la asistencia social pública. El 25 de mayo de 1802 Sor Rosalía entró en el Seminario (noviciado) en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en París.
A la salida del Seminario (final de la primera etapa de formación) fue enviada al barrio de Mouffetard, uno de los más pobres de París, donde sirvió a los pobres durante 53 años. Allí hizo de enfermera, de juez de paz, de catequista de los niños de la calle e incluso, aún a riesgo de su vida, se interpuso entre los revolucionarios cuando querían fusilar a un militar que se había acogido en su casa: «¡Aquí no se mata!»
Sor Rosalía fue la «madre buena de todos» sin distinción de religión, de ideas políticas ni de condición social. Con una mano recibía de los ricos y con la otra daba a los pobres.
A los ricos Sor Rosalía les procuraba la alegría de hacer el bien. A menudo podía verse en el recibidor de la casa a obispos, sacerdotes y hombres de Estado y de la cultura, como Donoso Cortés, embajador de España y hasta el emperador Napoleón III con su cónyuge, así como estudiantes de derecho, de medicina, alumnos del politécnico, que iban a buscar información, recomendaciones o a pedir consejo sobre a qué puerta ir a llamar antes de hacer una buena obra. Entre ellos el beato Federico Ozanam, cofundador de las “Conferencias de San Vicente de Paúl” y el venerable Juan León Le Prévost, futuro fundador de los Religiosos de San Vicente de Paúl, que buscaban consejo para poner en marcha sus proyectos.
Todos los días, en todo tiempo, Sor Rosalía recorre las calles y callejuelas que suben hasta el Panteón, la vertiente sur de la Montaña Santa Genoveva: rue Mouffetard, Passage des Patriarches, rue de l’Epée de Bois, rue du Pot de Fer... Con su rosario en la mano y su pesado cesto en el brazo, apresura el paso, porque sabe que la esperan. Como la religiosa en el claustro, Sor Rosalía camina con Dios: le habla de esta familia con dificultades porque el padre no tiene trabajo, de ese anciano que corre el riesgo de morir solo en una buhardilla. En su tumba, en el Cementerio de Montparnasse, hay siempre flores de personas agradecidas y en la lápida está escrito, "A Sor Rosalía de sus amigos los ricos y los pobres".
Introducción de la biografía/panegírico de la beata en el sitio de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, donde se hallará la versión extensa del escrito.
fuente: Congregación
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Santo(s) del día
Santo Tobías A.T.
Beato Pío IX
San Ricardo Wyche
Beata Rosalía Rendu
San Gil María De San José
Santa Eugenia Smet
Beato Jacobo Salès
San Juan de Triora Lantrua
Beata María de la Providencia Smet
Beata Ana María Adorni
Beato Anselmo Polanco
Beato Adalberto Nierychlewski
Beato Pedro Verhun
San Moisés de los sarracenos
San Máximo de Nola
Santa Juliana de Florencia
San Ricardo de Luca
San Lorenzo de Siponte
San Lucas de Soterión
Beato Ricerio de Mucia
Beato Antonio de Stroncone
San Partenio de Lampsaco
Beato Tomás Sherwood
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